Dramaturgo Guillermo Calderón Comentó, en Buenos Aires, su próxima obra.

«Para mí, el teatro es como una religión secular en la que la gente, sin saber por qué, se encierra en una sala para perder tiempo., dijo el dramaturgo al diario Clarin de Argentina. Y agregó » Muchas veces el teatro no es tan entretenido como una película, pero vamos igual a buscar, nuevamente, el primer amor.»

Así se refirió a la dramaturgia el creador Guillermo Calderón, tras ganar aprobación generalizada en el Festival Internacional de Buenos Aires con sus obras Neva , Diciembre y Clase. En entrevista con Clarin, reveló que su próximo trabajo se llamará La dictadura del aburrimiento, está inspirada en Villa Grimaldi y se estrenará en Chile, en enero de 2011.

El dramaturgo cuenta que el punto de partida para la obra es el ex centro de tortura y exterminio de la dictadura, Villa Grimaldi. En relación a la contribución del actual Parque Por la Paz emplazado en el ex centro de tortura, el director sostiene: «El tema de la dictadura es espantoso en sí mismo y aburrido de por sí; pero los torturadores están libres. Entonces, ante el fracaso de lo político y de la cultura, el último recurso es el arte.

Afirma que está examinado diversas posibilidades para el nuevo montaje: «Llegué casi a la tentación posmoderna de hacer una obra de seis horas durante la cual la gente vea el espectáculo y se aburra hasta que alguien, pongamos a las dos horas, se diga: «Ajá? esta obra es aburrida para que me cuestione qué es aburrido; o para que me cuestione por qué tengo que tener la expectativa de entretenerme con un tema así». Y que a las cuatro horas siguientes, el público se convierta en un vouyerista que se dice: «Voy a ver cuánto dura esto». Por eso, quizá, termine apelando al viejo truco del humor. Sea el recorrido que tome, es un problema justo para el teatro porque el teatro se tiene que hacer con problemas grandes. Yo prefiero el fracaso antes que correr poco riesgo.»

«Hago teatro político para desahogarme -confesó-. Necesito hablar de lo que quiero decir porque mis ideas, compartidas por muchos otros, no tienen proyección en el espacio público. En segundo lugar, lo hago para iniciar una conversación cultural. Y que se entienda lo que digo: iniciar una conversación. No hablo de «transformar» nada. Y, en tercer lugar, para alentar tropas. Hay mucha gente que viene a ver las obras que hago, y ya está de acuerdo con lo que plantean antes de verlas. Pero es bueno verse reflejado en la cultura, y que esa persona salga pensando que no está sola, que hay alguien que es capaz de poner eso en un escenario y que la ayude a revisar ciertas ideas.»

(entrevista completa en Clarin.com)