“En la medida que avanzaba en la investigación, me preguntaba cuán peligroso podía ser cuando el ministerio del Interior tenía la necesidad de culpar a alguien…” dirá la periodista Tania Tamayo autora de “Caso Bombas. La explosión en la Fiscalía Sur”, que fue publicado hace menos de dos meses con el sello editorial de Lom Ediciones y que esta vez volverá a ser lanzado en Villa Grimaldi el próximo fin de semana, con la participación del abogado Sergio Daza y el historiador Sergio Grez.
Muchas de las actuaciones investigativas del entonces fiscal de la zona sur Alejandro Peña, tenían gran cobertura de prensa particularmente en los medios televisivos nacionales. Ingresando a domicilios o viendo especies requisadas, incluido libros y revistas pertenecientes al pensamiento ácrata, avanzaba este intrépido y sagaz persecutor. El fiscal Peña logrará resultados donde habían fracasado sus colegas, nutriendo a los medios de comunicación de impactantes noticias.
Todo parecerá ser ejemplar, la lucha contra el crimen tendrá en este fiscal un Superman judicial, luego de vencer carteles de narcotráfico en poblaciones estigmatizadas de la zona sur santiaguina. Muy pronto y sobre esa trayectoria asumirá la investigación de la autoría de numerosas detonaciones de bombas ocurridas en la capital, particularmente frente a entidades bancarias. En agosto del 2010 y tras años de investigación catorce jóvenes chilenos serán acusados de conformar una asociación ilícita terrorista. Sus detenciones en casas okupas y domicilios particulares estarán rodeados de una planificada cobertura mediática, que en muchos aspectos tendrá un tufillo a los montajes ocurridos en dictadura, donde la complicidad de ciertos periodistas con los agentes de la DINA y CNI ni siquiera se disfrazaba.
Entonces, será el propio ministro del interior Rodrigo Hinzpeter quien felicitara al exitoso fiscal. Hasta allí, todo continuaba como en un perfecto rompecabezas.
¿Qué seguiría sucediendo con la investigación sobre bombas, anarquistas y casas okupas tan felizmente lograda por el fiscal Peña? Como diría la canción: todo se derrumbó…diversos jueces poco a poco irían desechando el cumulo de pruebas y poco a poco los inculpados recuperarían su libertad.
UNA RIGUROSA INVESTIGACIÓN PERIODÍSTICA
La periodista y docente Tania Tamayo fue reuniendo diversos antecedentes y se dará maña para entrevistar a múltiples fuentes, investigando en caliente mientras el caso seguirá avanzando por diversos y variadas rutas hasta completar un dossier probatorio de vicios, anomalías y actuaciones situadas cuando no al borde de las leyes , en los límites de esta.
Tania Tamayo Grez, se tituló en la Universidad de Chile y en la actualidad cursa un Magíster en Comunicación Política. Ha trabajado en The Clinic y colaborado en distintos medios de comunicación, entre otros las revistas Paula, Rocinante, CIPER y TVN.cl. Se desempeña como docente en la Escuela de Guiones de UNIACC y en las asignaturas de«Taller de Reporteo» y «Crónica y Entrevista» de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile.
A propósito del próximo lanzamiento de su libro y de las repercusiones de su investigación conversamos con Tania y estas son las preguntas y respuestas de ese encuentro.
¿Consideras que desde el ministerio del interior y de parte de algunos fiscales y otros organismos auxiliares del estado se vulneraron derechos constitucionales fundamentales sin que los y las ciudadanas lo supiesen?
TT: “Por supuesto que se vulneran si se considera que hubo medidas intrusivas desde el comienzo que no habían sido aprobadas por los tribunales. De hecho, las mismas policías reivindican o invocan la ley de creación de la Agencia Nacional de Inteligencia ANI, que dice que se podría trabajar con un «informante secreto» -una persona cercana al entorno de los sospechosos que pudiera dar información-, sin la necesidad de tener que pedir permiso a un tribunal. Ese informante secreto, por ejemplo, como lo decimos en el libro, nunca existió, fue sólo la figura que ocuparon para justificar las intercepciones telefónicas y de correos de facto, realizadas por los mismos funcionarios y sin ningún permiso. Bueno, hay elementos como los testigos protegidos, dos de ellos, (un cubano detenido por falsificación de instrumento público y un vecino de la casa Sacco y Vanzetti), que tenían causas pendientes por delitos graves y a mi modo de ver es curioso que el Estado completo y todos sus organismos basarán sus investigaciones en personas que tienen intereses tan evidentes, como el beneficio carcelario en el caso del cubano, por ejemplo.
Por otro lado, está la declaración de Gustavo Fuentes Aliaga, un joven que delata a otras personas, pero en una declaración tomada, en parte, en un furgón de carabineros, sin ningún abogado y guiado por el fiscal Francisco Jacir. O la experiencia de Juan Linares, una persona que había pertenecido al Mapu Lautaro hace más de veinte años y que lo fue a buscar a su casa la PDI, para ofrecerle dinero a cambio de que delatase gente.
Los ejemplos son infinitos y me parece que en esas instancias, como en varias más, efectivamente hubo una vulneración de las garantías constitucionales”.
¿Qué significación atribuyes a investigar un tema en «movimiento» como ha sido este tema?
-TT: “Sí, claro, en el periodismo a eso le llamamos noticia en desarrollo y efectivamente fue así, lo bueno es que ni los pasos que iba dando personalmente en la investigación -con una cantidad importante de antecedentes que iban saliendo a la luz en ella- ni la situaciones nuevas que iban apareciendo en la prensa, como la citación al ministro Hinzpeter o el reconocimiento por parte de carabineros de que habían existido peritajes firmados por personas distintas a las que los habían hecho, nunca consiguieron cambiar lo que podría ser una hipótesis referente a que los organismos del Estado habían actuado -desde siempre- de una manera poco prolija. Por lo tanto, más que quedar minada mi hipótesis con las noticias que surgían permanentemente, lo que pasó fue precisamente lo contrario: que se continuó reafirmando lo que planteamos en un comienzo”.
¿Crees que fue la opción anarquista y anti-sistémica de los acusados lo que ayuda a explicarse este montaje?
-TT: “No sé si hablar de montaje, probablemente porque si lo fue, pero fue un montaje muy mal hecho. En los años de la dictadura tenemos ejemplos de sobra, de qué manera había situaciones orquestadas de principio a fin, desde la Dinacos (organismo centralizador de las comunicaciones durante la dictadura), hasta los medios de comunicación. En este caso estamos ante una seguidilla de situaciones irregulares, ilegales y errores comunicacionales determinantes.
Ahora, con respecto a los imputados y no sólo lo digo yo, también lo dijo la jueza Marcela Sandoval en nombre del Tercer Tribunal Oral, acá se pecó de establecer solo una línea investigativa, que se planteó de manera completamente sesgada a partir del prejuicio que tiene parte de la sociedad y obviamente las policías con respecto a las casas okupa. Ahora si a eso se le suma el poco conocimiento que el poder y los medios de comunicación tienen del mundo anarquista, con mayor razón, era evidente, en esa lógica, que el anarquismo fuera el enemigo a seguir”.
-¿Te proyectas en el campo de la investigación y particularmente en lo relativo a abusos del estado o de los procedimientos judiciales y policiales?
TT:-“Siempre he trabajado en el campo de la investigación periodística. Creo que este era un caso tremendamente simbólico, donde operaron varios elementos en una especie de conjunción, me refiero al ministerio del Interior, al ministerio Público, a las policías, a la prensa y creo que no siempre sucede de manera tan evidente como aquí fueron las cosas. Eso lo hizo único.
Me gustaría poder trabajar nuevamente alguna investigación con esos ribetes, pero no es fácil y es un trabajo bien duro, en este caso yo no quise solamente hablar de la realidad de los imputados, creía que era muy importante poder dar cuenta de la dinámica, muchas veces insana y poco independiente que se da entre organismos como el gobierno y las fiscalías, por lo tanto, tuve que trabajar con muchas fuentes del mismo ministerio público, contar la historia desde adentro y eso no es fácil, por lo tanto, aunque uno quisiera no siempre se da la oportunidad de investigar este tipo de temas, tan simbólico, tan representativo de la actual realidad nacional. En la medida que avanzaba en la investigación, me preguntaba cuán peligroso podía ser cuando el ministerio del Interior tenía la necesidad de culpar a alguien…”
¿Cómo tus estudiantes han reaccionado ante el lanzamiento de esta investigación?
-TT: “Tengo una relación muy estrecha con ellos, pero nunca les hablé mucho del libro mientras investigaba, sólo me dedicaba a realizar lo correspondiente a las clases, con suerte les debo haber contado algo. Después del lanzamiento recién lo comentamos, pero creo que no les llamó mucho la atención, porque mi mirada de lo que es noticia y lo que no, o de cómo es la rutina de los medios de comunicación tradicionales, siempre ha sido la misma y ellos la conocen.
Les digo que el rol de la prensa es el de vigilar y de supervisar a los organismos públicos y privados, no ser parte más ellos, no relacionarse con «amiguismo»; no generar relaciones estrechas al punto de no poder reaccionar cuando vemos que no se comportan bajo su rol o función para lo que han sido creado. Creo que en este caso pasó todo lo contrario…”
El próximo sábado 11 de agosto, a las 11:30 la periodista Tania Tamayo y otros invitados estarán conversando con el público asistente en la Velaría de Villa Grimadi sobre los entretelones de este caso policial y jurídico que nuevamente estará demostrando las limitaciones de nuestra imperfecta democracia. El público asistente tendrá la oportunidad de contar con el libro de la joven periodista con una significativa diferencia: los ejemplares estarán autografiados por su autora, que ciertamente y muy seguramente en una nueva fecha volverá a sorprendernos con otra candente investigación periodística.
Comunicaciones Villa Grimaldi 6/8.12
Ignacio Vidaurrázaga