En homenaje y recuerdo de la profesora Marta Ugarte, se inauguró un nuevo hito de la Ruta de la Memoria de la V Región, iniciativa impulsada por la Mesa de Cultura, Memoria y Derechos Humanos, que integran diversas organizaciones y colectivos de derechos humanos de la región. En esta oportunidad el hito fue instalado en la playa de la localidad de Los Molles donde apareció el cuerpo de la docente comunista, tras ser arrastrado por la corriente. Su hallazgo constituyó un testimonio indesmentible del destino de muchas víctimas de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) y de la práctica brutal de lanzar sus cuerpos al mar desde aeronaves militares
El secuestro, tortura y asesinato de Ugarte, en la torre de Villa Grimaldi, en septiembre de 1976, se inscribe en la feroz ofensiva decretada por la dictadura y ejecutada por la DINA, destinada a desarticular al Partido Comunista y sofocar la resistencia que podía ampliarse ante el tratamiento de shock de la economía. En 1975 se habían integrado al régimen una serie de economistas civiles, los denominados ‘Chicago boys’ que comenzaron a imponer desde los ministerios de Hacienda y Economía, y el Banco Central un nuevo modelo económico inspirado en las enseñanzas del gurú del neoliberalismo Milton Friedman.
En 1975 la dictadura había llamado a ‘celebrar’ el primero de Mayo en el Teatro Caupolicán evento que registró escasa asistencia. Los militares atribuyeron el fenómeno a la convocatoria del cardenal Raúl Silva Henríquez a una misa en la catedral de Santiago, hecho que se constituyó en una de las primeras manifestaciones contra el régimen. El general Nicanor Díaz Estrada, ministro del Trabajo de la dictadura, denunciaba la acción de sectores disidentes que con tal restar lucimiento a los actos oficiales habían realizado “decenas de actos deportivos y hasta partidos de ajedrez…”, dando cuenta de las diversas acciones de resistencia que organizaban las células clandestinas de las organizaciones de izquierda.
Esta precaria pero creciente resistencia, motivó al régimen a intentar dar un golpe represivo demoledor enfocado hacia el Partido Comunista. Para ello, la DINA organizó una estructura operativa especial, el Grupo Delfín, dependiente de la Brigada Lautaro, encargada de la seguridad del coronel Manuel Contreras y situó la operación en un cuartel secreto en la avenida Simón Bolívar, en la comuna de La Reina, aunque también se utilizó para estos fines el recinto de Villa Grimaldi.
La ofensiva en contra de los comunistas se extendió desde fines de abril hasta el mes de diciembre de 1976, logrando desarticular dos direcciones clandestinas del partido. Uno de los hechos más dramáticos ocurrió el 29 de abril, en el cual fueron secuestrados en la vía pública el trabajador gráfico Luis Emilio Recabarren González, su esposa Nalvia Mena Alvarado, a la fecha con tres meses de embarazo, y su hermano Manuel Guillermo Recabarren. El hijo del matrimonio, Luis Emilio de dos años y medio, también secuestrado, fue abandonado en horas de la noche en las inmediaciones de la casa de sus abuelos. Al día siguiente agentes de la DINA raptaron a Manuel Segundo Recabarren, padre de Luis y Manuel. Todos los adultos secuestrados son detenidos desaparecidos, incluyendo el bebé en gestación de Nalvia.
El cuerpo mutilado de Marta Ugarte es testimonio de la ferocidad de la dictadura. Empeñada en imponer una política económica de alto costo para los trabajadores y el mundo popular, no solo para buscó descabezar a los comunistas sino aterrorizar al conjunto de la izquierda y la sociedad chilena, y de esa forma permitir la operación de los economistas civiles y la puesta en ejecución de su plan económico. La crueldad de la DINA estaba en directa relación con la radicalidad de las políticas neoliberales que comenzaron a provocar dramáticos efectos en la población.
Fotografías del acto de homenaje a Marta Ugarte en la playa de Los Molles