30 de agosto de 2012, Día Internacional de las Victimas de Desapariciones Forzosas
Compañero Martin Elgueta “Renato”
Querido compañero, te escribo en este día que se ha instaurado para recordar y condenar la practica de la desaparición forzosa desarrollado en tantas partes del mundo por los aparatos represivos de quienes detentan el poder.
Hace no mucho que me encontré con tu hermana, precisamente en Londres 38, lugar a donde te llevaron los agentes de la DINA y desde donde hicieron desaparecer tu cuerpo, asesinándote como a tantos otros, pero pretendiendo que te convirtieras en un “desaparecido”.
Es curiosa la palabra “desaparecido” porque si los innombrables pretendían que desaparecieras de nuestras vidas, de nuestra historia, de nuestra cotidianeidad, nunca lo han logrado.
Si es cierto, no entregaron nunca tu cuerpo, nunca supimos de que forma te mataron y donde quedaron tus restos mortales. Pero ¿Desaparecido? ¡Jamás!
No se si a Pato Jorquera, a Renard, a Renato Arias, a Juan Sepúlveda, solo por señalar algunos de quienes fuimos compañeros de esa Brigada Secundaria mágica de 1968 les pase lo mismo, pero para mi tu nunca has desaparecido. Es más, cada vez que paso por una Fuente Alemana te veo sirviéndote un lomito, frente al Manuel de Salas te veo junto a la Maria tu compañera de banco, en Pajaritos a la entrada de Maipù te veo conversando con Santos Romeo y el Guajiro, mientras el Chino, el Adrián y el Máximo te apuran para que entremos a reunión.
No. No y no. Nunca has estado “desaparecido”, siempre has estado con nosotros, con todos los que sobrevivimos, con tu familia, con tus compañeros, con tus amigos, con tus camaradas.
Y claro, yo que te debo tanto ¡Como no me iba a acordar de ti en este día!
Si parece que te estoy viendo cuando llegaste a la reunión que teníamos los del Liceo 10 que ahora se llama Confederación Suiza, en la casa de don Clotario, en San Isidro y nos presentaste el Programa y el proyecto del MIR. Como poder olvidar cuando cabro por cabro fuimos constituyendo la Brigada Secundaria y fuimos capaces de tener la primera Unidad Operativa con la cual recuperamos recursos financieros, mimeógrafos, incluso armas. Ahí estabas siempre machacándonos, que no nos convirtiéramos en “cabezas de pistola” y nos exigías leer “Fundamentos del Socialismo” de Julio Cesar Jobet, la Segunda Declaración de la Habana, tanto como años después nos obligaste ya en pleno fragor del Poder Popular a leer las experiencias de Control Obrero en España, las discusiones del Comité Central del Partido Bolchevique que la Quimantú había publicado.
Han pasado tantos años y se que muchos de los que nos formamos a tu lado nunca te olvidamos, es decir, nunca dejaste de estar presentes en nuestro que hacer, en nuestras vidas. Menos aun yo, porque fueron al menos dos veces en mi vida que fue tu palabra la que me oriento en medio de la confusión.
¿Recuerdas cuando me quería ir del MIR porque no me había gustado la violenta reacción del Melinka en la toma de la Casa central de la Universidad de Chile tras un homenaje al Ché?
¿Recuerdas cuando salí del GAP y ya no quería seguir trabajando en temas militares y tu me llevaste al Cordón Cerrillos? ¡Que gran escuela de aprendizaje esa!
Si te veo pasearte en tu salsa conversando junto al Yeti con los viejos de FENSA, con el Miguel de American Screw, con el Ramos y el Peluso de Perlack. Como no recordar las tomas de la comuna, las tomas de los fundos, las aperturas de los locales comerciales y tu moviéndote como pez entre la gente coordinando, dirigiendo, aportando en lo que fuese.
Querido amigo, estábamos con el Pepe Amigo en prisión cuando nos llegó la noticia que estabas en las garras de la represión. Como todos, esperamos vanamente saber algo de tu suerte. Solo en el exilio supe que estabas entre los llamados “detenidos desaparecidos”. Desde esa época, y a lo largo de muchos años, porto una pequeña fotografía tuya que sobrevivió incluso a mi segunda detención y sigue ahí, en mi porta documentos, entre el corazón y la razón, porque ¡Puchas que me han servido tus consejos, tu ejemplo, tus enseñanzas que trato de traspasarla a las nuevas generaciones. Bueno, como dice una vieja canción , no se decirte nada mas, tu debes comprender que aun estoy en el camino, en ese camino que juntos recorrimos un trecho y que fue mi escuela.
Con un abrazo gigante te abrazo con todo mi cariño.
Guillermo Rodríguez M
(Diego Ramirez, Alma Negra)
P/d 1. Dicen que estas muerto, yo digo que estas mas vivo que muchos vivos actuales que tu conociste siendo tus compañeros y que en realidad hoy son muertos vivientes.
P/d 2. Mi hijo pequeño se llama Luciano Martín, ya sabes en homenaje de quienes.
P/3. Hace poco se juntaron todos los sobrevivientes del GPM 4 que tan brillantemente tú condujiste.
De seguro nos reuniremos nuevamente y pediremos que nos envíes un informe, estés donde estés.