Valentina Saavedra, Presidenta de la Fech, Yerko Ljubetic, Gonzalo Rovira, (1985/86), Marisol Prado (1997/98) y la académica Malva Hernández expulsada de la Casa de Bello por luchar por saber el destino de su hijo detenido desaparecido, llegaron hasta el ex centro de tortura y exterminio. Todos coincidieron en que falta verdad, justicia, reparación y terminar con todo aquello que ofende la conciencia de Chile como el penal de Punta de Peuco.
Hay cosas emblemáticas en DD.HH. que el gobierno debiera avanzar y que hieren la sensibilidad de las personas, expresó Ljubetic.
Con la presencia de Valentina Saavedra, Presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech), del primer Presidente de la Fech democrática durante la dictadura Yerko Lujbetic, Gonzalo Rovira, Marisol Prado y Malva Hernández, académica expulsada de la Casa de Bello por presentar una querella por su hijo desaparecido Rodrigo Medina Hernández, se rindió homenaje en el Parque por la Paz Villa Grimaldi a los estudiantes, académicos y funcionarios caídos a partir del 11 de septiembre. La delegación realizó una visita guiada a cargo del director de la Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi Alberto Rodríguez.
“Hay consenso social respecto a la necesidad de hacer justicia, que se rompan estos pactos de silencio, que desde el Estado se haga un esfuerzo por reconocer estas luchas, darle justicia no sólo a las personas que lucharon sino que al país, el cual requiere una transformación en su conjunto, para recuperar lo que se nos arrebató, nuestros derechos sociales”, dijo Saavedra.
Por su parte Yerko Ljubetic ex presidente entre 1985/86, consultado acerca de las demandas en derechos humanos como el cierre del Penal Punta de Peuco, dijo que “hay una serie de cuestiones emblemáticas que debieran ser de fácil resolución y que debieran eliminarse porque hieren la sensibilidad de las personas, como el que se rinda homenaje todavía en algunas unidades militares al asesino Manuel Contreras y al propio Augusto Pinochet, son cosas que ofenden la memoria, que no debieran requerir esfuerzos ni recursos, pero que tienen un carácter emblemático, en las cuales este gobierno debiera avanzar con mucha mayor rapidez”.
En tanto, Gonzalo Rovira expresó que en Villa Grimaldi se reunió la historia de la Fech. “Tantas generaciones aquí juntas, está la actual Fech, la de los 90 con Marisol (Prado), y la nuestra de los 80, está la Fech anterior, la de Malva Hernández, la de los desaparecidos, todos ellos están hoy recibiendo un homenaje”, expresó.
Marisol Prado presidenta desde 1997/98 consideró significativo que las distintas generaciones “nos podamos juntar en un espacio como Villa Grimaldi, transformado del horror, del dolor a un espacio de paz, de reflexión, que nos debe dar cada día más energía y más valor para seguir luchando para la recuperación de nuestra democracia, porque es un camino que no está terminado, nos falta muchísimo”.
Malva Hernández expresó que piensa en su hijo y su desaparición “todos los días, mi dolor es permanente, el acababa de cumplir 18 años en 1976. Eso de no encontrar sus huesos para enterrarlo no es tan importante para mí, sino que lo más importante es saber qué pasó con él y quienes son los culpables. Mi corazón está repartido en varios países como Suecia, donde viven mis hijos, Brasil y Suecia, pero estará siempre aquí en Villa Grimaldi, porque mis nietos cuando eran chiquitos, les decíamos que ahí estaba la tumba (simbólica) de mi hijo Rodrigo y al fondo de esa tumba está el cielo, parafraseando a Huidobro”, expresó.
Por su parte, Higinio Espergue, director de la Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi, valoró el homenaje realizado en la mañana señalando que “que hay una sola línea de lucha por construir una sociedad más justa , por recuperar lo perdido, la educación pública, gratuita de calidad y democrática y construir un Chile más representativo, en todas las generaciones que han llegado hasta el Parque por la Paz”.
Durante la actividad se colocaron claveles rojos en el Muro de los Nombres que recuerda a 214 personas detenidas desaparecidas y 22 ejecutadas.
Posteriormente se concurrió hasta la tumba simbólica de Rodrigo Medina Hernández, donde crece una araucaria.
El ex Cuartel Terranova de la Dirección de Inteligencia Nacional funcionó entre 1973 y 1978. Se estima que por el lugar pasaron unas 4.500 personas durante su funcionamiento.