Hugo Marchant y Silvia Aedo y recibidos por los directores de la Corporación Villa Grimaldi Flor Hernández (al centro) y  Edgardo Rivera (costado derecho)

“No pidamos más permiso” le expresó Silvia Aedo a Hugo Marchant y ese quizás fue el giro para esta familia en su lenta preparación para retornar a Chile y comenzar a romper esa pena de destierro, que como dice el diccionario significa “echar fuera del territorio por un mandato judicial o decisión gubernamental”, destierro que desde siempre ha sido una condena más dura que la muerte…hoy Bolivia, Colombia y Paraguay la descartan en sus legislaciones, mientras otras naciones del continente no la contemplan para delitos con motivación política. En Chile aún existe encubierta en la palabra extrañamiento.

Cuenta Silvia, compañera de Hugo que “durante muchos años escribimos muchas cartas a todos los gobiernos, al de Bachelet, a Naciones Unidas, a mucha gente y nunca obtuvimos respuesta, nos decían que no era el momento, y parecía que nunca era el momento”. Agrega que, siempre que venía a Chile llamaba y veía a mucha gente planteándole la idea que algo había que hacer y mientras visitaba a su madre moribunda en el transcurso del segundo semestre del 2011 finalmente se conformó el comité y se decidió que había que hacer algo y poco a poco se reunió mucha gente de diversas historias militantes y sociales, luego Silvia retornó a Finlandia a rencontrarse con Hugo. Ya había campaña y luego vinieron los intentos de Marchant para reingresar, hasta que finalmente fue autorizado a permanecer quince días en Chile, casi como “un país a cuenta gotas”.

Y es Hugo quien prosigue. “Mi hija Javiera estaba hospitalizada por depresión, entré a su habitación y le dije me voy a Chile… y ella se levantó de la cama y me manifestó que se uniría al viaje y luego su pareja decidió lo mismo”.

En Finlandia todo el país sabía de esta campaña, también Támpere la ciudad que habita la familia Marchant-Aedo, que es la tercera en número de habitantes del país con 211.000 personas y se encuentra a unos 170 kilómetros de Helsinski.

Hugo, en su país de destierro, trabaja administrando y monitoreandoedificios inteligentes que pertenecen al Estado. Esos conocimientos los adquirió luego que a los 46 años estudiara en la Universidad Tecnológica la especialidad de automatización en informática.

Simón es el hijo mayor y es el único que en esta masiva presencia de la familia Marchant –Aedo en Chile decidió permanecer en Finlandia. En esta oportunidad están junto a sus progenitores Javiera y Juan Manuel, el hijo menor de 17 años.

Hugo cuenta que su hijo Juan Manuel le manifestó por estos días que se sentía muy contento de conocer facetas desconocidas de ellos, (seguramente se refería al activismo de estos días en territorio nacional) “…y que por primera vez lo veía reír…creo que durante este tiempo en Chile he llorado harto. Hasta los 20 años camine en Santiago como Hugo Marchant. Después salí al exilio y luego volví clandestino y me llame de muchas formas. Luego vino la tortura y la cárcel y posteriormente el destierro. Hoy después de 38 años vuelvo a caminar por Santiago como Hugo Marchant y seguramente por toda esa carga de recuerdos y dolores por estos días he recordado a queridos compañeros como “Carlitos” “el Cecilio” y Víctor Zúñiga”.

Marchant rememora que en Buenos Aires tuvieron muchas muestras de apoyo, y destaca lo que aconteció con la Asamblea “Carta Abierta” que reunió a alrededor de 600 intelectuales argentinos que le tributaron una ovación de pie, mientras altas autoridades del gobierno le expresaban su solidaridad.

“Hemos conversado con la Silvita que después de todo lo vivido nos será bastante difícil continuar con nuestras vidas en Finlandia, por ello seguramente en marzo próximo, cuando nos reencontremos como familia, decidiremos si tenemos condiciones para acercarnos a Argentina u otro país más cercano de Chile para continuar esta campaña”.

Hoy martes 10 de enero cuando sean las 19:00 Hugo Marchant ya habrá emprendido el retorno a Finlandia. A la hora de los balances dice: “nuestra estadía en Chile ha sido muy positiva en todo sentido, porque la existencia de nueve condenados al destierro y de más de un centenar de chilenos con procesos pendientes que no pueden vivir en Chile se instalo en la agenda informativa y de las demandas ciudadanas. Porque esta campaña tuvo un montón de dificultades, recuerdo que en la primera y segunda campaña no nos pescaron y creo la diferencia de esta vez es que fue coincidente con el movimiento estudiantil demandando educación pública y de calidad, fue coincidente con un Chile distinto. Creo que estas nuevas condiciones han abierto muchas puertas y han decidido a muchas personas a apoyarnos de muy diferentes formas”.

Hubo parlamentarios que calificaron la presencia de Marchant en el Congreso Nacional de “imprudente”, casi una afrenta, mientras la diputada Cristi iba más lejos y condicionaba el fin del destierro con la excarcelación de los militares y civiles violadores de derechos humanos. Hugo al respecto dice:  «fuimos al congreso para acompañar al diputado Aguiló y a un grupo de parlamentarios a presentar un proyecto de ley para la abolición de la pena de extrañamiento, que es una pena arcaica al igual que la pena de muerte…y en todas estas gestiones hay que agradecer a muchas personas y de entre ellos a los abogados Alejandra Arriaza y Alberto Espinoza”.

Respecto a los dichos de la diputada Cristi Marchant indica “si quieren liberar a sus criminales que lo digan claramente, para ello no necesitan utilizar nuestras luchas, porque los mismos que quisieran que seamos moneda de cambio, son los que criminalizan las luchas de los estudiantes y mapuches y brindan homenajes a torturadores, y es precisamente a ellos a quienes parece molestarles que vayamos al congreso…”

Hugo y Silvia recorren el Parque por la Paz Villa Grimaldi, se detienen en la maqueta y escuchan explicaciones del director Edgardo Rivera – integrante del Directorio de la Corporación-. En el caso de Hugo conoce por primera vez este sitio de memoria y de promoción de los derechos humanos, mientras camina rememora otros centros de exterminio existentes en Europa que ha conocido antes que Villa Grimaldi.

En la despedida hay un hasta pronto y ya se escucha el Vuelvo de Illapu “…vuelvo, vida vuelvo…a vivir en mi país…

COMUNICACIONES VILLA GRIMALDI 10/1/12.