Iván Núñez Prieto, galardonado con el reconocimiento a la especialidad 2015 fue prisionero de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), en Villa Grimaldi. El académico regresó por primera vez al Parque por la Paz, recordó aquellos días difíciles y dio una conferencia.
Texto: Carlos antonio Vergara, fotografías Luis Fernando Arellano.
El profesor Iván Núñez Prieto llegó acompañado de su esposa y un sobrino e inició el recorrido guiado por la socia de la Corporación y sobreviviente Nubia Becker.
Apenas iniciado el recorrido recordó que el calabozo donde estuvo, en la muralla, “tenía cerámicas hasta cierta altura. Era una sala del tamaño de una sala de clases”. Señaló haber estado allí con 30 o 35 personas. A su vez, recordó la cercanía con la celda de las mujeres.
“Recuerdo que para llevarnos al baño pasábamos por el costado o el frente del calabozo de las mujeres, escuchábamos sus voces y a veces sus cantos. En el baño habían periódicos, me enteré en el baño de la muerte de (Francisco) Franco y llegué con la copucha”, expresó.
Núñez fue detenido a mediados de octubre de 1975. “Estuve cinco días solamente y recuerdo un día de lluvia. El segundo o tercer día hubo una inusual lluvia de octubre como este año”, rememoró.
Entre las imágenes que pudo captar, además de la sala de tortura donde fue sometido a la aplicación de electricidad, pudo ver “el espacio abierto donde llegaban los vehículos con carpa. Alcancé a vislumbrarlo a través de la transparencia de la venda”.
Encuentro de dos futuros premios nacionales
“Recuerdo la llegada de compañeros que venían de la tortura y la acogida del resto de los que estábamos en el calabozo y todas las prácticas destinadas a recuperar o salvar en cierto modo. Si uno creyera en las vibras, todos nosotros estábamos emitiendo vibras. Yo tuve un compañero estudiante de tercero de medicina. El hacía todo lo posible por acurrucar, acoger físicamente, pugnando para que no se fuera, para que no sufriera o para que no se lo llevaran otra vez. Era muy terrible eso”, testimonió.
“Lo más terrible era la incertidumbre. A propósito de estas incertidumbres de empresarios, yo no me las trago, porque ser sometido a esta incertidumbre cuando tu sentías que se abrían los cerrojos del calabozo, nadie sabía que podía ocurrir, si a lo mejor podía ser uno el próximo que se llevaban. Cada cierto tiempo se veía que venían los guardias, de nuevo se repetía el ruido del cerrojo y la tremenda inquietud de saber qué va a pasar, me toca a mí y si traen a alguien en qué estado llegará, era una tensión, una tortura mental, psicológica grande. Yo solamente fui sometido a una sesión de parrilla y no de las más brutales, pero esta otra dimensión no se la doy a nadie”, expresó.
En Villa Grimaldi conoció al que también sería Premio Nacional, pero de Historia, Gabriel Salazar`, con el cual relata haber conversado mucho. “Al llegar fui recibido como persona conocida, el que se supiera que esa persona era efectivamente de los nuestros y no un infiltrado. Había gente que me conocía y que yo los conocía también. Eso, en las condiciones bastante deplorables en las que llegué fue un alivio. A Gabriel Salazar no lo conocía ni siquiera de nombre, pero establecimos de inmediato una buena relación, porque teníamos varias cosas en común. Desde luego, éramos profesores de historia ambos y el paso por el viejo pedagógico”, señaló.
La solidaridad fue clave
“Me di cuenta que habíamos tenido vidas bastante paralelas sin habernos encontrado nunca. Después dictó en Tres Alamos un curso de historia de Chile y yo fui discípulo aventajado y mateo, trastornó mi visión de la historia de Chile. Tenía otra visión, él me la reemplazó”, puntualizó.
Asegura que durante su paso por Villa Grimaldi la solidaridad fue clave. “Hay algo mágico ahí, no sé, realmente mágico, no lo puedo explicar”.
Respecto al lugar hoy, convertido en Parque por la Paz, resaltó la importancia que sea recordado “como superación del horror, me parece muy acertado que se haya convertido en lo que es hoy, que sea visitado y que las nuevas generaciones sepan, pregunten y me parece muy potente que haya esta experiencia en que se asocie algo placentero, como es siempre un parque y bien diseñado, construido, desarrollado, que significa vida”, manifestó.
En su trayecto por los caminos y senderos, le vino a la memoria el rol de las mujeres de la DINA. “En las sesiones de tortura participó una mujer. Yo por la venda no pude distinguir específicamente si ella tomaba el cátodo, no sé cómo se llama ese instrumento de tortura y lo aplicaba, pero estaba en el equipo de dos o tres que estaban torturándome”, afirmó.
También constató la presencia de mujeres en la casona, allí donde se encontraban los oficiales a cargo del ex Cuartel Terranova. “En un momento que estaba esperando para que me hicieran una declaración escrita que debía firmar, estaba vendado, sentado esperando, yo movía la cabeza y entonces silenciosamente apareció detrás de mí una mujer que me dio un golpe en la cabeza y me insultó porque estaba tratando de mirar, fue humillante, además sorpresivo. Yo era del tiempo del machismo, tenía otra imagen de las mujeres y no esperaba eso”, explica.
Pedagogía de la memoria
Luego del recorrido, el Premio Nacional de Educación se dirigió al Teatro por la Vida, oportunidad en que la Secretaria General de la Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi, Teresa Izquierdo, a nombre del directorio, dijo que la actividad preparada por el Area de Educación, en el marco del Día del Profesor, pretendía rendirles un homenaje, estableciendo un nexo con nuestra historia reciente, los profesores detenidos desaparecidos y ejecutados que pasaron por Villa Grimaldi.
En ese sentido, dijo que se trabaja en la educación en derechos humanos. ”La pedagogía de la memoria es el lugar desde el cual nosotros como sitio de conciencia aportamos a este diálogo con docentes y las nuevas generaciones de estudiantes que día a día se acercan a conocer el Parque por la Paz y la historia que guarda sobre el centro clandestino”, dijo.
Respecto a la presencia del Premio Nacional de Educación 2015, Iván Núñez, la dirigenta dijo que “entre sus hitos podemos reconocer su participación en la Escuela Nacional Unificada del gobierno del Presidente Salvador Alende y una larga trayectoria como académico e investigador de las políticas educativas de nuestro país”.
Por su parte, Karen Bascuñán, encargada del Area Educación, dijo que el trabajo realizado desde la recuperación de Villa Grimaldi ha contado “con el tesón de múltiples personas, equipos, ex presos, ex presas, trabajadores de educación y de otras áreas y en la construcción de la memoria de este lugar y de nuestro país”.
En la oportunidad, Omar Sagredo, miembro del equipo presentó al público el trabajo educativo que se realiza dese hace casi 10 años de existencia, mostrando sus productos y prácticas.
Hijo de la educación pública
Posteriormente el Premio Nacional de Ciencias de la Educación 2015, Iván Núñez Prieto, presentó la conferencia “Derechos humanos y reformas educacionales de ayer y hoy, en el cual entregó un enfoque testimonial e historiográfico respecto al derecho a la educación, su instalación en el país y esfuerzos para hacerlo efectivo.
Su relato comienza a partir de 1940, cuando ingresó a la educación primaria y convivió con estudiantes de origen obrero y campesino, para continuar en el Liceo Experimental Manuel de Salas, donde tuvo como compañera de curso a una hija de suplementeros, Mireya Baltra, quien llegaría a ser ministra del Trabajo, durante el gobierno de Salvador Allende. Todo ello con referencias a la práctica pedagógica que le tocó vivir.
Luego relató su ingreso al Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile en 1950, para luego egresar y ser nombrado ayudante de investigaciones educacionales en la Superintendencia de Educación Pública a partir de 1955.
“Soy hijo de la educación pública y saludo que se quiera superar la educación de mercado. Conocí desde niño la antigua forma de segmentación de la educación pública y aplaudo que tratemos de derribar las barreras actuales y llegar a la educación común. Sé de la tradición histórica de provisión mixta pública y privada de educación. No me cuentan cuentos con que esta nueva reforma va a desequilibrar la provisión mixta. Esta es un edificio permanentemente en construcción, de acuerdo a las circunstancias históricas”, aseguró.
“Este edificio fue casi derribado por el sismo criminal de 1980-81. No hay arbitrariedad en restablecer ahora una sana provisión mixta de un servicio como el educacional, que hace la esencia de la República”, planteó.
“La historia (que yo mismo he vivido y que he estudiado conforme a cánones), muestra que la estratificación social de la educación, el que no podamos tener educación común, es el peor enemigo del derecho universal de la educación”, aseveró.
Enseguida, el profesor Enrique Gatica rindió un homenaje a los 14 profesores y profesoras detenidos desaparecidos y ejecutados en Villa Grimaldi. Ejercían en la enseñanza básica, media y universitaria y son por orden alfabético: Alejandro Ávalos Davidson; Antonio Barría Araneda; Alfredo García Vega; José Guggiana Espoz; Guillermo Herrera Manríquez; José León Gálvez; Juan Ortiz Letelier; Jaime Ossa Galdámes; Mónica Pacheco Sánchez; Vicente Palomino Benítez; Ana Puga Rojas; Julia Retamal Sepúlveda; Ariel Santibáñez Estay y Marta Ugarte Román.
Luego la Corporación entregó un presente a Iván Núñez, que consistió en un trabajo confeccionado por las Arpilleristas de Lo Hermida, como reconocimiento a su labor.
———————-
De izquierda a derecha, Teresa Izquierdo, Secretaria General de Villa Grimaldi, Karen Bascuñán, Coordinadora Área de Educación de Villa Grimaldi e Iván Ñúñez, Premio Nacional de Educación 2015.
Omar Sagredo, dando cuenta del trabajo del Área de Educación de Villa Grimaldi
Profesor Enrique Gatica rinde homenaje a docentes detenidos desaparecidos y ejecutados políticos.
