Recuerdo que el día de la inauguración actuó la compañía de danza Espiral  y realizó una coreografía al son de la canción de Víctor Jara “Deja la vida volar”; en ese momento, a varios nos hizo mucho sentido ese  canto exaltando el  amor y el valor de la vida, brotando desde un lugar con un pasado signado por la tortura y la muerte. 

Tal vez este sea nuestro sello más característico: el ser un parque de apariencia bucólica; pero que no olvida; que hace memoria de su pasado siniestro y lucha por que no se vuelva a  repetir.

Somos un Parque que defiende y alienta la vida; una vida digna para todos, luchando por ella con las armas de la paz: con la memoria, con el testimonio, con la educación en derechos humanos, la pedagogía, la museografía, con el canto y la cultura popular.

Aquel día de la inauguración, los árboles que hoy vemos frondosos, eran apenas delgadas varillas;  de la Torre quedaban solo sus cimientos y en el sector de las celdas solo dejaron en pie el Muro de Mosaicos, mientras por los prados. caminaban numerosos jóvenes tratando de hacerse una idea de cómo era el cuartel Terranova antes de su demolición y la construcción del Parque. 

Esos visitantes fueron un incentivo más para que los ex prisioneros y prisioneras comenzarán a organizar y guiar los recorridos por el Parque y también un estímulo más para reconstruir -en los años siguientes- la Torre, epicentro del horror vivido aquí,  la Celda “Casa Corvi” y reconstruir el Muro de Mosaicos luego de que fuera derrumbado por el terremoto de febrero de 2010. 

Con el transcurso de los años, el Parque fue consolidando su trabajo y compromiso con la memoria, construyéndose el Muro de los Nombres; los memoriales de los Partidos Políticos; el Monumento de los Rieles de la Bahía de Quintero; el Archivo Oral y el Archivo Documental.

Pero el Parque no sólo se fue adaptando a la necesidad de rendir homenaje de quienes fueron víctimas de violaciones a los derechos humanos en el recinto: también se abrió a las necesidades educativas que genera el trabajo de preservar la memoria, convirtiéndose en una aula y museo a cielo abierto que recibe a miles de visitantes año a año quienes, afortunadamente, en su gran mayoría son jóvenes.

Estos 27 años han sido años de avances y de acumulación de experiencias y aprendizajes en la gestión del sitio, en la cual hemos ido corrigiendo errores y aprendiendo de ellos.

Gracias a todo lo anterior, el Parque por la Paz es reconocido tanto a nivel nacional como internacional, recibiendo miles de visitantes año a año, desde simples ciudadanos a personalidades del mundo artístico, de la academia y de la política, tanto de Chile como del extranjero.

Pero Villa Grimaldi no sería lo que es hoy sin el equipo humano que le da vida, compuesto por socias y socios comprometidos con la difusión de la memoria, por los directorios que nos han precedido y que hoy me toca encabezar, los cuales lograron avances, a pesar de la persistente escasez de recursos. Vaya para ellos nuestro reconocimiento y gratitud.

A lo anterior cabe sumar el aporte -en distintos momentos de nuestro andar- de trabajadores y profesionales, quienes pusieron en marcha iniciativas como el Archivo Oral y las distintas áreas en las que se desempeñan nuestras actuales trabajadoras y trabajadores y que hoy organizaron este acto. Para ellas y ellos nuestro agradecimiento.

Estimadas compañeras y compañeros: el recuerdo del día de la inauguración del Parque, hace 27 años, nos plantea la enorme tarea de consolidar los avances y dar estabilidad a la institución. Para ello, se hace necesario promover una política pública en materia de sitios de memoria que asegure su funcionamiento, gestión y sustentabilidad. No es un objetivo fácil de lograr, pero podemos avanzar si logramos sumar voluntades

Debemos hacer este esfuerzo para que la Villa continúe aportando a la educación y persista en promover el respeto a los derechos humanos y el valor de la democracia. En definitiva, persistir en dar batalla contra el negacionismo y otros males que le acompañan y responder a la necesidad de garantizar la no repetición de los crímenes que se cometieron en este lugar y en todo el país.

Muchas gracias.

 

Peñalolén, 05 de abril 2024