Paula Lagos, estudiante de Derecho, nacida y criada en Valdivia, fue víctima de violación a los derechos humanos (DDHH) durante las manifestaciones en contexto del estallido social.
Ella se define como una mujer con ansias de justicia y participó activamente recopilando los antecedentes y tramitando las denuncias de otras víctimas de vulneraciones a los DDHH en Valdivia y alrededores. Colaboró con el Instituto de Derechos Humanos (INDH) en su rol de estudiante de Derecho y, además, integró la Comisión Acoso, Violencia y Discriminación en su universidad.
“Vi cómo los carabineros trataban a los manifestantes, a los menores de edad, cómo los golpeaban, sin ninguna provocación, de manera desmedida.” Paula asistía a las marchas como observadora no oficial del INDH y realizaba turnos telefónicos para recibir denuncias para la misma institución.
Violencia desmedida por parte de agentes del Estado
Al inicio de las manifestaciones, las primeras experiencias de Paula con el actuar disuasivo de Carabineros fueron con los gases lacrimógenos y el carro lanza-agua.
“Era muy intolerante, perdía sentido de visión, olfato, quedaba muy mal. Correr del ‘guanaco’ sin estar haciendo nada. Al principio pensaba que, si no estabas haciendo nada, no te pasaba nada, pero si estabas marchando pacíficamente, te iban a mojar igual, con chorros súper grandes que te botaban de inmediato. Estos fueron mis primeros encuentros con la represión policial”
Paula Lagos
A casi un mes del inicio del estallido social, el 14 de noviembre de 2019, el día del aniversario de la muerte de Camilo Catrillanca, Paula sufrió el impacto de una bomba lacrimógena en su hombro izquierdo.
“Fue en una marcha familiar, habían muchísimos niños. La mayor concentración de personas estaba cerca del puente que te lleva a Isla Teja en Valdivia. Lo único ‘indebido’ que había era una barricada.”
Paula Lagos
Ese día, Carabineros comenzó a dispersar la convocatoria al atardecer, haciendo uso de lacrimógenas y perdigones de manera indiscriminada.
“Encerraron a la gente en una calle. En ese momento ya estaba oscuro, no se veía nada con todas las lacrimógenas que habían. Cortaron la luz en esa calle para que se viera aún menos, la gente no había hecho nada en ese entonces (…) Estábamos ahí, todos apiñados, y me llega un impacto de lacrimógena en el hombro izquierdo. Por la adrenalina no lo sentí, solo quería arrancar, quería salir de ahí con vida y entera.”
Paula Lagos
Tras el incidente, Paula tuvo un largo proceso de recuperación, tanto de salud física como mental. “Después de eso nunca fui a una marcha, quedé con muchísimo miedo.” Toda la recuperación fue costeada por su casa de estudios. Ninguna figura por parte del Estado de Chile se hizo responsable.
“El impacto que me llegó debe haber sido por rebote; si me llegaba directo me sacaba el hombro (…) No presenté la denuncia. Me arrepiento porque mi caso, sin denuncia, no figura en ninguna parte, formalmente, es una violación menos a los DDHH que existe, pero no me culpo.”
Paula Lagos
Responsabilidad política, organización social y simbolismos
Paula recuerda la imagen viva de las autoridades minimizando cualquier tipo de reclamo de la gente. “Esos políticos, en mi opinión, son corresponsables de lo que sucedió. Porque estaban preocupados de otros asuntos en vez de sentarse, conversar con la gente y mirar la estructura social y económica que levantaba al país”.
La discordancia entre la preocupación de las autoridades y lo que estaba pasando con la ciudadanía, en palabras de Paula, concretó la organización social y demostró que “somos capaces de encontrar nuestros propios simbolismos, no impuestos por nadie. Derrocar símbolos tradicionales de Chile y reemplazarlos por otros.”
“Mientras más sean las personas que no solo se dan cuenta que las cosas tienen que cambiar, sino que también son capaces de salir a la calle y reclamar por ello, trae esperanza de que las cosas pueden cambiar. Saliendo a la calle, con numerosas marchas y que la gente se haga escuchar, de eso, seria muy difícil que nada pase”
Paula Lagos