Más de un millar de peregrinos participaron en el tradicional Vía Crucis popular hacia el recinto de memoria de Villa Grimaldi. En la ocasión, se llamó a la cristianos a luchar por un nuevo proyecto de civilización, que derrote la cultura de la muerte, del lucro y la depredación medioambiental.

El evento culminó frente al antiguo acceso clausurado de Villa Grimaldi, donde se efectuó una rogativa por la paz en Siria. En este lugar, cada participante recibió una pequeña llave, como símbolo de compromiso de mantener cerrado este portón y de contribuir a clausurar otros ingresos de la muerte que permanecen abiertos.

Por casi 20 años se efectúa esta peregrinación de Viernes Santo al ex cuartel de la DINA,  protagonizada por fieles católicos y luteranos venidos desde diversas comunas de Santiago y provincias.

El evento, representa el estrecho compromiso de los cristianos populares con la lucha por la memoria y los derechos humanos y su participación protagónica en la recuperación de Villa Grimaldi. Sacerdotes, pastoras, religiosas y religiosos, junto con ex prisioneros sobrevivientes y vecinos organizados, se movilizaron y lograron que el reducto se convirtiera en el primer sitio de memoria recuperado en Latinoamérica. El portón de acceso de los prisioneros fue clausurado a perpetuidad y la llave fue entregada para su custodia al sacerdote jesuita José Aldunate, uno de los actores principales en la recuperación de lugar.

El Vía Crucis popular 2017 fue recibido por trabajadoras, trabajadores y directivos de la Corporación Villa Grimaldi. La lectura bíblica, que narra la muerte de Jesús, fue realizada en un salón de actos repleto, que escuchó con gran emoción el relato a cargo de la religiosa Karoline Mayer.  El ex prisionero Juan Vicuña, sobreviviente de Villa Grimaldi, brindó un testimonio donde señaló: «debemos mantener la memoria de la violencia del sistema, frente a la cual podemos actuar como hermanos, todos juntos y defender nuestra forma de pensar, y con las enseñanzas de Cristo saber separar justicia de venganza, no queremos odio, queremos que exista amor entre todos».

Posteriormente, los fieles se trasladaron al portón del ex cuartel «Terranova» donde reiteraron el compromiso con el «nunca más». El Vía Crucis culminó con la celebración de la resurrección, con una ronda de niños alrededor de la Plaza de la Esperanza, ubicada al centro del recinto.

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