Pese a las invocaciones a la unidad interna, que se expresaron en la asamblea del Instituto de Derechos Humanos (INDH) el pasado 28 de octubre, su propio director, Sergio Micco, se encargó de afectarla emitiendo polémicas declaraciones a un canal de televisión. Rápidamente surgieron voces exigiendo que se retractara y otras que derechamente presionan por su renuncia o destitución. La controversia desatada complejizó aún más la situación de la entidad, puesta a prueba por la violenta represión estatal en contra de la protesta social.

Hasta hace unos días atrás, Micco gozaba de una alta consideración como líder de una institución a la que un creativo apodó «la nueva Vicaría de la Solidaridad». Hoy le llueven las críticas tras brindar declaraciones donde negó que en Chile se llevarán a cabo sistemáticas violaciones a los derechos humanos. Opinión que ha ido matizando con el correr de las horas y los días, dejando entrever que si puede haber cierta sistematicidad en el accionar del Estado.

Diversas organizaciones se han pronunciado en contra de estas declaraciones, destacando la reacción de los propios funcionarios del Instituto. A través de un comunicado de la asociación que los representa, pidieron al consejo del INDH que rectifique los dichos de Micco, argumentando que sus palabras «demuestran profundo desconocimiento de la normativa nacional e internacional sobre la materia. Tanto el Estatuto de Roma, como la Ley 20.357 que tipifican crímenes de lesa humanidad, genocidios y crímenes y delitos de guerra, establecen un conjunto de criterios que permiten sostener que los hechos ocurridos en estas semana si constituyen graves violaciones a los derechos humanos». Por consiguiente relativizar la situación y negar su carácter sistemático «va en contra del mandato institucional que tanto el Director, como todas y todos quienes laboramos en el INDH estamos llamados a cumplir».

Otros pronunciamientos, como el de la Red de Sitios de Memoria o de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos han sido más drásticos solicitando al Consejo del INDH la inmediata destitución de Sergio Micco, lo que complica la situación de la institución.

A pesar de la conducción de Micco y de que buena parte del Consejo representa a instituciones del Estado, el INDH se ha convertido en una piedra en el zapato para el actual gobierno y en especial para las policías. La molestia de estas instituciones se ha traducido en diversos intentos de desacreditar al instituto y a su Director, como el que protagonizó delante de las cámaras el máximo jerarca de la Policía de Investigaciones el pasado 24 de octubre.

Otra manera de demostrar la molestia han sido las agresiones en contra de los fiscalizadores del INDH. El último caso y el más grave lo sufrió el funcionario Jorge Ortíz quien fue impactado por disparos de balines efectuados por un policía. Los fiscalizadores del instituto utilizan vistosas tenidas de color amarillo, con cascos del mismo color, lo que hace improbable que el carabinero no supiera a quienes apuntaba.

Las polémicas declaraciones de Micco tuvieron el efecto de distraer la atención de las graves violaciones a los derechos humanos, que siguen cometiéndose, derivando la discusión hacia detalles técnicos y conceptuales. Para muchos, lo importante es seguir luchando por esclarecer plenamente los delitos cometidos por agentes del Estado, hacer justicia y reparar a las víctimas. Una tarea que es urgente y mucho más necesaria que ponerse a debatir conceptualmente sobre los niveles de gravedad de la situación humanitaria que enfrenta el país.