El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó en acto solemne la Declaración Universal de Derechos Humanos. La amplia mayoría de los países representados aprobaron el texto, que sintetiza derechos inalienables de las personas en todo el mundo. Hernán Santa Cruz, representante de Chile y miembro de la Subcomisión de redacción del documento, escribió sobre el acto, efectuado en el Palacio Chaillot de París: “Percibí con claridad que estaba participando en un evento histórico verdaderamente significativo, donde se había alcanzado un consenso con respecto al valor supremo de la persona humana, un valor que no se originó en la decisión de un poder temporal, sino en el hecho mismo de existir – lo que dio origen al derecho inalienable de vivir sin privaciones ni opresión, y a desarrollar completamente la propia personalidad”.

Pero, la firma del documento se verificó en medio de un conflicto político-militar soterrado, de nivel planetario, denominado “guerra fría”, que envolvió al mundo en una vorágine de guerras locales, conspiraciones y golpes de Estado, los cuales dieron paso a violaciones sistemáticas de los derechos humanos. En 1973 esa “guerra” llegó a Chile y sumió al país en una tragedia, donde el texto de Naciones Unidas pareció convertirse en letra muerta. “Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes”, reza el documento, pero torturar, asesinar y desparecer se hicieron practicas habituales de la violenta dictadura civico-militar, encabezada por el general Pinochet.

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La Asamblea Permanente de DDHH  de Peñalolén – La Reina, en marcha por la recuperación de Villa Grimaldi, ex cuartel de la DINA, para converirlo en el actual parque memorial y museo de sitio.  Pese a lo anterior, la Declaración inspiró a organizaciones y personalidades, tanto laicas como religiosas, quienes se empeñaron en una lucha inédita por la defensa de los derechos humanos, que continúa vigente. Más aún cuando no se conoce toda la verdad respecto a los crímenes cometidos por la dictadura, la impunidad persiste y la aberrante práctica de la tortura sigue ejerciéndose, como concluye el último informe del Instituto Nacional de Derechos Humanos, dado a conocer este 9 de diciembre.

Sin duda, la aprobación de la Declaración Universal de Derechos Humanos fue un hecho histórico significativo, pero la historia enseña que este documento puede ser desconocido y burlado si las personas no conocen su contenido y -peor aún-, no se comprometen con su promoción y defensa. Reiterar este compromiso es el sentido de la conmemoración que organizaciones y activistas humanitarios efectúan por todo el mundo y del acto que realizaremos en Villa Grimaldi este próximo viernes, donde brindaremos especial homenaje a los grandes luchadores por los derechos humanos de todos los tiempos. Están todos y todas invitados.

La cita es este viernes 13 de diciembre a las 20:00 horas, en nuestro Teatro por la Vida de Villa Grimaldi, ubicado en Av. José Arrieta 8401, Peñalolén.