En octubre de 1973 se habría registrado el primer vuelo de la muerte, corroborado por la confesión de uno de los tripulantes del helicóptero militar desde el cual fueron lanzados al mar, estando con vida, el dirigente sindical Ceferino Santis Quijada, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR); el regidor socialista Luis Norambuena Fernandoy, y Gustavo Farías Vargas, recaudador de obras sanitarias en la ciudad de San Antonio, también militante del MIR. Los dos últimos se habían presentado voluntariamente a las autoridades militares de San Antonio, luego de enterarse que eran requeridos por un bando militar.

Farias y otros tres detenidos, Jorge Ojeda Lara, Florindo Vidal Hinojosa y Víctor Mesina Araya fueron internados en el Campamento de Prisioneros Nº 2, situado al interior del Regimiento de Ingenieros Militares de Tejas Verdes. Por su parte Norambuena y Santis Quijada, luego de pasar por otros recintos de detención, fueron recluídos en la cárcel pública de San Antonio.

La noche del 5 de octubre de 1973, los seis prisioneros fueron sacados de sus lugares de cautiverio, subidos a un camión frigorífico y llevados con rumbo desconocido. Los cuerpos de Ojeda, Vidal y Mesina aparecieron a la mañana siguiente en las riberas del río Rapel, con sus cráneos destrozados a golpes.

De los prisioneros Santis, Norambuena y Farias no se volvió a saber. Hasta ahora, en que se conoce el testimonio del suboficial en retiro del Ejército, Juan Guillermo Orellana Bustamante, que formó parte de la tripulación del helicóptero en calidad de mecánico. Los tres cautivos habrían sido embarcados en la nave atados de pies y manos junto con un oficial vestido de civil quien procedió a lanzarlos al vacío, una vez que el helicóptero se internó mar adentro, frente a las Rocas de Santo Domingo.

Según el suboficial Orellana, el sujeto de civil que cometió el brutal asesinato fue Miguel Krassnoff Marchenko, cuyo nombre se repite como autor o cómplice de innumerables crímenes de lesa humanidad.

De la guerra de Argelia

La práctica de lanzar cuerpos al mar desde aeronaves, con objetos pesados amarrados a sus pies, fue ejecutada por militares franceses en la etapa más álgida de la guerra de Argelia. Se le denominó burlescamente ‘gambas Bigeard’ por quien inventó el brutal procedimiento, el comandante de paracaidistas Marcel Bigeard. Se atribuye a militares galos la transmisión de esta y otras tácticas de guerra contrainsurgente a los ejércitos latinoamericanos vía la Escuela de las Américas, gestionada por el ejército estadounidense. Miguel Krassnoff fue alumno de esta fatídica ‘Escuela’.

El relato del suboficial Orellana se viene a sumar a otros hechos y pruebas sobre la utilización de esta brutal práctica por parte de los militares. En septiembre de 1976 apareció en una playa de ‘La ballena’ de Los Molles el cuerpo de la profesora Marta Ugarte, tras zafarse del objeto metálico, presumiblemente un trozo de riel, con el cual fue lanzada al mar desde un helicóptero. A lo anterior se agrega en 2004 el hallazgo en el fondo de la bahía de Quinteros de restos de rieles, por parte de la Policía de Investigaciones en el marco de las investigaciones sobre desapariciones de opositores a la dictadura efectuadas por el juez Juan Guzmán. Uno de los trozos de metal, que actualmente se exhibe en Villa Grimaldi, presenta un botón de camisa adherido, señal inequívoca que estuvo amarrado al cuerpo de una persona.