Los últimos días de noviembre se iniciaron en el Parque por la Paz Villa Grimaldi los trabajos de restauración y de cambio de las planchas con los datos de los detenidos desaparecidos y ejecutados en Villa Grimaldi, entre los años 1973 y 1978, en el monumento conocido como Muro de los Nombres.

Una de las personas que ha estado supervisando personalmente este trabajo, es la escultora de la Universidad de Chile, Paula Rubio, quien fue parte en 1998 del equipo que se adjudicó un concurso a través del Ministerio de Obras Públicas para realizar la obra en Villa Grimaldi.

Explica Rubio, que “ahora estamos realizando una restauración total, tanto del concreto como de las planchas mismas, que se volvieron a grabar todas, se actualizaron los nombres, son quince nombres más que había que agregar. Es decir vamos a hacer una restauración total, tanto de los fósiles -parte del diseño escultórico del muro- como de la parte de hormigón armado”.

En relación al proyecto original, Rubio explica que “lo abordamos como una especie de piedra que se abría, con estos cuerpos que existieron, que tuvieron presencia, que tuvieron encarnación, y que de alguna manera están presentes en Villa Grimaldi y que de alguna manera tienen vida”.

Consultada sobre el significado del trabajo actual, Rubio cree “que hay una dignificación, hay una vuelta a reparar simbólicamente lo que pasó acá en Villa Grimaldi, a las personas que estuvieron presas y luego desaparecieron o fueron ejecutadas. Creo que es una dignificación que es absolutamente necesaria de hacer”.

Añade que “más que el trabajo técnico que encarna esa dignificación, hay sin duda un trabajo simbólico. Está la actualización de los nombres que es lo de mayor importancia, pero pienso que es un trabajo simbólico que afecta a toda la Villa finalmente. Para mi era absolutamente necesario”.

Indica que tras la ejecución del Muro de los Nombres hay bastante anonimato, “pero para mi fue muy importante, muy simbólico también, y aquí no hay una placa de quien lo hizo, no están nuestros nombres en ninguna parte de Villa Grimaldi, porque para nosotros lo más importante es que se refleje la entrega que uno tiene hacia este lugar”.

El trabajo que se está ejecutando considera los escalones de acceso al muro, que según señala con el paso de los años y los efectos de la naturaleza se han visto dañados. Explica que son un espacio clave dentro de la obra ya que le otorgan la característica de un lugar más íntimo, más de meditación, que permitan sentarse y tener un momento muy especial.

También se trabajarán los “fósiles” que incluye el diseño, los que van a ser limpiados y vueltos a patinar, que permite sellar el aluminio, y darle una mejor visibilización. En relación a las planchas nuevas con los nombres, explica que se están trabajando paralelamente, con un grabador y usando una técnica artesanal, que ha dado muy buenos resultados.

La historia desconocida tras el Muro

En el día primer día de trabajo, cuando se desmontaron las placas, quedaron al descubierto tres placas con símbolos de meditación om, y con ellos se confirmó una leyenda que existía sobre la instalación en 1998 de estos signos. Según explica Rubio, pusimos estas tres piezas, que forman un triángulo y que no son visibles al público que visita este memorial, para apoyar “la idea de que fuera un lugar de meditación, un lugar de introspección un poco más profundo, más allá del dolor que ya representa”.

Añade que las tres piezas “estuvieron presente en varias sesiones de meditación de una escuela de yoga, antes de ser instalados en el muro”. Y señala “que ahora que los destapamos le preguntamos al equipo del Área Museo, qué les parecía esto, si los dejábamos o los retirábamos, y se decidió dejarlos”. Dice finalmente que puede que los volvamos a patinar para que queden mejor, aunque nuevamente van a quedar cubiertos por las planchas con los nombres y nadie los podrá observar.