Aberraciones sexuales cometidas contra prisioneras en el cuartel apodado “Venda sexy” obligan al juez Mario Carroza a sentenciar a los responsables construyendo un tipo penal separado del de secuestro agravado y a recomendar a los legisladores ajustar los tipos penales a estándares universales que sancionan la violencia de género como la ejercida en el recinto de secuestro y tortura de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA)

Para Carroza, los legisladores “no deben cejar en las correcciones de nuestra normativa, pero en el intertanto esta no se perfeccione creemos que ha de ser la jurisprudencia la que haga su contribución en la consecución de estos fines”. El magistrado agrega que los excesos y aberraciones ejecutadas por agentes del Estado en el cuartel “Venda sexy”, no implicó solo inflingir sufrimientos físicos y psíquicos las víctimas, sino que hubo “atropellos al desamparo en que se encontraban para así ejecutar las agresiones de violencia sexual sistemáticas”, conductas deleznables “que deben ser visibilizadas y exaltadas por su gravedad y deshumanización, toda vez que ellas instituyen una forma específica de violencia contra la mujer”.

“Los estándares internacionales, afirma Carroza, abordan el problema de la violencia contra la mujer desde una perspectiva de género y le reconocen como violaciones a toda la humanidad, llevando a órganos del Sistema Universal e Interamericano de los Derechos Humanos a evidenciar que en nuestro país existen excesivas deficiencias en los tipos penales que sancionan estas conductas asociadas a la violencia de género”.

El fallo del juez Carroza, más allá de la condena a criminales archi conocidos como Raúl Iturriaga Neumann y otros, fortalece la exigencia de tipificar mas certeramente en la legislación chilena el delito de violencia sexual política y las aberraciones cometidas especialmente contra mujeres en “Venda sexy”. Pero además pone nuevamente en el foco de atención la necesidad de recuperar la casa de Irán esquina Los Platanos para su conversión en sitio de memoria con perspectiva de género.

Organizaciones de ex prisioneras y agrupaciones feministas han establecido al ex cuartel de la DINA como un punto de referencia histórica de la lucha contra la violencia de género