El pasado 11 de septiembre, un día trágico en la historia de Chile, la Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi, realizó la re-apertura pública de uno de los hitos represivos más relevantes del actual sitio de memoria: la Torre. Este espacio, que originalmente funcionó como depósito de agua para el riego de los jardines del restaurante Paraíso Villa Grimaldi, fue transformado por los agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) y convertido en un espacio de celdas y torturas.


A nombre de la institución el vicepresidente del directorio de la Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi, Cristián Castillo Echeverría, expresó que “el golpe de Estado de septiembre de 1973 y la dictadura instaurada a partir de ese día no son los únicos hechos represivos que han marcado a fuego nuestra vida y nuestra historia. Las violaciones a los derechos humanos del pueblo de Chile, por parte de los grupos dominantes y los lacayos de cada momento, se plasman en las matanzas de mineros, campesinos, obreros y estudiantes a todo lo largo y ancho de nuestro territorio”. 


En relación al hito inaugurado, Castillo indicó que “convirtiendo una vieja torre utilizada para extraer y guardar el agua en el epicentro de brutalidad y deshumanización. En estación terminal de la gran mayoría de prisioneras y prisioneros que fueron ingresadas a este lugar y de las cuales y los cuales no hemos logrado conocer su destino final”.

Concluyó indicando que “La Torre interroga hoy a los perpetradores demandando sin claudicar el ‘dónde están’ y lo seguirá haciendo, día tras día, hasta lograr el objetivo de recuperar a cada uno de los compañeros y compañeras que fueron exterminados en este lugar y cuyos cuerpos aún están desaparecidos. La Torre demanda al Estado políticas efectivas de búsqueda de los detenidos desaparecidos y el término de la política del silencio”.

En la ceremonia de reinauguración, el sobreviviente del ex cuartel Terranova de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), y de ‘La Torre’, el arquitecto Miguel Montecinos, entregó su testimonio donde relató su secuestro en el recinto y lo que vivió junto a otros prisioneros en las celdas de la antigua estructura de riego del recinto.

Indicó Montecinos que “la importancia de la reconstrucción de La Torre, tiene que ver con dar cuenta que nuestros compañeros que un día salieron de este lugar con destino a un lugar, aún desconocido, fue este lugar el último en que los vimos con vida”. 

Añadió que “otro aspecto significativo es que los sobrevivientes de ella podemos dar testimonio que efectivamente estos compañeros pasaron por acá, y contar a las nuevas generaciones lo que pasó en ese momento de la historia de Chile, para que nunca más se vuelva a repetir”.

La ceremonia de reapertura contó con la presencia de Viviana Giacaman y Alberto Parra, oficiales de la Oficina de Coordinación del Sistema de las Naciones Unidas en Chile; Quentin Weiler, Jefe de Delegación Adjunto, y de Lea Newfarmer, Oficial Político, ambos pertenecientes a la Delegación de la Unión Europea en Chile; Sebastián Troncoso, del Área de Proyectos y Memoriales de la Unidad Programa de Derechos Humanos de la Subsecretaría de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos; y Francesca Picón Bruno, Jefa del Departamento de Formulación, Monitoreo y Evaluación Patrimonial de la Subsecretaría del Patrimonio Cultural del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.