Esta semana se cumplen 212 años de la publicación del primer periódico nacional, la “Aurora de Chile”, dirigido por fray Camilo Henríquez y que en su portada se definía como “ministerial y político”. Desde aquella publicación hasta nuestros días, los medios de comunicación han diversificado su forma de interactuar e informar/entretener a sus audiencias, utilizando todos los recursos que la tecnología actual les provee.
Sin embargo, los avances en esta materia no van a la par con los derechos ciudadanos a recibir información lo más diversa, correcta y objetiva posible; es más, los medios han logrado poner en duda sobre a quién o a quiénes les corresponden y en qué caso se puede “aplicar” o “ejercer” los derechos humanos, concepto que hoy a la audiencia se le presenta confuso y distorsionado.
Para abordar esta materia, conversamos con el director de la Radio Universidad de Chile Patricio López Pichipil, quien además es conductor del noticiero matinal Radioanálisis y del programa La República de las Letras.
“Lamentablemente -señala el periodista- en esta dinámica concurren dos cosas de manera simultánea: por un lado, hay una notoria falta de formación en los periodistas y en los medios sobre la temática de derechos humanos y, por otra parte, a ello se suma una relativización que se ha hecho desde el sistema político sobre esta materia”.
Para el director de la radio U. de Chile, “en nuestro país no hemos logrado -a pesar de lo dramático que nos pasó con la dictadura- establecer los derechos humanos como el piso mínimo en torno al cual debe darse la convivencia y las legítimas diferencias en democracia. Y yo advierto con mucha preocupación cómo en ciertos debates que en principio, aparentemente no tienen que ver directamente con derechos humanos, inevitablemente se actúa con desdén en cualquier consideración que debiera haber respecto a esta materia”.
Al respecto, Patricio Lopéz señala que “por ejemplo, para hablar de la materia con hechos recientes, en la ley Nain-Retamal o en el debate sobre migración, en vez de aparecer los derechos humanos como el piso mínimo para legislar, se plantean en términos de la construcción argumental y mediática como una suerte de ‘impedimento’ para el desarrollo de las políticas adecuadas”
Es por ello que, agrega el profesional, “esa perspectiva de derechos que se da en el debate del sistema político y se replica en el ejercicio del periodismo, termina trastocando las prioridades de un país que viene de pretensiones mínimas de avanzar hacia mejores estados de bienestar para su población”, puntualizando que “hay otras cosas que en esta construcción discursiva político-mediática del Chile actual que aparecen como más importantes que los derechos humanos y esto es de lo más preocupante”.
Legislación y educación contra el negacionismo
Frente a la posibilidad de una legislación que regule o sancione publicaciones que promuevan el negacionismo o las noticias falsas (fake news), el director de la radio Universidad de Chile no se cierra a la discusión. “Hay un debate público y legítimo sobre si debería haber alguna legislación en las instrucciones de negacionismo y ese debate hay que darlo”. Puntualiza que una cosa distinta son opiniones que no necesariamente son negacionistas, pero sí donde se relativizan o se subordinan los temas de derechos humanos. “Se puede decir a los migrantes que entren ilegalmente al territorio, no pueden permanecer aquí si no tienen documentos…Al decir esa afirmación, no estás diciendo nada negacionista, pero en los hechos puedes estar pasando a llevar normas internacionales de derechos humanos”.
Dicho lo anterior, Patricio López enfatiza que “hay una falta de conocimiento brutal en la sociedad chilena sobre los derechos humanos, desde quienes piensan que son cuestiones de un solo sector político a quienes no saben, por ejemplo, que los derechos económicos y sociales también son derechos humanos y tienen esa perspectiva de derecho, agrega, porque no se ha enseñado al colegio, porque en no están ninguna malla o en los programas educativos y es difícil revertir este tema, porque es ya es algo superestructural”.
Puntualiza que “si bien hay algunas universidades, por ejemplo, como la Universidad de Chile, en cuyo perfil de egreso aparece muy destacadamente mencionada la idea de que los periodistas de la Universidad deben ser profesionales con perspectiva de derechos humanos, todavía estamos muy lejos de alcanzar y generar más conciencia en el tema.
Por ello, enfatiza, “es que el negacionismo no hay que confundirlo con censura si que es que se piensa como algo que podría ser sancionable legalmente; hay legislaciones de países desarrollados en los que está penalizado el negacionismo, pero por el otro lado, sería muy necesario avanzar en una cultura de los derechos humanos porque ahí creo que ha habido un vacío de políticas públicas muy grandes”.
El rol de los matinales y el Plan Nacional de Derechos Humanos
Ante la gran cantidad de fuentes de información a la que hoy puede acceder la audiencia, en cualquier momento del día y prácticamente sin filtros, en el sentido común radica la formación de la opinión.
Ante este contexto, Patricio Lopéz destaca que “está absolutamente confirmado que la televisión es el mecanismo de mayor penetración en el sentido común de las personas y que esto ya no ocurre directamente a través del trabajo de los departamentos de prensa sino a que a través de los matinales, que son los grandes constructores del sentido común de los tiempos que vivimos; así, si los matinales dicen que en Chile todo es delincuencia, entonces todo es delincuencia”.
Para el director del medio universitario, Internet tiene un alcance limitado en su influencia en la gran población. “No hay que idealizar el tema de Internet porque, por un lado, hay un grueso de la población que no tiene el hábito de informarse por las redes sociales, sumado a que hay distintas brechas como la tecnológica, la económica o el campo-ciudad; entonces, claro, si uno se mueve por un círculo ilustrado puede pensar que todo el mundo se informa como uno, pero no es así y por ello es importante darse cuenta de que la mayoría de la gente vive de otra manera”.
En ese aspecto, agrega Patricio López, “en Chile existe un Plan Nacional de Derechos Humanos que es un plan que está radicado en la Secretaría de Derechos Humanos, pero no es una política de Estado realmente consistente; una política en Derecho Humano debería de implicar, por ejemplo, una narración sin ser acusado de sesgo político de las aberraciones que ocurrieron en dictadura”.
Finalmente, el director de la radio Universidad de Chile afirma que “debería enseñarse la Declaración Universal de los Derechos Humanos en el colegio, así como nos enseñan sobre el combate Naval de Iquique y situaciones similares, aparte de sumar, restar, dividir y multiplicar” puntualiza el periodista, agregando que “ello debería ocurrir y ser una exigencia en todo lugar donde los procesos formativos tuvieran un compromiso frente a futuros públicos, pero bueno, hay sectores en Chile que todavía no entienden que esto debiera ser un consenso nacional y no de ruptura, argumento por el que se restan y lo cual es muy penoso”.