Con la conferencia «Las memorias de ayer y hoy. Balances, transformaciones e interpretaciones de un campo en movimiento», a cargo de la destacada socióloga argentina Elizabeth Jelin, culminó el ciclo de conversatorios y charlas organizadas por la Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi, a través de su Área Museo, destinadas a difundir la labor que por 15 años ha desarrollado el Archivo Oral de la institución. 

La socióloga  inicló su conferencia afirmando que “nos relacionamos con el pasado, con las memorias colectivas o memorias sociales a través de un presente cambiante. Evocamos el pasado en función del futuro y lo hacemos  desde  presentes que cambian según distintos momentos históricos”. En los años 80 y 90  -señaló-, se hizo memoria del pasado doloroso bajo las dictaduras, en función de lograr justicia para las graves violaciones a los derechos humanos y también en función de afianzar los procesos de reconstrucción institucional. En esas décadas  el paradigma de los derechos humanos colocó en primer plano a las víctimas y la necesidad de honrarlas y de recuperar sus voces, recuperando también los lugares y estableciendo marcas de memoria en los territorios.

En ese período se instalan diversas políticas de memoria, impulsadas por movimientos sociales, pero adoptadas e institucionalizadas por el Estado. Surgen así los museos de la memoria, las medidas reparatorias, los memoriales. las conmemoraciones. 

La acción de los movimientos sociales en torno a la memoria, ha incentivado una enorme producción cultural y abierto un nuevo campo de investigación académica que se va ampliando hacia el rescate de distintas capas de memoria. Un ejemplo es lo ocurrido con los pueblos originarios cuyas memorias no se detienen en lo sucedido bajo dictadura, sino que se amplían al recuerdo de hechos ocurridos con la llegada de los españoles al continente

Otra ampliación, de carácter horizontal, resulta cuando a las demandas y luchas contra la tortura o las desapariciones forzadas bajo las dictaduras, se comienzas a sumar luchas por otros derechos humanos como el derecho a la vivienda, los derechos de la diversidad sexual o demandas de género, entre otras, todo lo cual va ampliando la noción de derechos humanos.

Lo anterior desafía a los sitios de memoria como Villa Grimaldi,  anclados en la recuperación de las memorias del pasado dictatorial, a prepararse para incorporar estas nuevas demandas y violaciones a derechos que no están datados exclusivamente bajo la dictadura. Sorteando el peligro de cristalizar y ritualizar las narrativas del pasado como si fueran únicas, mientras las demandas y violencias silenciadas empiezan a aparecer. 

En este contexto, la experiencia indica que  la transmisión de la memoria deberá tomar en cuenta que las nuevas generaciones tomarán los aspectos de la memoria que se relacionen con sus propias luchas, finalizó Jelin.