Presidente de la Cámara de Diputados intervino en homenaje a los jóvenes socialistas Juan Hernández, Manuel Tamayo y Luis Muñoz llamando a superar desánimos y enojos, inspirándose en el ejemplo de los caídos en la lucha contra la dictadura.

Con un  emotivo acto familiares y compañeros de Juan Hernández, Manuel Tamayo y Luis Muñoz, conmemoraron cuatro décadas del secuestro de estos tres jóvenes socialistas en una calle de la ciudad argentina de Mendoza, el 3 de abril de 1976. El Centro Verdad y Justicia, organizador del evento, entregó reconocimientos  a  Ana González, una de las fundadoras de la Agrupación de Familiares de Detenidos, al actor Mario Lorca y al locutor radial y periodista Miguel Davagnino.

Por su parte el actual presidente de la Cámara de Diputados, Osvaldo Andrade, destacó la importancia del homenaje “que nos recuerda a compañeros que fueron parte de nuestras vidas e historias y de un modo que nos marcó. Es bueno venir a la Villa Grimaldi, no solo aquellos que estuvimos acá, no solo  quienes conocimos los errores,  los horrores y las emociones que estos provocan. Es bueno venir  cuando cunde la confusión, la amargura, el enojo y el desánimo nos inunda. Es bueno venir para acá, no solo a recordar, también a hacernos cargo de lo que ellos (los caídos) nos exigen y nos exigen no amargarnos, ni enojarnos, ni sentirnos desanimados y hacer lo que tenemos que hacer”, culminó el líder socialista.

El acto culminó con todos los familiares de Luis, Manuel y Juan sobre el escenario del Teatro por la Vida de Villa Grimaldi, interpretando a coro la canción “Todavía cantamos” de Víctor Heredia, en señal de voluntad por  continuar la lucha por la verdad y la justicia para todas las graves violaciones a los derechos humanos cometidas por la dictadura cívico-militar.

 El zarpazo del Cóndor en la esquina de Necochea con Belgrano

El 3 de abril de 1976, son detenidos en Mendoza Juan Hernández, Manuel Tamayo y Luis Muñoz, integrantes de un grupo de socialistas chilenos que buscaban rearticularse y llevar a cabo tareas de resistencia contra la dictadura cívico-militar. Otro integrante del grupo,  José Cerda, rememora el día y la circunstancia de la detención de los tres jóvenes:acto_socialistas_vg_0004

“Lo recuerdo como si los hechos hubieran ocurrido ayer. Ese día nos íbamos a encontrar en mi casa, en la calle Belgrano, para discutir un documento que nos había llegado de Santiago. Desgraciadamente a Luis, Juan y Manuel los estaba esperando una patrulla militar en la esquina de Necochea con Belgrano  a unos 50 metros donde estaba la casa que yo habitaba. Del vehículo militar se bajaron soldados uniformados -yo estaba presenciando la escena a unos 40 metros-, y los pusieron con las manos en la pared para registrarlos, mientras otros militares golpeaban las puertas de algunas casas, seguramente buscándonos al resto de los  compañeros. Al cabo de 10 minutos los subieron al camión militar y los pusieron boca abajo, pero Luis se paró con las manos en alto para que la gente que pasaba viera que los estaban llevando detenidos. Ahí los milicos lo tiraron al piso del vehículo y desde ahí los llevaron al Regimiento de Los Andes, en el parque General San Martín. Nosotros tomamos contacto con un abogado peronista para averiguar por los tres compañeros,  quien se comunicó con el regimiento y nos informó que los habrían llevado al regimiento Maipo y en la noche serían trasladados a Santiago”.

El destino final fue el recinto de Cuatro Álamos, en Santiago y luego la Villa Grimaldi de donde se pierde su rastro.  Tamayo, Muñoz y Hernández habían caído en manos de la siniestra coordinación de aparatos de seguridad de las dictaduras latinoamericanas, conocido como Plan Cóndor, que facilitaba el intercambio de información y de prisioneros entre una  red clandestina  de centros de tortura y exterminio diseminados por todo el continente.

Todavía cantamos, todavía reímos

Ana González una de las fundadoras de la AFDD, con sus casi 91 años y su eterno cigarrillo en la mano, recibió el reconocimiento del Centro Verdad y Justicia haciendo gala de su tradicional sentido del humor. “Me encuentran linda”, preguntó a los asistentes, arrancando carcajadas.

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Tras agradecer la distinción y dedicarla a todas las mujeres que lucharon contra la dictadura, y de brindar homenaje a Salvador Allende,  señaló “he sobrevivido todos estos años con dolor, indudablemente, pero también con alegría. Lo que me ha servido es el cariño que la gente me demuestra, ese es mi báculo, el cariño de ustedes”.

Al terminar el acto, Ana canta junto a los familiares de Juan, Luis y Manuel, el tema “Todavía cantamos” de Víctor Heredia, convertido en himno a la resiliencia y tesón demostrado por miles de familiares de detenidos desaparecidos y ejecutados políticos latinoamericanos.

Ella, con sus 90 años, fumando y bromeando, es un ejemplo de que todavía cantamos “a pesar de los golpes que asestó en nuestras vidas el ingenio del odio”.

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