Antonio del Rosario Araya Castillo presionado por su nieta Lilian y su hija Isabel el 23 de febrero finalmente accedió a visitar Villa Grimaldi. Tras ingresar al recinto, el anciano sorprendió a sus acompañantes al revelarles que en su juventud había trabajado en el lugar como jardinero y aseador, cuando era de propiedad de Iván Altamirano Orrego. Este personaje usaba el lugar para descansar y para organizar unas alegres fiestas que Antonio recuerda con sonrisa pícara.

No es mucho lo que don Antonio pudo identificar de aquel recinto amurallado, donde laboró hace más de 50 años atrás. Algo recuerda de la casona, el ombú, la torre y con más claridad la piscina. Sus imágenes se abren paso con dificultad por entre los olvidos que los años han sembrado en su memoria.

En 1964 Iván Altamirano vendió la propiedad a Emilio Vasallo, quien estableció en ella el restaurante “Paraiso de Villa Grimaldi”, pero Antonio Araya no tiene recuerdos de esa época. Menos aún de la historia siniestra como cuartel de la DINA, tras el golpe de 1973 y la confiscación de la propiedad a Vasallo. Es probable que esto haya influido en que muchos vecinos o trabajadores de la época hayan guardado silencio, revelando lo sabido muchas décadas después.


Lilian Vergara, la nieta, Antonio y su hija Isabel Araya