Son del Colegio San Sebastián de Quilicura, es miércoles 11 de mayo y muy temprano 27 jóvenes y una profesora salen rumbo a Santiago. Su destino es un museo de sitio, ubicado a la altura del 8000 de Avenida José Arrieta en la comuna de Peñalolén.
Hoy, les corresponde realizar una visita guiada previamente acordada al Parque por la Paz Villa Grimaldi. Viajan encabezados por la profesora de Historia Giannina Artuso que, como parte de contenidos referidos a la Segunda Guerra les ha propuesto efectuar una relación entre los campos de exterminio nazis y la Villa Grimaldi, como centro de detención, tortura y desaparición de personas.
Tienen entre 17 y 18 años, calzan zapatillas de todas las formas y colores y los uniforma ese azul pingüino que muy pronto se alistan a dejar atrás. Para todos y todas es una visita inédita, porque ninguno conoce este centro de tortura y desaparición de los aparatos secretos de Pinochet.
Ya son las 10:00 y al llegar los recibe la profesora Anahi Moya, también docente de Historia y una de las guías del área Educación, que entre otras tareas debe recibir delegaciones y ser partícipe de estos ejercicios de didáctica de la Memoria y los DD.HH.
La mañana esta fría y lo primero será ver unos videos cortos en la sala-taller, material educativo especialmente preparado para estudiantes de enseñanza media. Corre película y surgen testimonios de sobrevivientes junto a los contextos en blanco y negros de ese Chile ocupado. Pocas preguntas y muy pronto comenzará el recorrido por los diversos hitos de este viaje por la Memoria.
El reloj marca las 10:25, la delegación se reúne en torno a la maqueta de este recinto, antes que fuera demolido. En el recorrido verán las gradas de la antigua casa, más allá los lugares demarcados de las celdas, y al fondo el portón metálico por donde ingresaban las camionetas C-10 con los secuestrados de esa jornada.
No lejos, esperan pacientes los gigantes ombús donde mataron al guardia que prestaba ayuda, el muro de los nombres, las rosas de las mujeres ejecutadas y desaparecidas, la torre y la casa de la memoria.
Al inicio, Anahi, la profesora-guía nos ha dicho que para ella “una visita lograda se nota por la cantidad de preguntas” pero “también por los rostros de reflexión dibujados en los rostros” y que en ese logro influye mucho lo realizado en aula por la profesora, antes de venir a este sitio de memoria.
Claudia Osses es una joven que tiene 17 años, quiere estudiar ginecología y esta es su primera visita a este sitio. Se muestra sorprendida al inicio.“No puedo creer que en este lugar tan bello, hayan podido ocurrir cosas terribles…porque el lugar hoy muestra paz”.
Frente al muro de los nombres ocurre otro momento significativo de este recorrido. Si uno se retira, observa a dos profesoras que tenían cortos años en Dictadura con un grupo de estudiantes nacidos después del 90, todos auténticos pingüinos y pingüinas.
Se escucha mencionar recursos de amparos, formas de desaparición, militancias en la clandestinidad, la tortura, el soldado muerto a cadenazos en el ombú, los oficios firmados por el general Arellano Starck. También, los actos de humanidad y calor entre prisioneros o de parte de algún guardia de menor rango. Todo se entrecruza en medio de las preguntas y respuestas de estos jóvenes chilenos que así aprenden sobre esos años duros y grises.
Allí, la guía Anahi Moya, comparte con la delegación fotografías de otra estudiante de 19 años llamada María Isabel Joui Peterson, militante del MIR, detenida-desaparecida desde 1975.
La profesora del curso visitante Gianina Artuso hace clases desde hace siete años y es primera vez que realiza este ejercicio. Antes, ya ha venido con otros cursos e incluso otros de sus alumnos, ganaron un concurso de telenovelas relacionado con los derechos humanos.
El Cuarto de Quilicura, es uno de los cuatro cursos que semanalmente solicita y realiza visitas guiadas en Villa Grimaldi. Se trata de establecimientos municipalizados, colegios particulares y subvencionados de muy diversas comunas de la Región Metropolitana quienes visitan preferentemente este Parque-Museo.
El año 2010 sobre 7000 estudiantes de enseñanza media conocieron este sitio. Así, cada año, se acrecientan las visitas de cursos cuyos profesores antes o después emplean los materiales de aula, o las exposiciones itinerantes (como la de Ana Frank por ejemplo) o se interesan por postítulos sobre Pedagogía de la Memoria y los DD.HH. Y Villa Grimaldi como sitio de memoria, fortalece su vocación de ser un espacio de aprendizaje para las nuevas generaciones.
Ya hay cansancio en la delegación, son cerca de las 13:00. Falta ir al cubo de los rieles. La profesora guía les recomienda ver la película “Dawson Isla 10” y en Youtube buscar el documental “El Juez y el general”.
Juan Meliñir, es un estudiante de 17 años y nos comenta que al visitar la torre sintió “que era un lugar con muchas energías, a ratos escalofriante”, porque allí pasaron cosas que le ocurrieron a amigos de su papá”. Por su parte, Claudia Osses, la estudiante con la que ya habíamos conversado al principio nos confidencia que “sintió miedo al subir a la torre” y que cree importante lo que hoy se hace para educar desde aquí.
Antes de partir, ambas profes realizan un conversatorio con los jóvenes y allí se conversa sobre las semejanzas y diferencias entre los campos de exterminio nazis y lo ocurrido en este cuartel de la DINA. Se habla de respeto y de los derechos del otro, se trate de judíos o peruanos.
Mañana será mañana y otro grupo de estudiantes con otro profesor realizaran una nueva visita guiada…
Comunicaciones Villa Grimaldi. 12/5.