El 2018 podría pasar a la historia como el año del feminismo, considerando la ola de tomas y manifestaciones encabezadas por jóvenes universitarias y estudiantes secundarias contra diversas expresiones de discriminación, acoso y violencia contra las mujeres. La multitudinaria marcha efectuada el pasado miércoles 25 de julio, forma parte de este fenómeno, aunque se distingue de las demás movilizaciones por reivindicar explícitamente el aborto libre, no limitado a tres causales, y -dada esta demanda-, por haberse convertido en la primera manifestación atacada por grupos extremistas, opuestos a los derechos de la mujer.

Para reflexionar en torno a estos aspectos, y revisar opiniones que ligan el pasado y el presente de la historia social del país, conversamos con dos sobrevivientes de centros secretos de secuestro, tortura y exterminio que operaron durante la dictadura cívico-militar.

Para la médica feminista Maritza Matamala, ex prisionera de Villa Grimaldi, la marcha tuvo un carácter histórico, especialmente por su masividad. “Con anterioridad habíamos efectuado manifestaciones por el aborto libre con cien o doscientas personas, nunca con tanta concurrencia como en esta ocasión y con tanta presencia juvenil. Son las jóvenes y las adolescentes las que luchan por sus derechos. Nosotras las de más edad estamos adhiriendo a una problemática que es de las mujeres en edad fértil”, indicó.

Para Matamala la marcha demostró que la gente que participó nunca estuvo por limitar el aborto a tres causales, pues quedó en evidencia un cambio cultural que el gobierno anterior (el de Michelle Bachelet) no tomó en cuenta. Agregó que “si hubiesen querido ponerse a tono con los países que tienen más libertades y respeto por los derechos de las mujeres, se hubiesen apoyado en el movimiento social y podrían haber avanzado mucho más”.

Maritza Matamala (recuadro) y Beatriz Batazsew (con megáfono)

Expresó finalmente que no debieron “haber dejado abierta la posibilidad que surgiera la objeción de conciencia, que en realidad debiera llamarse ‘obstrucción de conciencia’ en tanto es una estrategia política para impedir que las mujeres tengan acceso incluso al aborto por tres causales”.

Por su parte la sicóloga Beatriz Batazsew, quien estuvo secuestrada por la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) en el recinto denominado ‘Venda Sexy’ e integra la Coordinadora 8 de Marzo, destacó la masividad de la marcha y el hecho que la demanda del aborto libre esté siendo levantada por otros movimientos sociales. “El aborto libre no es solo una demanda de las feministas sino que se integra como demanda en la lucha de otros movimientos sociales. Un principio fundamental en derechos humanos es el respeto a la autonomía de las personas y desde este punto de vista el aborto es un derecho humano para las mujeres”.

“Nosotras incluímos el aborto en un contexto aún más amplio como es la lucha contra la precarización de la vida de las mujeres y en este caso aquellas que más sufren y pueden morir por abortos clandestinos son las mujeres más pobres” manifestó Beatríz.

No tener miedo y seguir movilizándose

La marcha transcurrió durante todo su trayecto en forma pacífica y alegre. Sin embargo al finalizar fue objeto de ataques de encapuchados, producto de lo cual tres mujeres resultaron heridas con objetos cortantes. Pero también, en el trayecto, las manifestantes debieron transitar por un tramo de la calzada bañada en pintura roja, simulando sangre y con vísceras de animales diseminadas en el suelo. De estas últimas acciones se responsabilizó un grupo neo fascista denominado Movimiento Social Patriótico, que ha causado cierto impacto mediático con sus actos de terrorismo simbólico colgando muñecos en puentes sobre el río Mapocho a imitación de las acciones del cártel de Juárez.

Para Matamala resulta sospechoso que con la cantidad de policías que vigilaban la marcha los neo fascistas pudieran instalar barricadas de fuego, desplegar lienzos y lanzar la pintura y las vísceras. “En qué momento ese Movimiento pudo hacer todo esto y la policía no hizo nada. Pareciera que contaron con la anuencia de la policía que debería resguardar la seguridad de los movimientos sociales”.

Añadió que “en muchos países están apareciendo estos grupos que agreden a las que ellos llaman aborteras o asesinas, y esperamos que los gobiernos pongan freno a esto. Lo que ocurrió en esta marcha aparece como una complicidad de la policía con estos grupos o al menos una actitud negligente. Los Estados tienen el deber de proteger a las personas que ejercen derechos. Sabemos que estas agresiones tienen el fin de amedrentarnos, que las chicas tengan miedo a salir a la calle. Nosotras estamos llamando a no tener temor y a seguir haciendo pública nuestra demanda y exigencia de aborto libre. No nos amedrentarán”.

Por su parte Bataszew señaló que las organizaciones feministas están evaluando la violencia verificada en la marcha y otras agresiones que se han dado en otros contextos. “Estamos discutiendo qué medidas de seguridad tomaremos y de autodefensa. No nos vamos a dejar desmovilizar y ya estamos convocando para el 8 de agosto a una manifestación frente a la embajada de Argentina a reaccionar frente a lo que resuelva el Senado trasandino ante la demanda del aborto libre de las mujeres argentinas”.