Documental «El botón de nácar» del realizador chileno Patricio Guzmán obtiene Oso de Plata al mejor guión en el Festival de Berlín. La obra filmada en la Patagonia y en locaciones como el ex cuartel de la DINA de Villa Grimaldi, aborda el exterminio de los pueblos pueblos originarios del extremo sur y la muerte y desaparición de opositores a la dictadura cívico-militar, en una original mirada sobre la historia pasada y reciente de Chile.
Un botón de nácar fue la moneda con la cual el marino inglés Robert FizRoy pagó por un adolescente yamana, a quien bautizó como JemmyButton y embarcó rumbo a Gran Bretaña, en 1830. Pretendía “occidentalizarlo” y luego devolverlo a su tierra, pero su gesto se concatenó con otros abusos y violencias posteriores, que provocaron el genocidio silencioso de los pueblos originarios del extremo sur chileno.
El otro botón, preservado en Villa Grimaldi, le permite a Guzmán establecer un nexo original entre aquel genocidio étnico y la muerte y desaparecimiento de miles de chilenos tras el golpe militar del 73. El pequeño círculo de nácar está adherido a un trozo de riel y es una muda y conmovedora prueba de que el metal fue utilizado para hundir cuerpos de detenidos desaparecidos en las profundidades del mar. La pieza fue extraída en 2004 por orden del magistrado Juan Guzmán, desde el fondo de la Bahía de Quinteros, en el marco de sus investigaciones sobre los crímenes ordenados por el dictador.
Los rieles recuperados, incluyendo la pieza con el botón adherido, fueron entregados para su custodia a la Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi, la que consiguió, en mayo de 2007, establecerlos en un recinto especial para su preservación y exhibición al público.
El agua y Marta Ugarte
En el otoño de 2012 Patricio Guzmán visitó Villa Grimaldi y filmó en distintos hitos del recinto, entre ellos el cubo de cobre que alberga los rieles entregados por el juez Guzmán. En esa ocasión confidenció que el protagonista de su próxima producción sería el agua.
“El agua tiene memoria –manifestó -, y la Patagonia es una tierra de agua. Ese es mi punto de partida, porque allá seis etnias fueron casi completamente exterminadas y todas ellas aprovechaban el agua. Fueron capaces de transformar un paisaje duro en algo lleno de vida y confort, mientras aprendían a soportar el frío después de miles de años de lenta adaptación”.
Para Guzmán la memoria del agua contiene ausencias y presencias, flotantes o dormidas en las profundidades, esperando ser descubiertas o que afloran y brindan testimonio indesmentible de lo que se pretendió ocultar. Como el cuerpo lacerado de la profesora comunista Marta Ugarte que el oleaje depositó en una playa de la V Región, en septiembre de 1976.
Para Guzmán, el cuerpo de Marta destapó una de los actos más crueles de la dictadura. “Se debió asumir que hubo detenidos-desaparecidos y que había un ejército fascista dentro del Ejército chileno, que llevó a cabo un catálogo de horrores calcado de la Alemania nazi. Marta Ugarte desvela una forma de terror que hace posible la impunidad y que ha impedido a muchas familias conocer el destino de sus seres queridos, es el horror sin freno”.
La fusión de objetos y elementos que hace Patricio Guzmán provocó impacto en el Festival de Berlin. También sus declaraciones donde denuncia prácticas censuradoras y de promoción del olvido en Chile y el continente: “La memoria en América Latina no se considera como un bien nacional, -declaró a Deutsche Welle-, como un capital. Sin memoria no hay desarrollo ni turístico, ni comercial, ni empresarial. La gente cree que es una cuestión política. Los países sin memoria no tienen energía. La sociedad civil es la única que ha trabajado por los desaparecidos. Algunos jueces, algunos periodistas, y por lo tanto, los novelistas, poetas, escritores y cineastas que hablamos de la memoria, de alguna manera estamos devolviendo los cuerpos a las familias”.
Monumento «Rieles» en Villa Grimaldi