El reciente encuentro de sobrevivientes de Villa Grimaldi, el pasado 2 de enero,  no solo fue una reunión de camaradería entre ex prisioneros y prisioneras, también los diálogos entre sus asistentes evidenciaron  preocupación por transmitir  a las nuevas generaciones la o “las” memorias de la lucha previa y posterior al golpe cívico-militar del 73. Parte de estas preocupaciones se reflejan en las entrevistas efectuadas a distintos asistentes al encuentro.

Para Higinio Espergue, presidente de la Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi  “transmitir a los jóvenes esta memoria  del pasado,  pero vinculándolos con el Chile de hoy es nuestro propósito fundamental. A través de ello buscamos que lo atroz de ese pasado ojalá no vuelva a repetirse, en tanto logremos, en conjunto con otros y con los jóvenes, desarrollar en la sociedad chilena  una cultura de respeto irrestricto a los derechos humanos y a la dignidad de las personas ”.

“Esta línea de trabajo la vamos a fortalecer, especialmente nuestro esfuerzo hacia escuelas, liceos y universidades, convocándolos al recinto, a conocer su historia y a comprometerse en la construcción de un país más democrático y respetuoso de los derechos de todas y todos. Pero además, como Villa Grimaldi estamos planteando la necesidad que exista una política pública que promueva la formación de los jóvenes en el tema de derechos humanos, para lo cual este tema y la educación cívica debe ser incorporada a los planes y programas de estudio.  En función de esto haremos propuestas a las autoridades, tanto a la nueva Subsecretaría de Derechos Humanos como al ministerio de Educación, insistiendo porque hasta ahora no vemos una voluntad política más nítida de avanzar en estas materias”.

El historiador Sergio Grez era  estudiante de la Universidad de Chile y tras su paso por Villa Grimaldi y el campo de concentración de Puchuncaví  salió al exilio con tan solo 22 años de edad. “Sin lugar a dudas es muy importante la transmisión de la memoria histórica de cualquier grupo humano porque sin memoria no hay identidad.  Los grupos y sociedades necesitan tener raíces e identidad y en el caso de “las memorias” de la dictadura, porque son memorias plurales,  es fundamental que las nuevas generaciones actuales y futuras tengan bien estructurado ese recuerdo. Yo no diría para no volver a repetirlo, porque lamentablemente el hombre es el único animal que puede tropezar muchas veces con la misma piedra.  No creo en el “nunca más” porque las sociedades pueden volver a repetir hechos traumáticos del pasado.  A lo que puede contribuir la memoria histórica es a crear las condiciones para que la repetición de estos hechos sea lo menos probable posible.

“No hay que confundir la memoria de los individuos o los grupos humanos con la historia, entendida como relato y explicación estructurada conforme a los parámetros de una disciplina. Pero sin duda la memoria constituye un insumo necesario para plantear proyectos de cambio a futuro y también para la reconstrucción de nuestra historia”.

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La sobreviviente Soledad Castillo, pronta a titularse de abogada, viene llegando de una dura experiencia en Punta Arenas. Junto con al equipo jurídico de Codepu, compuesto por sus colegas Juanita Méndez e Hiram Villagra, patrocinaron la querella de 21 mujeres de Punta Arenas por tortura y violencia sexual de la cual fueron víctimas en recintos militares. Todas eran escolares menores de edad,  estudiaban en el mismo colegio, la menor tenía apenas 16 años. Sus torturadores viven en la ciudad y deambulan por ella en completa libertad.

“Presentar esta querella no fue fácil para las compañeras”, relata Soledad. “Nunca antes habían hablado sobre las torturas a que fueron sometidas, con nadie, por lo tanto hacerlo ahora fue muy fuerte para ellas y también para nosotros enfrentarnos con testimonios de personas que fueron torturadas enterrándolas vivas. Chicas liceanas que además fueron sometidas a Consejo de Guerra y condenadas a 70 años de prisión en promedio, para luego ser enviadas al exilio, expulsadas de su propio país”.

“Luchar por la vedad y la justicia es importante.  Pero también lo es la memoria y hacer  un trapaso riguroso de ella a las nuevas generacionesmostrándoles la verdad de lo que ocurrió sin adornos de ningún tipo. Para las mujeres de Punta Arenas la denuncia de los torturadores y la justicia es fundamental. No es posible que deban convivir a diario con el torturador vecino, con el torturador que fue compañero de curso, con el que es cliente importante de un banco y al cual hay que evitar para que no reconozca a su víctima y la despidan de su trabajo”.

“Ellas también exigen que los recintos donde fueron torturadas se recuperen y se conviertan en sitios de memoria que permitan fortalecer la denuncia de todo lo que allí ocurrió, para que las nuevas generaciones, ojalá, no pasen por iguales circunstancias”.

Para Tania Toro, estudiante de Psicología de la Universidad de Chile y presidenta de la Asociación de Memoria y Derechos Humanos Venda Sexy, “el ejercicio de la memoria no implica solo recordar lo que pasó, sino entender también que se hace memoria desde el  presente y  los recuerdos deben vincularse con el hoy, tarea  en  la cual es super importante el rol de los sobrevivientes.  En Chile se ha puesto mucho énfasis respecto a la memoria de las victimas  que ya no están, personas desaparecidas o ejecutadas,  invisibilizando en parte a quienes sobrevivieron y pueden aportar a esta relación con el presente, que además está cruzado por herencias de la dictadura como el sistema económico y el sistema político. Aquí se ha buscado escindir, separar, las violaciones a los derechos humanos de estos legados dictatoriales. Como joven me motiva abordar la memoria no solo desde el recuerdo doloroso de lo que pasó sino también desde la mirada que los relaciona con lo que nos pasa en el presente con estas herencias de la dictadura”.

A Miguel Castillo, hijo de una sobreviviente de Villa Grimaldi  le  es complejo abordar la transmisión de la memoria. “Pienso en mi hijo de 7 años y en como traspasarle recuerdos de hechos que pasaron efectivamente y pueden volver a repetirse, para que el  y los más chicos vayan manteniendo esta memoria. Su abuela, mi madre,  participa en el coro de ex presas y mi hijo la escucha cantar y se ha aprendido todas las canciones. Esa experiencia quedará estampada en su historia. Pero también son importantes estas instancias de encuentro de los sobrevivientes con nosotros, con los que estamos buscando reconstruir un proyecto político y social. En este sentido la memoria es un aporte para construir ese proyecto. Yo siento que esos recuerdos, por muy dolorosos que sean, nos permiten comprender  la complejidad de los procesos histórico-sociales y de construcción de una sociedad mejor”.

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Pedro Matta, sobreviviente, es figura habitual de Villa Grimaldi, como guía y orientador de grupos de alumnos extranjeros que visitan el país: “Creo que los sitios de memoria, más allá de Villa Grimaldi,  no solo deben trabajar , recolectar y proyectar las memorias de la dictadura, sino también ser un archivo vivo, en lo posible,  de quienes sobrevivieron a esa experiencia y que hoy día son transmisores de esos recuerdos. Por esto en los distintos sitios de memoria deben replicarse listas de sobrevivientes como las que tenemos acá.  Me parece algo extraordinariamente importante ya que forma parte de la memoria histórica que tenemos que preservar”.

“Yo trabajo principalmente con estudiantes universitarios norteamericanos que vienen a nuestro país en programas de intercambio.  Con ellos abordo el tema de la dictadura y sus distintas fases, que no fue solo una experiencia nuestra sino que se replicó en todo el Cono Sur. A ellos les resulta difícil comprender la profundidad  del compromiso norteamericano con el golpe de estado y la mantención de la dictadura. Pero EEUU no es solo una nación sino un continente con enorme diversidad cultural, social y política, entre los cuales hay sectores que fueron muy solidarios con la lucha contra la dictadura, por ejemplo la iglesia metodista o  los sindicatos, como el de los Estibadores, que en 1978 lograron expulsar de San Francisco al buque escuela Esmeralda de la marina chilena. Eso también es memoria y me permite abordar con estos estudiantes la realidad vista de nuestra propia experiencia donde aparecen claramente las responsabilidades  no del pueblo sino del gobierno norteamericano en las diversas intervenciones militares que remecieron a Latinoamérica durante el siglo XX.

Para el académico Elías Padilla “estamos a tiempo de trabajar y recuperar la memoria de los sobrevivientes de este lugar y de otras personas que sufrieron violación de sus derechos. Han pasado más de 40 años del golpe de Estado  y muchos de los testigos sobrevivientes se están marchando y otros se están olvidando, entonces para las nuevas generaciones quedarán la memoria de la gente que vivimos la dictadura, como un testimonio objetivo, real y auténtico  de lo sucedido. Siempre pueden haber revisiones históricas, interpretaciones diversas y por eso es muy importante que los sobrevivientes relaten su experiencia de vida para las nuevas generaciones. Hay personas que pasaron por diversos centros de tortura y campos de concentración, que nunca han escrito nada, que no han presentado querellas y es importante que puedan dar testimonio contribuyendo  de esa forma a reconstruir los hechos del pasado”.

“Los esfuerzos de transmisión de memoria que hacen los recintos de memoria como Villa Grimaldi son importantes, pero aquí debe haber una política pública que surja del Estado e incentive a que todas las escuelas de Chile en algún momento efectúen una vista a los recintos de memoria,  como se hace en Europa donde los jóvenes visitan los campos de concentración. De esta manera se contribuirá a que las nuevas generaciones sepan lo que es el terrorismo de Estado, lo que es una dictadura  y lo que involucra en la práctica la violación sistemática a los derechos humanos”.

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