Herido a bala luego de su detención no sólo no le entregaron ayuda médica sino que lo torturaron hasta la muerte en Villa Grimaldi. Por este crimen de lesa humanidad Manuel Contreras Sepúlveda, Marcelo Moren Brito, Miguel Krassnoff Martchentko y Fernando Lauriani Maturana, habían sido condenados a penas de 15 años de presidio.
Por Carlos Antonio Vergara
En fallo unánime, la Segunda Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago, integrada por los ministros Patricio Villarroel y Jessica González, además de la abogada integrante Paola Herrera, ratificó la sentencia que condenó, por su responsabilidad en el secuestro calificado a Manuel Contreras Sepúlveda, Marcelo Moren Brito, Miguel Krassnoff Martchentko y Fernando Lauriani Maturana, a penas de 15 años de presidio cada uno.
En primera instancia, el ministro Alejandro Solís logró acreditar que “el 6 de enero de 1975, aproximadamente a las 13:00 horas, Ramón Hugo Martínez González, conocido como «Tano» y de nombre político «Claudio», de 23 años de edad, soltero, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, fue detenido en calle Bascuñán Guerrero con Alameda al llegar a un «punto» con Emilio Iribarren («Joel»), quien a esa fecha ya se encontraba aprehendido por la Direccción de Inteligencia Nacional(DINA).”
“Entre los agentes de la DINA que participaron en su detención se encontraban los de la agrupación al mando de Miguel Krassnoff. Martínez González se resistió a la detención, por lo cual recibe impactos de bala, fue trasladado hasta » Villa Grimaldi», recinto en que se le torturó permanentemente y fue visto por numerosos testigos”, expresa la resolución judicial.
Quienes lo vieron en Villa Grimaldi, según la investigación judicial, manifiestan que Martínez González presentaba signos de los tormentos y coinciden en señalar que se encontraba herido a bala, lo mantenían tirado en una colchoneta en el patio; un testigo expresa que el día 13 de enero lo vio “ frente a frente, su estado era simplemente monstruoso, la cara estaba deforme por los golpes, era difícil encontrar alguna parte del rostro que no estuviera morado o hinchado, aparte de esto estaba herido de bala, su cuerpo era una masa de restos de ropa, tierra y sangre».
La testigo María Eugenia Ruiz Tagle Ortiz, detenida el 4 ó 5 de enero de 1975 y trasladada a “Villa Grimaldi”, logró ver cómo torturaban, con corriente eléctrica, a Hugo Martínez, y señala que fue detenido el mismo día que ella en un sector de la Alameda.
Ruiz Tagle precisa que sin poder establecer cuanto tiempo después de su detención “la llevaron a la sala, donde lo estaban torturando, lo tenían en la “parrilla” y le aplicaban electricidad en las heridas de bala; cree que lo llevaron a una clínica de la DINA y, días después, lo devuelven. Escuchó un alboroto y un vehículo que llegaba con “El Tano”, lo botaron de la camioneta y Moren dio la orden de colgarlo, momentos más tarde siente un grito de los agentes “¡El Tano cagó¡” y en horas de la noche oyó movimientos que le hicieron presumir que sacaban el cuerpo de “Tano” desde “Villa Grimaldi”.
En el proceso sustanciado por el ministro Solís se reprodujo la declaración policial de Emilio Ernesto Iribarren Ledermann, detenido el 4 de enero de 1975, quien permaneció como prisionero hasta el 3 de diciembre de 1976; en Villa Grimaldi y quien bajo presión de que torturan a su esposa concurrió con la DINA al punto de contacto en que detuvieron a Martínez.
Iribarren relata que la víctima “insultaba a gritos a un médico que le daba el alta para interrogatorio y tortura segura. El Tano decía haber recibido dos disparos al momento de su detención y le pedía mirar las heridas que aún sangraban. El Tano valientemente le gritaba “¡¿dónde quedó su juramento hipocrático?, maricón¡”.
El magistrado en la redacción del fallo de primera instancia, ratificado por la Corte de Apelaciones, señala que “consta del proceso que Ramón Hugo Martínez González, fue herido con un balazo en su mano izquierda al momento de ser detenido el 6 de enero de 1975, no fue asistido por médico alguno, por el contrario diariamente era sometido a torturas, con ensañamiento, provocando deliberadamente dolor al prisionero, con aplicación de corriente eléctrica principalmente en su herida, lo que queda, plenamente demostrado con el texto de los informes médicos legales evacuados a su respecto”.
El 13 de enero de 1975 el cadáver de Martínez González ingresa al Instituto Médico Legal y se le practica autopsia que concluye que la causa de la muerte «es el conjunto de dos heridas de bala torácica recientes, con salida de los proyectiles y anemia aguda consecutiva».
Esa fecha es la última en que los testigos pudieron ver a Hugo Martínez en Villa Grimaldi.
“Este hecho se enmarca dentro de un patrón similar a otros ocurridos durante aquella época que se iniciaban mediante el seguimiento y vigilancia de las víctimas hasta terminar con su secuestro y en algunos casos con su ejecución», expresa el texto concluyente de la investigación.