Una carta al pueblo chileno y al gobierno de la República de Chile, envió un conjunto de escritores de origen mapuche. La misiva busca crear conciencia sobre las luchas del pueblo mapuche y la situación de los presos políticos a los que se ha aplicado la Ley Antiterrorista. El texto, firmado por más de 20 escritores, encabezados por Elikura Chihuailaf señala:
“Desde hace algunos años los chilenos preocupados por el devenir de nuestro país hemos observado con respeto e inquietud las luchas del Pueblo Mapuche por recuperar su territorio que -ya al poco de la Independencia- le fuera usurpado por el Estado chileno en la denominada «Pacificación de la Araucanía», eufemismo de la invasión al País Mapuche por el ejército de la oligarquía chilena que luego impuso la legalidad estatal que se contrapuso y contrapone hasta hoy a la incuestionable legitimidad mapuche.
“Esto que viene ocurriendo al poco de la independencia de los españoles, se ha prolongado por casi dos siglos. Sin embargo, esto no tiene que ver sólo con la pérdida de sus tierras, sino de algo mucho mayor y de gran trascendencia para ellos, pues las tierras (mapuche significa Gente de la Tierra) son las que les dan sentido a su vida y a su muerte y a su entera existencia y actividad diaria, pues de ello se desprende su concepción del mundo, de la vida y de la muerte, así como del sentido de las relaciones humanas y de sus largas tradiciones.
“Lamentablemente, en la actualidad ni la Concertación, ni menos, al parecer, este gobierno, se han interesado en solucionar de raíz dicha injusticia, pues se la ve sólo como una lucha más del Pueblo Mapuche por la reivindicación de sus tierras, y no como un aspecto medular del país y su destino en los mismos días del bicentenario. Porque la situación mapuche está ligada aun problema que atañe a nuestra cultura, a nuestro espíritu y nuestra psiquis, y que es nuestra falta de identidad nacional, pues siendo-como todos los países latinoamericanos- un país mestizo, lo hemos negado permanentemente: «Chile es un país de blancos», se dice.
“Por lo tanto, el llamado «problema» mapuche o el «conflicto» mapuche es –fundamentalmente- un problema nuestro como sociedad chilena que no hemos asumido nuestra «morenidad», y es –irrefutablemente- un conflicto provocado por el Estado chileno que ha facilitado –y hasta promovido- en extremo la depredación –por empresas nacionales y transnacionales- de la Naturaleza y sus recursos (asunto que cuestiona y al que se ha opuesto y opone el Pueblo Mapuche). Y su solución, nos parece, está ligada a la reforma de las instituciones medulares del país, en ámbitos de la economía (la concepción de progreso y desarrollo); salud; justicia; educación: la educación básica y media, a los textos de enseñanza escolar y universitaria y a la obligatoriedad de la enseñanza de la lengua mapuche; a una modificación de raíz de los programas culturales, pues solo así recuperaríamos una identidad por siglos postergada: nuestra identidad mestiza (mapuche, española y otras etnias), cuya carencia nos hace ser inseguros, titubeantes, sin una base firme donde sostener de manera profunda y digna nuestro sentido de ser humanos, asumiendo lo que en verdad somos y convencidos del valor de la diversidad, y cuya carencia dio lugar a que un informe de la PNUD (programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo), hace sólo diez años, en l998, declarará que «los chilenos están corroídos por dentro por un grave «malestar interior».
“En estos días, y desde hace años, hay un importante número de prisioneros políticos mapuche a los que la justicia civil chilena –desde todo punto de vista injustamente- ha aplicado la ley N° 18.314, conocida como «ley antiterrorista», heredada –paradojalmente- de la dictadura militar. Como hemos constatado, a dichos prisioneros de conciencia se les procesa además a través de la justicia militar, asunto que la jurisprudencia internacional ha considerado improcedente e impresentable. Es por ello que una treintena de los prisioneros se encuentra en huelga de hambre en cárceles de Temuco, Concepción, Angol, y Valdivia; acción dramática y pacífica que ha sido silenciada por el gobierno y por los medios de comunicación chilenos.
“Es la razón por la que los escritores de este país mestizo hemos considerado necesario y urgente alzar nuestra voz, para llamar la atención de nuestros / nuestras compatriotas respecto de la gravedad de lo que acontece con nuestros hermanos y hermanas mapuche, consecuencia de la indolente actitud de nuestra sociedad, situación que debiera avergonzarnos y movernos a asumir una acción solidaria con el Pueblo Mapuche (desde ya, sumarnos a la demanda de libertad de todos los prisioneros políticos mapuche), y de propuesta para la humanización de este lugar que llamamos Chile”.
Firman la carta: Elikura Chihuailaf – Jaime Valdivieso – José María Memet – Guido Eytel – Simón Fierro – Egor Mardones – Alexis Figueroa Racena – Christian González – Libio Pérez – Rodrigo Iván Sepúlveda – Leo Cereceda – Águeda Sáez – Cristian Vila Riquelme – Marcelo Novoa – Óscar Barrientos Bradasic – Miguel Ángel Núñez Mercado – Arturo Ruiz – Maruja Scott – Eduardo Peralta – Jaime Antonio Guzmán – Katia Maritza Abarzúa castro -Viviana Flores – Nancy mendoza – Nelly Raquel salas Vargas – María Eugenia Arellano Norambuena – Carmen Grangier Sáez.