DIRECTORIO DE LA CORPORACION VILLA GRIMALDI  A LA OPINION PÚBLICA

Este 10 de diciembre se han cumplido 63 años de la existencia de Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Este año, quisiéramos centrar la atención en la vigencia del artículo 5to referida a que “nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes”. Justo en momentos en que la tortura ha sido repuesta en la agenda de nuestro país desde la reivindicación de uno de sus principales ejecutores y además desde graves y probadas denuncias en contra de funcionarios de carabineros cometiendo abusos frente a manifestantes retenidos en sus buses y otros recintos.

Como sitio de memoria, y espacio donde funcionó un centro clandestino de secuestro, tortura y exterminio durante la dictadura militar, donde Miguel Krassnoff y otros perpetradores practicaron la tortura, la desaparición forzada y las ejecuciones no podemos permanecer en silencio.

Mucho menos cuando funcionarios públicos elegidos por elección popular como el alcalde señor Labbe o profesores universitarios como el profesor Rojas, realizan apología de las violaciones a los derechos humanos ocurridas en dictadura. Creemos que en esas expresiones y en la pasividad de los partidos de gobierno hay un desembozado intento de legitimar crímenes de lesa humanidad, de cobrar compromisos de campaña al gobierno y también de preparar posibles indultos.

El elegir como símbolo a Krassnoff condenado hasta ahora a 147 años en 24 condenas a firme, mientras es acusado en otras siete y procesado en otras 46, ha tenido todas las características de una provocación.

Para los y las sobrevivientes de Villa Grimaldi, el homenaje , la defensa, las cartas del propio Krassnoff constituyen ofensas reiteradas que entorpecen la necesaria reparación moral luego de acontecimientos tan graves que además continúan abiertos, al ser inubicables los restos de la gran mayoría de los y las detenidas desaparecidas.

Hoy en Chile más de 40.000 personas sufrieron torturas, según documentan los dos Informes del Estado en materia de violaciones a los DD.HH. Aunque todas las instituciones tienden a creer que el universo es cercano a las 100.000 personas.

Los perpetradores, en su gran mayoría permanecen en las sombras porque no se conocen sus nombres, además de ser muy escasas las condenas relativas a práctica de la tortura.

Consideramos muy grave que a 38 años del golpe militar se intente reivindicar atrocidades y ejecutores, y la aplicación de torturas quiera significarse como “necesaria”, o como “costo de la situación”.

De la misma forma consideramos gravísimo que con motivo de las movilizaciones estudiantiles, comiencen a denunciarse abusos de todo tipo, tratos degradantes y denigratorios en contra de estudiantes por parte de efectivos de carabineros. Más allá de eufemismos los denominados “apremios ilegítimos” son torturas y disfrazarlos no exime de responsabilidades a los agentes del Estado, ni a sus jefaturas, ni a los responsables políticos de turno.

Para Villa Grimaldi lo que está ocurriendo en estos meses refrenda el quehacer de estos diecisiete años como sitio de Memoria dedicado a promover una cultura de respeto a los derechos humanos, mientras reafirma la gestión y activismo de las agrupaciones pioneras y otros sitios de memoria que también trabajan en este ámbito.

Rechazamos el que se utilice el argumento de la libertad de expresión para justificar el defender la tortura y las violaciones a los derechos humanos, o para reivindicar a los perpetradores. La libertad de expresión así entendida es desvirtuada por quienes hicieron desaparecer y ejecutaron a quienes pensaban e imaginaban proyectos de sociedades distintas.

Es por todo ello, que aspiramos a que sea la sociedad civil, la que a través de sus representantes genere condiciones para dejar fuera de la ley la apología del genocidio y la violación de los derechos humanos a través de una Ley de Memoria.

De la misma forma, como institución de derechos humanos no compartimos que las expresiones de movilización social y demandas puedan significar a jóvenes muchachos experiencias traumáticas en la indefensión de un bus policial o en sus calabozos. Si la perspectiva es que muchas de estas demandas se acrecentarán en el 2012, creemos que las instituciones de derechos humanos deberemos reforzar nuestro activismo y denuncia frente a los abusos, tratos degradantes y torturas.

Chile no se merece a 38 años del golpe militar y a 63 de la Carta Universal de los Derechos Humanos que la tortura y los torturadores, que las victimas de ayer y de hoy sean noticia.

Erradicar la tortura significa no practicarla y denunciarla cuando ocurra sin ninguna ambigüedad e imposibilitar que un homenaje pueda constituirse en un termómetro del grado en que el país es permisivo con crímenes de lesa humanidad.

Erradicar la tortura es que en las instituciones policiales se forme a sus integrantes en el conocimiento y respeto efectivo a los DD.HH.

Erradicar la tortura significa dar a conocer el listado de los perpetradores para terminar con la impunidad y así pueda producirse el aprendizaje y la condena social.

La comunidad internacional en estas últimas décadas ha hecho grandes progresos, a través de instituciones internacionales especializadas y destacados juristas para circunscribir con toda claridad los crímenes de lesa humanidad.

Nuestra convicción como Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi es que la tortura no es cosa del pasado porque aún como sociedad no hemos conseguido acuerdos que impidan la defensa o justificación de quienes la practicaron, mientras simultáneamente continúan ocurriendo abusos que en el grado que sean , no tienen otro nombre que torturas.

DIRECTORIO CORPORACION PARQUE POR LA PAZ VILLA GRIMALDI

Diciembre 2011.