Este martes 19, tres de los jerarcas de Colonia Dignidad se entregaron a la justicia para iniciar el cumplimiento de sus condenas por abusos sexuales, violaciones y secuestro de menores. Sin duda se trata de un hecho positivo, pero Kurt Schnellenkamp, Gunter Schaffrik Bruckmann y Gerhard Mucke formaban parte de una asociación ilícita que no solo abusó de niños, sino también participó de secuestros, torturas y asesinatos de opositores a la dictadura, además del ocultamiento posterior de sus cuerpos. Como lo expresaron en declaración conjunta los sitios de conciencia de Londres 38 y Villa Grimaldi, la Colonia, conocida ahora como Villa Baviera, formaba parte del circuito de recintos clandestinos de la DINA en los cuales se practicó una represión sistemática e implacable contra los disidentes. El enclave alemán era la estación terminal, donde se perdieron las huellas de decenas de militantes de izquierda.

Son esos crímenes los que la justicia chilena también debe investigar y castigar. No basta que los jerarcas de la Colonia sean encarcelados por cometer delitos contra menores, también deben enfrentar a los tribunales por los casos de detenidos desaparecidos y ejecutados, sobre los cuales existe convicción que estuvieron en la Colonia.

A pesar del fallecimiento de Paul Schäfer, de la huida de su lugarteniente, el médico Harmut Hopp o el encarcelamiento de los jerarcas restantes, Colonia Dignidad no puede dar vuelta la página para simplemente convertirse en el resort de Villa Baviera, organizando regadas fiestas de la cerveza. La verdad y la justicia sobre los crímenes de lesa humanidad cometidos en sus terrenos siguen pendientes, como también la construcción de un memorial que recuerde a las víctimas e impida el olvido sobre lo allí ocurrido. Esa historia no resuelta seguirá subyaciendo y aflorando bajo el maquillaje de sitio turístico, los disfraces de campesinos bávaros y los ríos de alcohol del Oktoberfest. Seguirá demandando la justicia que no se ha hecho y la memoria que se intenta sofocar. (LFA 19/02/2013)


Entre las deudas pendientes de Alemania: la extradición a Chile del médico Harmut Hopp

El prófugo Harmut Hopp, médico torturador y lugarteniente de Paul Shäfer reside en la ciudad alemana de Niederrhein, donde llegó luego de fugarse con la ayuda de una red de colaboradores. Allí vive al amparo de una iglesia evangélica y ha solicitado ayuda en dinero al Estado alemán. Víctimas de la Colonia Dignidad solicitan que sea extraditado a Chile para continuar el juicio y recibir el castigo acorde con los crímenes de lesa humanidad en los que está involucrado.