Durante dos jornadas, el Colectivo Catrileo+Carrión realizó conversatorios en el Parque por la Paz Villa Grimaldi, junto a la intervención en el sitio con dos lienzos, como parte de las activaciones de la exposición ‘Complejo Forestal y Maderero Panguipulli: Memorias de organización popular y resistencia’, y que buscaron, según los organizadores, “torcer la consigna ‘Neltume señala el camino’, para preguntarse qué implica citar este episodio, este territorio, y estas historias”.

Agregan que estas dos jornadas “son fundamentales para nuestro trabajo, ya que no entendemos nuestra práctica artística como solo ocupada de la representación y de la estética, sino que la entendemos como un espacio de diálogo y ‘nütram’ o conversación afectiva, donde proponemos nudos, ejes o procedimientos para excitar la imaginación política, y en este caso para pensar en la historia política de Neltume, desde un lugar diferente”.

Explican que este trabajo se relaciona con “un trabajo de investigación .iniciado desde el 2015- a partir del cerro aserrín que se encuentra en Neltume. Este aserrín para nosotros implica no solo el resto de una labor productiva, sino que es lo que queda del bosque nativo, y en ese sentido, podemos aseverar que hay pedazos de árboles centenarios e incluso milenarios pulverizados en ese cerro de aserrín”.

Añaden que “este acercamiento al aserrín está también apoyado de una cercana colaboración que hemos desarrollado con el Centro Cultural Museo y Memoria de Neltume, quienes nos han facilitado algunos materiales de archivo fotográfico que han sido cruciales para el trabajo que hemos desarrollado. Esta colaboración se concretó en la primera exposición que realizamos, ‘Prolegómenos para una geología política de Neltume’ (2016), en la Galería Metropolitana donde trajimos ochenta y cuatro sacos de aserrín desde el cerro para construir una intervención junto a material de archivo y otros elementos”.

Posteriormente, durante abril del 2016 hasta mayo del 2017 realizaron un proceso de residencia de investigación y creación junto a Londres 38, que resultó en la intervención ‘Neltume señala el camino’ (2016-2017). Luego se embarcaron en un proyecto para devolver el aserrín a Neltume, denominado ‘Procedimientos para una política del retorno’ (2017-2018), expuesto en Concepción y en Temuco, y finalmente cerrando con la devolución del aserrín en mayo 2018.

Señalan que a partir de estos antecedentes se realizó la intervención en Villa Grimaldi ‘Neltime kimelrvpvkey tati’ (2018), así como los dos conversatorios realizados junto al Diplomado en Violencia Política, Memoria y Producción Cultural en América Latina del CECLA de la Universidad de Chile, así como con el proyecto MapsUrbe. Indican que “así como el aserrín en Neltume pudo ser testigo de los procesos políticos y sociales de la localidad, los árboles de Villa Grimaldi, los ‘peuhuenes’, que han estado desde antes ahí también han sido testigos del horror que se vivió en Villa Grimaldi”.

Conversatorios en Villa Grimaldi

Explican los integrantes del colectivo que “en ambas jornadas de trabajo pudimos desarrollar reflexiones intensas. La participación y asistencia fue bastante buena, lo que nos tiene muy contentos pues en estas actividades si bien nosotros proponemos y armamos las dinámicas, también nos involucramos en un proceso de experimentación que nos resulta muy rico para ensayar nuestras ideas y nuestro trabajo”.

“En la primera jornada pudimos reflexionar sobre la memoria a partir del aserrín, como una forma de mirar la historia a través de otro prisma, para poder leer la violencia política como una violencia que también está relacionada con procesos históricos como la colonización y la chilenización. En la segunda jornada pudimos profundizar en esta perspectiva desde la experiencia mapuche de la represión en dictadura así como la violencia racial y patriarcal que el estado chileno como estado colonial ha ejercido contra hermanos y hermanas”, agregan.

Sobre el trabajo en un sitio de memoria como Villa Grimaldi, explican que “para nosotros es fundamental tomarse los espacios construyendo un vínculo crítico con las instituciones que nos permita autonomía en nuestro actuar. En ese sentido en Villa Grimaldi han tenido la apertura para comprender nuestros planteamientos que en muchas instancias arrojan preguntas e interrogantes a ciertas prácticas y discursos de la memoria”.

Explican finalmente que “trabajar con un sitio de memoria requiere de un trabajo responsable para comprender el funcionamiento, y los discursos de un sitio de memoria. En ese sentido nos parece muy positivo que espacios como Villa Grimaldi y Londres 38, estén ensayando maneras de colaborar con personas como nosotros que vemos la memoria desde una perspectiva no-hegemónica y muy crítica del discurso oficial de la memoria, en el sentido que ha invisibilizado a muchas y muchos que también recuerdan y también tienen aprendizajes políticos, sociales y culturales en sus cuerpos”.