El área Museo de Villa Grimaldi y su archivo oral suman un nuevo relato sobre la violencia estatal ocurrida durante el Estallido Social. Esta vez fue el turno de Carlos Astudillo, sobreviviente de violencia militar.
El domingo 20 de octubre de 2019, mientras se manifestaba en la Plaza de Armas de Colina, Carlos Astudillo recibió un impacto de bala efectuado por un agente militar.
En medio de una manifestación pacífica, donde habían familias, niños y niñas, comenzó el caos. Carabineros comenzó a hacer uso de sus armas disuasivas, como lacrimógenas y perdigones, para dispersar a la población. Es aquí cuando Astudillo decide tomar la ofensiva.
Enfrentándose a Carabineros a la distancia, mientras se alejaban en un retén móvil, Carlos Astudillo sintió una electricidad que le recorre las piernas y, sin escuchar siquiera ruidos, cayó al suelo y perdió la conciencia. Tras eso, despertó en una ambulancia que lo llevaba a la posta de Colina, donde le prestaron primeros auxilios y pasó por dos reanimaciones.
Impactado por armamento militar
Pedro Lavín fue quien disparó la bala que impactó a Carlos. Fueron otros militares los que reaccionaron y le prestaron primeros auxilios. “Es una dualidad, los mismos militares que me disparan, me socorrieron, todo fue en contexto de guerra”. Los colegas de Lavín le hicieron un torniquete que salvó su vida.
“Cuando una bala de guerra te impacta explota, es como una mini granada”
Estuvo gravemente en la UCI por 15 días, un mes en la UTI y terapia de rehabilitación hasta la fecha. Sin embargo, ninguna autoridad del gobierno se ha comunicado con él. “La autoridad actúa con la política del silencio: que no se sepa y que los sobrevivientes no hablen”.
A su casa llegaban funcionarios de Carabineros todos los días. “Perseguimientos, acusaciones, bloquean los medios, los utilizan en tu contra, te niegan la ayuda… En este contexto solo nos queda nosotros y nosotras mismas, organizaciones territoriales, de derechos humanos.”
Memoria histórica: Traumas de la dictadura
Cuando Astudillo es impactado, cae y pierde la conciencia, los militares que lo socorrieron comienzan a arrastrarlo hacia la gobernación. En ese momento, “el resto de las personas pensaron que estaba muerto, reaccionaron y comenzaron a atacarlos, la gente tiene en el inconsciente de que los milicos te desaparecen. La gente con su memoria histórica empezó a luchar por mi cuerpo para que no lo metieran en la gobernación”.
Tras lo vivido, Carlos no paró de luchar, pero ahora desde otra trinchera. Actualmente participa en el colectivo “Lágrimas de Sangre”, una iniciativa social que busca visibilizar los casos de violaciones a los derechos humanos ocurridos desde el 18 de octubre de 2019.
Convención Constitucional
«Creo que fue una salida institucional al conflicto, pero que nunca fue legitimado. Ningún dirigente lo firmo, solo la clase política participo, mientras afuera seguían torturando y cegando gente. Nosotros queríamos ver caer el gobierno de Piñera y el acuerdo por la paz lo salvo”.
Carlos espera que la nueva carta magna, si se aprueba, sea la manifestación y voluntad de un pueblo, no de un sector político del pueblo.