La Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi brinda su plena solidaridad a la Fundación por la Memoria de San Antonio, ante la decisión del Consejo Municipal de esa ciudad de condecorar el estandarte del regimiento cuna de la DINA.

Tras el golpe de Estado de 1973, militares establecidos en esta unidad, bajo el mando del entonces coronel Manuel Contreras, secuestraron, torturaron y desaparecieron tanto a ciudadanos chilenos como extranjeros.

En el Regimiento de Ingenieros de Tejas Verdes se organizó el núcleo central de la Dirección de Inteligencia Nacional, DINA. Con este fin los represores usurparon el balneario popular de Rocas de Santo Domingo, instalando allí un centro de entrenamiento para torturadores. Las cabañas, que habían albergado a familias obreras de vacaciones, se convirtieron en escenario de tormentos horrendos y prácticas aberrantes en contra de hombres y mujeres, adultas y menores de edad, a quienes se usó como verdaderos conejillos de pruebas.

Para Higinio Espergue, presidente de Villa Grimaldi, la condecoración entregada al recinto militar “representa una verdadera medalla al mérito a la tortura, a los violadores de derechos humanos y a quienes han mantenido pactos de silencio. En suma es una condecoración al terrorismo de Estado y a la impunidad”.

La resolución de los concejales de San Antonio, entre ellos varios de la Nueva Mayoría, «constituye una ofensa a las víctimas, – concluyó Espergue-, una burla a quienes han debido hacer enormes esfuerzos personales para recuperarse de las secuelas de la tortura y para demandar justicia ante los tribunales”.

Entre esas víctimas está el ex prisionero político Carlos “Tato” Ayress Moreno, torturado en Tejas Verdes junto con su hermana Nieves y su padre Carlos Ayress. El artista visual ha debido viajar desde Cuba para carearse con su torturador, el ex alcalde de Providencia Christian Labbe. El testimonio de esta familia es uno de los más crudos y desgarradores sobre las atrocidades cometidas en el regimiento condecorado.

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  • En la foto Feliciano Cerda y Nelly Andrade, sobrevivientes de Tejas Verdes