El Parque por la Paz Villa Grimaldi fue el escenario del lanzamiento del libro «Derechos Humanos y Fútbol» de la Editorial Matecito Amargo, una publicación que invita a la reflexión crítica sobre el deporte rey, entendiéndolo como un potencial espacio de memoria, denuncia y transformación social. El evento reunió a autores, dirigentes de clubes sociales y representantes de sitios de memoria para debatir sobre la necesidad de vincular la pasión deportiva con la promoción de los Derechos Humanos (DDHH) y contó comentarios de Patricio Córdova, de la Editorial Matecito Amargo; Carola Zuleta, de la Comisión de DDHH del CSyD Colo Colo; Edmundo Valladares, pdte del CSyD Colo Colo; Marcelo Acevedo, pdte del Sitio de Memoria Estadio Nacional; Alejandro Olivera, coordinador del Área de Educación del Parque por la Paz Villa Grimaldi y Diego Nervi, del Comsión de DDHH del CSyD Colo Colo.
El libro, hecho «por militantes, por gente que trabaja en los derechos humanos, que habitan los clubes», según Patricio Córdova de la editorial, busca tender un puente directo hacia la comunidad futbolera. En este sentido, Córdova destacó el contraste con el modelo argentino, donde los clubes de fútbol han integrado de manera profunda la causa de los DDHH, incluso llevando símbolos de organismos como Abuelas de Plaza de Mayo en sus camisetas.
«Siento que en Argentina está el ejemplo a seguir del tipo de clubes que muchos de acá soñamos. Llevan muchos años gestándolos de manera comunitaria y los derechos humanos han sido parte importante de lo que están llevando a cabo,» señaló Córdova.
En Chile, la situación es distinta, marcada por «20 años de sociedad anónima deportiva» y la instalación de un modelo que ha dañado el tejido social de los clubes. «Hay generaciones enteras que no conocen los clubes sociales y deportivos,» afirmó, enfatizando que existe una brecha que debe ser gestionada por socios e hinchas organizados.
Colo Colo y la búsqueda de Justicia
Edmundo Valladares, presidente del Club Social y Deportivo Colo Colo, subrayó el compromiso institucional de su organización, que ha trabajado en el rescate de la memoria y la vinculación con la búsqueda de justicia, recordando la instalación de una placa en Villa Grimaldi en homenaje a los colocolinos caídos tras el golpe de 1973. «Entendemos también a nuestro club como una institución popular, de una institución que si bien es transversal tiene una base muy fuerte en los sectores más vinculados al pueblo,» explicó Valladares.
El dirigente lamentó que las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) se desvinculen de los temas de DDHH, amparadas en reglamentos FIFA que evitan la mezcla de temas políticos y futbolísticos. Sin embargo, destacó que la presión de las SAD ha servido para revitalizar el área social en su club.
«Luego que termine la concesión de Blanco y Negro, vamos a tener un club más fuerte porque quizás lo deportivo no siempre va a ganar, pero vamos a tener un club con una comisión fuerte de derecho humano, con una comisión de género, con desarrollo patrimonial, con distintas ramas deportivas,» afirmó.

Por su parte, Marcelo Acevedo, presidente del Sitio de Memoria Estadio Nacional, hizo un llamado a integrar a los hinchas y las barras organizadas en la causa de la memoria.
«Se ha estigmatizado mucho al hincha del fútbol… y creo que lo que nosotros debemos hacer -como sitios de memoria- es vincular a esos hinchas con los derechos humanos,» sostuvo Acevedo, alertando sobre el retroceso en la protección de los DDHH y el avance del negacionismo. «Si los hinchas no vienen a los espacios de memoria, nosotros tenemos que ir a los hinchas.»

Finalmente, Alejandro Olivera, coordinador del área de educación de Villa Grimaldi, resaltó el potencial del fútbol para llegar a las nuevas generaciones, que no siempre encuentran canales expeditos para conectar con las temáticas de memoria.
«El fútbol, los equipos de fútbol y la dinámica que se construye… es un camino no solo válido, sino que necesario a la hora de pensar y proyectar cómo las futuras generaciones también pueden encontrar en estos elementos un lugar donde desarrollarse identitariamente y desde ahí ser protagonista de la construcción de una mejor sociedad,» concluyó Olivera.
La obra, de Editorial Matecito Amargo, propone repensar las instituciones deportivas como espacios de justicia y dignidad, abordando la brecha existente entre los clubes sociales y el modelo de Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) en Chile, a la vez que reafirma que la cancha no es solo un campo de juego, sino también un territorio donde se lucha por la justicia y la dignidad, haciendo del fútbol una herramienta esencial en la defensa de los derechos humanos.
Al finalizar la jornada, se reazlió las presentaciones musicales de Yigo Dosmildosis y Centinela Spectro, quienes con su fuerza interpretativa y sus letras de denuncia, cerraron la jornada.
