El premio Oscar al corto de animación “Historia de un oso” activó el debate sobre la traumática experiencia de la dictadura cívico militar chilena, en especial la desarticulación de las familias derivadas de la prisión, la tortura y el exilio forzado. La obra de Gabriel Osorio y su productora PunkRobot es un notable ejercicio de memoria y de transmisión de ella a las nuevas generaciones, pero a la vez ha tenido la virtud de incentivar preguntas sobre su inspirador, el abuelo oso exiliado, la visión que este protagonista tiene sobre el Chile actual y por extensión la de los otros osas y osos que sufrieron destino parecido.

El miércoles 2 de marzo recién pasado, algunos de estos otros osos y osas se dieron cita en el frontis del palacio de gobierno a esperar la entrada de los ganadores del Oscar, que fueron recibidos por la presidenta Bachelet. A los gritos de “Oso rebelde, que lucha y no se vende” los ex prisioneros y prisioneras políticas brindaron su saludo agradecido a los artistas, pero también señalaron las realidades que su cortometraje no pudo reflejar, en especial la deuda pendiente de reparación integral a los miles de compatriotas que sufrieron tortura, violencia política sexual, prisión y exilio a manos agentes del Estado chileno.

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En abril de 2015 se inició en Rancagua una huelga de hambre de ex presos políticos, demandando mejoras en los pequeños montos que perciben como pensión reparatoria y una indemnización acorde con el daño causado. El movimiento se extendió a otras ciudades del país y tras largos meses de tensión, donde la salud de hombres y mujeres mayores se puso en juego, el gobierno accedió a constituir una mesa de trabajo de alto nivel, con mediación de la Iglesia católica, para estudiar una solución a las demandas planteadas.

La última sesión de esta mesa se llevó a cabo el 17 de diciembre de 2015, en donde el gobierno insistió en su propuesta final que rechaza el incremento de las pensiones y plantea una indemnización variable, según la edad de los beneficiarios.

La oferta fue rechazada por los ex presos, especialmente por los agrupados en torno a la Coordinadora Nacional de Ex Presos y Presas Políticas Salvador Allende que la consideraron insuficiente y discriminatoria.  Su dirigente David Quintana, quien fue uno de los protagonistas de la huelga de hambre de Rancagua, informó en ese momento la cantidad de ex prisioneros que fallecieron el 2015, calculada en unos 1.047 personas.

Cada semana y a veces día a día, hay un oso o una osa menos en Chile. Algunos de ellos han fallecido en la indigencia, esperando una reparación que nunca llegó.

“Oso rebelde, que lucha y no se vende”

José Pradenas, dirigente de la Coordinadora de Ex Prisioneros Políticos de Santiago, uno de los congregados frente a la Moneda, manifestó: “estamos aquí porque somos osos y osas que no hemos sido reparados integralmente por el Estado chileno. Los gobiernos posteriores a la dictadura no nos han tomado en cuenta. Solo nos entregan una pensión que no nos alcanza para nada”.

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Por su parte la sicóloga Beatriz Bataszew señaló lo paradójico que resulta que un cortometraje que relata el drama de tantos chilenos y chilenas bajo dictadura hubiese recibido un premio en el exterior mientras en Chile la memoria de aquella época trata de mantenerse en sordina. “Pareciera que en el exterior tienen una valoración más profunda de lo que fue la dictadura cívico militar, que la tenemos en nuestro país. Me parece bien que a nivel internacional haya un reconocimiento a la lucha que dimos en contra de la dictadura tantas osas y osos. Pero lo que ahora necesitamos es el reconocimiento y la reparación del Estado chileno. Nosotras que sobrevivimos, somos testimonio vivo de la tortura, la violencia política sexual ejercida por un Estado que debe cumplir sus compromisos de verdad, justicia y reparación y no lo ha hecho como se debe. Con nosotras y nosotros el estado chileno está profundamente en deuda”.

El oso de Villa Grimaldi y la pedagogía de la memoria

Para Higinio Espergue, presidente de la Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi y ex prisionero político, el cortometraje “Historia de un oso” refleja en forma muy profunda y didáctica lo que sucedió en nuestro país, la represión de la dictadura cívico militar y la lucha de resistencia del pueblo chileno. “Es una obra muy importante para la memoria histórica de este país y para quienes luchamos contra la dictadura y seguimos luchando hoy día por cambiar Chile. El cortometraje es también muy importante para educar a las nuevas generaciones en una cultura de respeto a los derechos humanos. Ellos deben conocer esta historia como también que la lucha continúa, por verdad y justicia y por sociedad más justa, más humana y solidaria para todos”.

“Este cortometraje -continuó Esperque-, es un ejercicio de transmisión de la memoria de un adulto a un pequeño . Para nosotros como Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi refleja lo que hemos venido haciendo durante años, difundiendo la memoria hacia niños, niñas y jóvenes. Nos sentimos muy contentos y desearíamos que este cortometraje sea difundido ampliamente. Sentimos que esta producción es un respaldo a lo que estamos haciendo hoy día en Villa Grimaldi. Los osos y las osas de este país nos sentimos reivindicados”.

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