Con una emotiva y comunitaria jornada se realizó el encuentro “Siempre la Esperanza”, con la que se celebró la quinta pascua del sacerdote obrero Mariano Puga, su figura, memoria y postulados frente a los actuales desafíos de la sociedad y de la Iglesia.
Nacido en el seno de una familia aristocrática, su opción de vida lo llevó a convertirse en el cura de los pobres, los marginados, los perseguidos, de los que soñaron un Chile más justo y fraterno, levantando a pulso el proyecto popular que fue violentamente interrumpido por el golpe de Estado de septiembre de 1973.
En la actividad realizada en la velaria de nuestro parque asistieron como panelistas la hermana Karoline Meyer; Magdalena Garcés, abogada y Coordinadora del Área de Búsqueda y Trayectorias del Programa de DD.HH.; Doris Muñoz, teóloga del Centro Ecuménico Diego de Medellín; Camila Zárate, abogada ambientalista; Mario Garcés, historiador y Beto Rodríguez Gallardo, miembro del Directorio de la Corporación Parque por la Paz.
A través de una conversación abierta con los asistentes, se abordaron diferentes temáticas como los desafíos actuales en las causas de detenidos desaparecidos y de derechos humanos; las actuales luchas medioambientales o los desafíos de los feminismos de hoy, en las que se colocó acento en la actualización del legado del sacerdote obrero Mariano Puga frente a estos tópicos, continuando con su mirada y empeño de seguir construyendo la ‘Iglesia de los Pobres’ que él anticipó.
A nombre de la Corporación y como familiar sobreviviente del Montaje Rinconada de Maipú, habló Beto Rodríguez Gallardo, quien recordó diferentes episodios en los que compartió con Mariano Puga, conversaciones y movilizaciones, destacando su importante rol en el acompañar activamente a los familiares en la búsqueda de justicia.
Por su parte, Magdalena Garcés, Coordinadora del Área de Búsqueda y Trayectorias del Programa de DD.HH, afirmó que “estas jornadas son muy importantes porque, de manera comunitaria, nos permiten recordar a Mariano en sus distintas facetas y también sentir que él sigue vivo a través de nosotros, de nuestras luchas actuales y en las que estamos involucradas quienes compartimos estas ideas y experiencias”.
En ese sentido, Magdalena Garcés puntualizó: “En el marco de este diálogo se hicieron varias actividades recordando a Mariano, cómo vivió y dejó su huella en distintas situaciones, por lo que creo que es muy interesante invitar a más jóvenes a conversar y a contar sus experiencias actuales y que se entrelazan con las nuestras y con las que están por venir”.
Por su parte, el coordinador de esta actividad, Patricio Vejar, destacó que “aquí, en Villa Grimaldi, hemos vivido una actividad en memoria de Mariano Puga, fallecido hace cinco años, su Pascua -como decimos nosotros- por la relevancia que tiene este espacio en el tema de los derechos humanos y por su vinculación con la vida de Mariano”, detallando que “hemos aprovechado para hablar sobre nuestra realidad, sobre lo que sucede en el país en temas medioambientales, en derechos humanos, sobre la situación de la mujer y para hacer un ejercicio como muy profundo de renovación de nuestra fe y nuestra esperanza en un futuro mejor y para que los jóvenes también se sientan integrados en estos temas”.
Al respecto, Patricio Vejar señaló que “hemos tenido muchas dificultades porque es la iglesia la que ha alejado a los jóvenes”, agregando que “en este momento, esto es muy difícil de revertir porque tampoco vemos que en la Iglesia jerárquica se halle una voluntad de modificar su conducta, de dejar de encubrir y dejar de apoyar causas que van en contra del mundo popular”. Entonces -puntualiza- “tenemos esa dificultad, pero nuestra respuesta más fuerte es hacer comunidad: tenemos que llegar a los jóvenes para hacer comunidad, para que vean que es vivir en comunidades”.
Sabemos, aclara Vejar, que vivimos en este momento con mucha soledad entre los jóvenes, porque elementos tecnológicos principales, como los celulares o computadores, los tienen en ese estado, y se enfrentan solos a un mundo que normalmente aparece convertido o clasificado en roles de ‘enemigo’ o ‘multi malo’, por lo que se hace imprescindible, enfatizó el coordinador, que nosotros tenemos que contraponer este efecto contracultural y animar a los jóvenes a que vivan en comunidad mixta o en una comunidad como ellos quieran, pero que lo hagan para que aprendan el valor del ser humano, el valor de la amistad y el valor de los proyectos compartidos”.