Doscientas personas participaron el sábado último en un nuevo lanzamiento del libro “La Danza de los cuervos” del periodista Javier Rebolledo.

Posteriormente, la «Procesión cultural» «Memoria del Territorio.La Ruta hacia la muerte» con alrededor 150 participantes unió ese fatídico trayecto, que hace 28 años conectaba al entonces “Cuartel Terranova” con Simón Bolívar 8800. La caminata estuvo encabezada por una representación dramatizada de como en esos años agentes de la DINA trasladaban prisioneros y prisioneras. Ensacados como bultos o “paquetes”, como describiera Jorgelino Vergara. Como seguramente ocurrió con Lenin Díaz, Reinalda Pereira, Marta Ugarte, Ángel Guerrero y Víctor Díaz quienes fueron algunos de los detenidos desaparecidos, que en ese tiempo fueron trasladados desde la señorial casona de Avenida Arrieta al cuartel de calle Simón Bolívar, cuándo ambos lugares funcionaban como cuarteles de prisión y exterminio.

La inédita procesión recogía el objetivo de visibilizar esta ruta de la muerte ante los vecinos de las comunas de Peñalolén y La Reina, mientras asumía en los hechos el objetivo de recuperar como sitio de memoria el terreno que actualmente ocupa un condominio de doce casas en la comuna de La Reina.

Quizás, pocas veces un libro de investigación periodística ha contribuido a dinamizar una coyuntura tan contingente, como pareciera estar ocurriendo con esta investigación.

EL LANZAMIENTO

Ese sábado, hizo frío y el sol no conseguía entibiar las ordenadas sillas blancas ordenadamente dispuestas en la Velaria de Villa Grimaldi. El café y él te esperaban a los participantes, mientras al frente comenzaban a vaciarse nuevas cajas del libro que volvería a ser “lanzado” cual saeta de verdad en medio de este Chile a momentos olvidadizo. En el panel de esta presentación estaban Nelson Caucoto, abogado en derechos humanos y profesor universitario; Dauno Tótoro directivo de Ceibo Ediciones; Carmen Gloria Díaz, investigadora en DD.HH; y su autor el periodista Javier Rebolledo. En el acto también participaron las directoras de la Corporación Lelia Pérez y Flor Hernández.

Al inicio, se conocían las disculpas del subprefecto Abel Lizama y a continuación el integrante del directorio de la Corporación Villa Grimaldi Edgardo Rivera realizaba un saludo de bienvenida expresando que…“en los próximos años, el paso del tiempo integrará a nuevos actores a la defensa de los derechos humanos, serán ellos los que deberán seguir buscando la verdad sobre el pasado, y tendrán en sus manos la responsabilidad de hacerla pública. Serán ellos los que investiguen y escriban libros, los que dirijan estos sitios de memoria y busquen una sociedad más justa, basada en la verdad y en la justicia, que recuerde a cada hombre y mujer que pasó por estos lugares”. Para finalizar diciendo “Por ahora, sólo nos queda aunar nuestros esfuerzos para recuperar el centro de torturas y exterminio Simón Bolívar, aspecto ya planteado por las organizaciones ciudadanas de La Reina”.

El acto de lanzamiento y procesión era saludado en un escrito de Alicia Lira, presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos AFEP destacando que el “pacto de silencio que aún se mantiene en el Ejército de Chile, las fuerzas armadas y los cómplices civiles de la dictadura tiene que romperse. Cómplices como Jovino Novoa, Alberto Cardemil, Sergio Onofre Jarpa y otros –como el grupo Chacarillas- desde la Moneda hoy dirigen la represión contra los movimientos sociales que se movilizan por sus derechos como los estudiantes y el pueblo Mapuche”.

Sería el momento del abogado Nelson Caucoto que en pasajes de su intervención compartió con el público su cercanía con los y las detenidas desaparecidas, a partir del conocimiento de sus vidas reconstruidas desde las fojas de expedientes judiciales y testimonios familiares. El defensor de DD.HH agregará: “reconozcamos que los militares chilenos fueron altamente eficientes en su tarea de exterminio…” destacando “…que Villa Grimaldi es hoy un lugar de paz donde es posible reunir, recoger fuerzas y esclarecer sentidos para continuar buscando más verdad y justicia…”

Carmen Gloria Díaz, sobreviviente de Villa Grimaldi, por su parte expresaría “…la “paz democrática” vigente en Chile ha sido previamente abonada por la barbarie. Sin ésta no se entiende aquélla. Esta supuesta paz ha sido hija legítima del castigo y la violencia, la punición y la dominación, tópicos que quedan normalmente fuera del discurso social y político. Entonces, si la Dictadura y su barbarie fueron la violencia fundante de lo que vivimos hoy en día ¿qué son nuestros muertos? Fueron la resistencia…Por esto, insisto, las violaciones a los DDHH de la dictadura y las que ocurren hoy en día se encuentran inter relacionadas de una manera inseparable. La de antes para instaurar este sistema, la de hoy para mantenerlo”.

El panel de expositores finalizaría con las palabras del periodista Javier Rebolledo expresando sentirse sorprendido por los resultados alcanzados por su libro, traducido en atención periodística y en que hoy encabeza el listado nacional de libros más leídos entre las obras de no ficción en Chile.

UN MINISTRO INVESTIGADOR

Como todo lanzamiento hubo numerosos aplausos, pero sin duda ninguno tan entusiasta y prolongado como el tributado al ministro de fuero Alejandro Solís, magistrado investigador con connotados éxitos en procesos de derechos humanos, que asistió esa mañana de manera anónima y “piola” a este lanzamiento realizado en Villa Grimaldi.

LA PROCESIÓN CULTURAL Y EL ACTO

Una camioneta roja rodeada de hombres y mujeres de negro con anteojos obscuros “fueron” los agentes de la DINA cargando y llevando hombres y mujeres amordazados y con vendas en los ojos. La representación dramatizada la animarían una docena de jóvenes organizados y convocados por el Laboratorio H coordinado por Andrea Olivares, junto a un colectivo de la Comunidad Ecológica de Peñalolén. Los transeúntes, automovilistas y personas ubicadas en los paraderos contemplaban extrañados esa caminata que representaba ese pasado tenebroso, esta vez a plena luz del día.

La procesión avanzó lentamente por las calles diputada Laura Rodríguez, avenida Larraín y Ossandon hasta Simón Bolívar, siempre escoltada por motoristas de carabineros y un auto radio patrulla, mientras grupos de jóvenes pegaban en los paraderos del Transantiago carteles con los nombres de detenidos-desaparecidos que estuvieron en el cuartel Simón Bolívar.

Finalmente frente al condominio o “condemonio” se realizaron nuevas representaciones, haciendo uso de la palabra representantes de la “Mesa de Izquierda” de La Reina, destacando el testimonio de Claudia Godoy, hija del médico y militante del PC Carlos Godoy desaparecido desde ese recinto. Con voz entrecortada Claudia interpelo a los presentes y a los vecinos recordando a su padre y también la tesonera búsqueda que encabezara su madre. En los mismos momentos, un vecino nos manifestaba descreer que allí hubiese sucedido “algo”… Mientras en la reja del recinto era colgado un cartel: “Cuartel Simón Bolívar, Centro de Exterminio DINA 1974-1977”.

Atrás, quedaría la calle cubierta con pintura roja y carteles pegados en la reja del 8800. Era el momento de dispersarse con la convicción que una compleja tarea recién comenzaba, que no será fácil avanzar en recuperar ese lugar para la memoria, pero que en esta “Primavera de Chile” es un nuevo y digno objetivo a plantearse.

Comunicaciones Villa Grimaldi
Texto: Ignacio Vidaurrázaga 
Fotografía: Luis Arellano 29/8.12.