Palabras pronunciadas en el Memorial por Margarita Romero, presidenta Corporacion Parque por la Paz Villa Grimaldi

Queridos Padres de Yenny, Laurisa y Sergio, queridos hermanos: Sergio, Modesto, Enrique, Ricardo y Susana,

Queridos familiares, Compañeras y Compañeros,

Amigas y Amigos,

Como tantas otras veces, nos encontramos reunidos para homenajear la memoria de una de nuestras compañeras detenidas desaparecidas por la dictadura, y ofrecerle una despedida que llega más de 30 años después de que fuera vista con vida por última vez.

Yenny formaba parte de las 194 mujeres que fueron desaparecidas o asesinadas por la dictadura, de 74 de ellas aún no conocemos su paradero, y seguimos esperando saber la verdad sobre lo ocurrido con sus vidas. Sin embargo, eso no impide que hoy podamos dar testimonio de su entrega y compromiso hacia los ideales de justicia y libertad que compartió con miles de chilenos y chilenas que lucharon contra la dictadura.

Al igual que otras mujeres que fueron víctimas del terrorismo de estado, Yenny asumió tempranamente la opción de intervenir de manera activa en el destino de nuestro país, integrándose al Frente de Estudiantes Revolucionarios y posteriormente al MIR.

Mientras Yenny cursaba la carrera de enfermería en la Universidad Católica, sobrevino el Golpe de Estado, transformando la vida que habíamos llevado hasta ese momento.

El 11 de septiembre de 1973 reclamó en todos nosotros la reafirmación de nuestras convicciones, ante lo cual Yenny respondió afirmativamente.

A pesar de la persecución y exterminio que la dictadura desató sobre los y las militantes del MIR, Yenny decidió permanecer en Chile, y junto a sus compañeros y compañeras seguir adelante desempeñando actividades riesgosas en un contexto de lucha clandestina.

Muy joven, a los 20 años, Yenny fue detenida el año 1974, durante ocho meses. Sabemos que para una joven mujer militante, la detención y la tortura, no sólo eran una represalia por sus ideales y acción política, sino que eran también el castigo hacia la transgresión que mujeres como Yenny habían realizado sobre el orden social tradicional: desear actuar a pesar de su juventud y unirse junto a otros a un proyecto colectivo más allá de la intimidad de su hogar, algo que en el contexto actual parecería tan lejano e impensable.

Tras su liberación, Yenny continuó sus estudios y su militancia, entregándose a actividades que fueron fundamentales para el MIR, como era la puesta en circulación de El Rebelde.

Y aunque hoy sentimos pesar por su pérdida, no podemos dejar de agradecer que no haya claudicado ante las circunstancias adversas, que desde tan joven en sus años de liceo, hasta su desaparición como una militante comprometida, haya sostenido sus convicciones y éstas se hayan expresado en acciones que hoy pueden ser una inspiración para nosotros y para las nuevas generaciones. Recuperar su memoria es una manera de expresar esta gratitud.

Pero también es preciso reiterar que hoy nos encontramos reunidos para compartir una parte de la verdad sobre el destino final de Yenny, sin embargo aún no sabemos quiénes fueron sus victimarios, y mucho menos hemos podido compartir la justicia que debe caer sobre los crímenes cometidos contra miles de chilenos y chilenas, que como Yenny, fueron secuestrados, torturados, asesinados o desaparecidos por el terror estatal desatado por la dictadura.

En esto no claudicaremos, así como la familia de Yenny no claudicó en su incesante búsqueda, no podemos desfallecer, se lo debemos a nuestros compañeros, pero también a todos los chilenos y chilenas que adhieren a los ideales de justicia y libertad, en una sociedad que no se conforma con la desigualdad y la injusticia.

Se lo debemos a las mujeres jóvenes de hoy que como Yenny, nuevamente se levantan desde diversas trincheras a exigir sus derechos, sin discriminación ni paternalismos. Y que para darle el verdadero sentido que tiene el compromiso y el sacrificio de esta joven que estudiaba para ser enfermera, hoy también cada vez más jóvenes exigen su derecho y posibilidad de estudiar sin rémoras clasistas, o el derecho a la igualdad de salarios y sueldos, el derecho a la diversidad sexual, el derecho y el deber de más democracia y participación. Derecho en definitiva a un país justo, democrático, libertario, con igualdad de oportunidades para todos. Nada ha ocurrido en el país para congelar los sueños del ayer, que hoy miles de Yennys reivindican nuevamente como legítimos.

Adelante YENNY, con todas las fuerzas de la Historia ¡!