“Acá se está destruyendo nuestra memoria”, afirmó la ex presa política Ana Becerra, frente a las desmanteladas cabañas de un centro de veraneo ubicado en la playa Marbella de Santo Domingo, que albergaron en sus inicios a la Dirección de Inteligencia Nacional, DINA, comandada por el entonces coronel Manuel Contreras. El lugar fue uno de los primeros centros clandestinos de tortura y exterminio de la dictadura cívico-militar y escuela de instrucción y experimentación en técnicas de tortura. El pasado 29 de noviembre el alcalde derechista de Santo Domingo, pese a las protestas de Ana y otros sobrevivientes, ordenó la demolición de las viviendas, lo que impulsó a la ex prisionera política a hacer un urgente llamado a las organizaciones de derechos humanos a solidarizar y buscar impedir la destrucción completa del lugar.
“Quieren destruir los recuerdos, quieren destruir las evidencias, pero aún estamos vivos -afirma Becerra, dirigente de la organización «Rocas de Santo Domingo por Nuestra Memoria-. Yo recuerdo lo que pasó acá y puedo testificar como otros compañeros. No somos muchos los que sobrevivimos de Santo Domingo pero aún quedamos y lucharemos hasta el fin por la verdad y la justicia. Que se sepa que pasó en estas cabañas que hoy destruyen. Acá se formó la DINA, acá los instruyeron. Este lugar es muy importante para nuestra memoria”.
El desmantelamiento de las cabañas de la playa Marbella, sigue el mismo patrón de otros intentos de promover el olvido y la impunidad demoliendo los cuarteles del terrorismo de Estado. Villa Grimaldi, el principal centro de tortura y exterminio, fue recuperado con casi todas sus instalaciones destruidas y la casa-cuartel de calle José Domingo Cañas sufrió un destino parecido. No obstante y pese a la picota, la memoria no ha podido ser borrada. Los lugares mencionados, junto a otros, forman parte de una red de sitios de conciencia que efectúan una importante labor de promoción y educación en derechos humanos, rol que también debieran cumplir las cabañas de Santo Domingo o la ex Colonia Dignidad. Para ello se hace necesaria la solidaridad, como la que reclama Ana Becerra, pero también el fortalecimiento de organizaciones autónomas de la ciudadanía que se hagan cargo de los recintos, y el necesario apoyo estatal para esta labor. Tal fue la propuesta que diversos sitios de memoria hicieron a los candidatos presidenciales, en octubre recién pasado, donde se planteó la necesidad de una política integral de memoria, que incorpore la recuperación de estos sitios, su reparación y preservación..