Quisimos saber más sobre nuestro compañero Oscar Espinosa Cerón, el Sambo, Vicepresidente de la Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi hasta su fallecimiento el pasado 8 de abril. Por eso, nos juntamos con Luisa, la negra, su compañera, justo una semana antes que el próximo 30 de julio, realicemos a las 12:00 un sencillo acto en el patio de los abedules, plantando un nuevo árbol y esparciendo cenizas del Sambo en el museo-parque.
Luisa nos recibió con fotos sobre la mesa, desempolvando una revista vecinal y mostrándonos afiches de los actos de homenaje que hasta el momento ya le habían realizado a Oscar en diversos lugares de Francia. En suma, desenrollando su ovillo de vida año por año de esas casi cuatro décadas compartidas.
Nos reunimos en esa casa familiar donde aún el Sambo ronda y resuena. Ese sitio tan importante para este clan formado por él y la negra como lugar donde asentaron su vida desde su retorno a Chile en los años 1987. El clan Espinosa-Barrios compuesto por sus hijos Oscar y Carlos, y sus respectivas parejas, Rafaela la nieta mayor y por Renato el segundo nieto que, quizás decidiera nacer en forma póstuma para recordarles a todos por allí, que al final la vida siempre sigue.
“Nos conocimos en la oficina salitrera de Pedro de Valdivia en el norte grande, allá por los años 1972, yo trabajaba como asistente social y él era un estudiante de Ciencias Físicas en Antofagasta muy dedicado al trabajo político desde el MIR. Vino el golpe y nos quedamos en Chile; Oscar viajó en muy difíciles condiciones a Santiago, donde se incorporó al trabajo clandestino, siendo detenido el 25 de julio de 1974 por efectivos de la SIFA y conducido a la Academia de Guerra. Luego, sería trasladado a Cuatro y Tres Álamos y de allí a la Penitenciaría de Santiago, desde donde nuevamente le sacarían el 9 de enero del 75 a la Academia de Guerra, para vivir seguramente uno de los momentos más difíciles de toda su vida por las torturas allí recibidas.
Desde Ritoque ese año 75 saldría de Chile mediante el decreto de expulsión 504. En junio ya estábamos a Francia, destino que yo escogí. En diciembre del 76 él comenzaba a trabajar en la Cruz Roja Internacional, y luego en una tienda de repuestos de la Renault y después por varios años en la organización de acogida France Terre d’ Asile. Allí, al Sambo le tocó recibir a centenares de refugiados de diversos países de America Latina y de África. Su tarea era esperarlos y apoyarlos a instalarse…y eso también se extendía a escuchar, contener, aconsejar etc. Entonces la rutina establecida por la organización francesa de acogida resultaba sobrepasada por “los añadidos” que el Sambo le daba a su rol, que incluso incluía un recorrido por París). Nuestra casa fue también sitio de acogida, para todo quien lo requiriese. Creo que entre las penas grandes del Oscar, una fue la perdida de su padre estando en el exilio, porque no pudo venir a su entierro.
Una característica muy sobresaliente y que lo caracterizó al Sambo, fue la capacidad para crear relaciones especiales e intensas con cada uno y cada una de sus interlocutores. Eso lo hizo acreedor a confidencias y descargas porque además de oidor era confiable, muy confiable.
En Francia nació Oscar y Carlos, nuestros bellos hijos. En Paris, Oscar fundaría el CLA, un Comité latinoamericano de acogida donde se concentraría mucho en el trabajo de solidaridad con la lucha en Chile y en diversos paises. Además de su trabajo comunal, luego incluso sería nombrado hijo ilustre de la comuna de Massy. En Febrero del 87 él junto a otras personas organizó un Coloquio por la Libertad de Prensa, con el apoyo del senador Jean Luc Melenchon, y desde Chile llegaría una delegación de diversos periodistas, Alli conoce la “Revista Análisis”, a Juan Pablo Cárdenas y a tantos otros periodistas que luchaban en Chile y en el extranjero. En el retorno a Chile en 1987, comenzó a trabajar en la revista Análisis , luego vino su gestión en la imprenta ATG, y muchas otras iniciativas, como fue por ejemplo los diez números que alcanzó a tener la revista comunal de La Reina “La Chácara”. En 1988, tenemos por primera vez nuestra casa familiar, la primera y la más querida.
Pasaron los años… el 2001 el Sambo tuvo un careo con su torturador el comandante Ceballos de la SIFA, experimentando luego un fuerte alza de presión. Más tarde el 2002 se salvaría de un aneurisma a la aorta. Creo, que por esos años el Sambo ya acumulaba una creciente inconformidad con lo que estaba ocurriendo en la realidad nacional.
En los campos de concentración, en la cárcel, en el exilio y el retorno el Oscar siempre supo escuchar a todo quien se lo solicitara o lo requiriese, nunca acepto encasillar a nadie en una caricatura o un mote y siempre supo ser muy discreto con lo que escucho o contuvo.
En septiembre del 2010 se le manifestó un lumbago y en noviembre se le detectó una fractura en la columna, más tarde en diciembre se le instaló una prótesis, siendo descubiertas las primeras metástasis. Al conocer su estado, y siempre para tranquilizarnos, nos dijo con toda claridad “yo no le tengo miedo a la muerte”.Ingresó siete veces a pabellón, siempre con fuertes dolores. Llego el 2011 , pasamos el año Nuevo en la Clinica con Ignacio, Bettina, Ricardo Parvex y Veronique, brindando por la vida. Siguió hospitalizado. Alli Tere Izquierdo, decide hacer turnos para acompañarlo, ya que llegaba muchos amigos a verlo, crea un cuaderno y decidimos hacer turnos, dia y noche. Allí escribíamos las novedades, lo observado, las recomendaciones sobre esto y aquello. El miércoles 6 de abril se interrumpiría ese cuaderno y el Sambo moriría el 8 de abril de este año. Él me pidió siempre que incinerásemos sus restos…
Me parece que fue muy importante para él saber que estábamos con fuerza acompañándolo, que no tenía que preocuparse porque como familia estábamos fuertes y eso creo fue un tremendo colchón en medio de ese deterioro que con mucho ánimo buscaba contrarrestar…Yo lo acompañé siempre.
Siempre estuvo ligado a Villa Grimaldi,comenzó a ser dirigente por invitación de Margarita Romero, gran amiga.. El Sambo muchas veces dijo que le hubiese gustado ser director de orquesta, era una persona muy acogedora y además un muy buen bailarín…
Por último, Luisa nos mostrara una bella tarjeta que en portada tiene a sus dos hijos llevando ramos de flores, es un particular parte de matrimonio donde los dos hijos invitan al matrimonio de sus padres transcurridos… apenas veinte años. Es el año 1993 y el lugar de la fiesta-ceremonia sería el Centro Cultural de la Reina un sábado 19 de junio, y esta original tarjeta advierte “…no se van a arrepentir”. La lectura del parte dirá textualmente lo siguiente: “Al fin, después de 20 años al margen de la ley, realizarán lo que parecía imposible ponerse realista y reinsertarse en la compleja vida legal”…Fue una fiesta maravillosa, donde nos juntamos todos, los de aquí y los de alla».
Y el Sambo, ese hombre grande y de sonrisa característica, acogedor y hospitalario se fue caracterizado como un experto en ternuras, que busco no motejar, ni caricaturizar conductas en medio de las lógicas binarias entonces reinantes. Y hay demasiados testimonios de ello dispersos en los campos de concentración, en las cárceles, en el exilio y en el retorno a Chile.
Así, seguiremos recordando a un hombre grande y risueño, al que sólo pudo tumbarlo un invasivo cáncer que no quiso darle tregua. Un hombre queredor y querendón, además de rebelde con la sociedad que le correspondía vivir.
COMUNICACIONES VILLA GRIMALDI/26/07.