Tras casi tres meses de trabajo el proyecto “Encuentro de adultos mayores. Tu historia es mi historia”, coordinado por el Área de Gestión Cultural de la Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi, está llegando a su fin. La iniciativa consideró recorridos explicativos a grupos de distintas comunas, por el Parque por la Paz Villa Grimaldi, y la presentación de la obra teatral “Mi abuelo Horacio” de la compañía Aracataca que aborda la historia de Horacio Cepeda Marinkovic, detenido desaparecido desde 1976. El proyecto contó con el apoyo del Programa Vínculos de la Región Metropolitana del Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA), y fue ejecutado gracias a la obtención del fondo concursable “Chile de Todas y Todos 2017” del Ministerio de Desarrollo Social.
Una figura protagónica en este trabajo ha sido la actriz y directora de la fundación Aracataca, Malucha Pinto. Ella, al cierre de cada jornada de visita, realizó diálogos compartidos con los asistentes, donde se abordaron las temáticas expuestas durante la visita al ex cuartel de la DINA y los contenidos representados en la obra teatral, cruzados con las historias personales de los participantes.
Consultada sobre el balance del proyecto, Malucha Pinto indica que “ha sido muy asombroso. Me ha dejado muy sorprendida el miedo. Como la dictadura realmente instaló en la gente un terror, un terror a poder compartir el quienes son, sus militancias políticas, y su memoria finalmente”. Explicó que en su experiencia con Aracataca, ya habían realizado trabajo en poblaciones, con talleres de memoria, y mucho de lo que había vivenciado se volvió a hacer presente en el actual trabajo con Villa Grimaldi.
Añade que a partir de los testimonios de quienes asistieron, que no son dirigentes sociales, ni gente con militancia o actividad política, sino que ciudadanos comunes y corrientes de comunas populares, “es impresionante como fruto de esta motivación o de esta sensibilización que es hacer esta visita por Villa Grimaldi, y luego ver ‘Mi abuelo Horacio’, la mayoría por primera vez vuelve a recordar una porción de sí misma y de su entorno que nunca había querido abrir”.
Señala también que en los diálogos finales aparecen “todos estos recuerdos guardados y el contacto con el terror que les tocó vivir, gente que ni siquiera era de izquierda, sino que ciudadanos. El terror que dejó instalado la dictadura”.
Manifiesta que lo escuchado deja en evidencia que “a nivel poblacional hubo una estrategia pensada para terminar con la idea de que tu podías ser otra persona, de que tu podías junto a otros construir mundo, y lo hicieron capa por capa. Como han venido personas de muchas comunas, te das cuenta de los efectos de la dictadura en la población, a través de los allanamientos de las casas, de la vejación a las mujeres, de la sacada de la gente a las canchas”.
“Estos encuentros me dejan la sensación -señala- que de algún modo es como que no hubiéramos terminado de salir de ese modus operandi, todavía queda como esa bestialidad, como ese salvajismo, de algo muy fino en el sentido de… perfectamente construido, científicamente construido para terminar con la posibilidad la existencia de un movimiento social popular en Chile”.
“Después de todos estos años la gente sigue aterrada, y la gente aquí se abrió porque estaba muy sensibilizada, pero que va a volver a su casa y no le va a contar a los hijos, y no le va a contar a los nietos, y se va a ir a la tumba con esta sensación de miedo, y eso también hace que el ser humano va perdiendo su creatividad, va perdiendo su capacidad de irse transformando, de ir evolucionando hacia otros espacios, de ir pensando…”, indica Pinto. Y agrega que “el rol de nosotros testigos de un tiempo es fundamental si uno supiera habitarlo. Entonces lo único que ves hoy en estos adultos mayores, en un 95% es la queja, el odio a los migrantes, el tema de la salud, de una manera bien victimizado, bien denostado, y otros simplemente se van para adentro. De este trabajo me he quedado con muchas preguntas”.
Indica que el pasado 29 de marzo asistió al acto frente al ex colegio Latinoamericano de Integración, y “me llamó mucho la atención la lectura de la carta de Manuel Guerrero, donde decía que ojalá pudiéramos aprovechar estas fechas para reflexionar, y creo que eso es lo que nos falta todavía. Sentarnos juntos a reflexionar más finamente, ya que hay muchas preguntas. ¿Cómo seguimos?, es una gran pregunta. Vamos a seguir como lo hemos hecho durante estos más de cuarenta años, entregándole el poder a un grupo que claramente nos traicionaron, traicionaron al movimiento social, y han hecho un trabajo político asqueroso. ¿Qué hacemos todo el resto? ¿Cuándo nos vamos a sentar a dialogar? Con este proyecto me queda como super claro esa necesidad”.
Por último reflexiona en que “en este minuto casi que el arte y la cultura son los únicos espacios legítimos, confiables, donde uno pudiera volcar esas preguntas, donde uno pudiera recuperar memoria, donde uno pudiera pensar juntos, sentir juntos, y volver a abrir todo lo que está bloqueando la posibilidad de querer dignidad, de conectarte con tu dignidad, ya que la dignidad es algo enorme finalmente”.