Este 19 de junio se conmemora el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Sexual en los Conflictos, efeméride establecida por Naciones Unidas con el objetivo de concientizar sobre la utilización sistemática de la violación, la prostitución forzada y otras pràcticas aberrantes como armas de guerra. Lo que parecía un mal recuerdo del pasado remoto, apareció con extrema brutalidad en la guerra civil en Ruanda, en los Balcanes, en Bosnia y por supuesto en Latinoamérica, en el marco de las dictaduras cívico-militares que dominaron el continente en los años 70 del siglo pasado.
En Chile la violencia sexual política se hizo presente desde los primeros instantes tras el golpe militar. Fue una de las prácticas mas utilizadas en los centros de secuestro y tortura como Villa Grimaldi, recinto por cuyas celdas y salas de tortura pasaron miles de hombres y mujeres.
Entre esas mujeres, siendo una adolescente de 15 años, estuvo la abogada Soledad Castillo, integrante del Directorio de la Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi, quien nos brinda su testimonio en esta fecha tan significativa.
La tortura daña profundamente tanto a las víctimas directas como a las sociedades que la naturalizan ¿en el caso de la violencia sexual que tipo de daño específico provoca, tanto a las personas como a los colectivos?
La violencia sexual, principalmente contra las mujeres, es una práctica de tortura que provoca una situación extrema de dolor físico y psíquico. Su objetivo no es solo obtener información de las víctimas, sino quebrar sus ideales , sus valores, sus proyectos de vida. A nosotras buscaban destruirnos nuestra dignidad como personas, quebrar cualquier resistencia basada en la dignidad y castigarnos material y simbólicamente por haber sobrepasado las fronteras de los roles que culturalmente nos estaban asignados en la sociedad patriarcal.
La violencia sexual política provoca en las víctimas una sensación de culpa, de baja autoestima y una profunda vergüenza. En definitiva un daño irreparable con el cual tenemos que aprender a vivir y de ahí su gravedad. Es imposible transmitir en palabras el horror vivido.
¿Por qué -a pesar de la conciencia del daño que provoca la violencia sexual- no ha podido ser erradicada?
La violencia sexual es una práctica permanente en la historia de la humanidad pero ni el Tribunal de Nuremberg en 1945 ni el Tribunal Penal Militar Internacional para el Lejano Oriente en 1946 la reconocieron como crimen de guerra o de lesa humanidad lo que ha permitido que este se siga repitiendo en distintos lugares del mundo. Chile no ha sido la excepción. Bajo la dictadura cívico militar las mujeres fuimos violadas y humilladas de manera sistemática en todos los centros de detención y tortura. Esa vejación persiste porque el Estado chileno no se ha hecho cargo de reconocer estos crímenes y eso ha facilitado que permanezcan en la más absoluta impunidad, lo que incentiva su repetición. También falta una calificación jurídica específica, lo que lleva a considerarla como un delito común mas,
Aparte de conmemorar un día internacional para la eliminación de la violencia sexual en los conflictos ¿Que ayudaría a visibilizar el tema y a la reparación de las víctimas de violencia sexual?
Sería más visible si tuviese reconocimiento específico en nuestra legislación. Que este crimen fuera incorporado en nuestro ordenamiento jurídico con sanciones de acuerdo a su gravedad. Pero, para que esto avance debemos conseguir que las víctimas se atrevan a relatar los hechos vividos y esto no ocurre principalmente por la sanción social a la mujer violada, que es vista como un jarrón reparado.
Durante la calificación de las víctimas de la Comisión de Prisión Política y Tortura, conocida como Comisión Valech, nunca se preguntó por este delito y en la investigación que fue publicada se habló de la violación pero ,solo con las cifras que algunas mujeres relataron de forma espontánea. También debo señalar que a fines de los años 70 algunos países debatieron a propósito de los movimientos feministas sobre la violencia sexual lo que permitió visibilizar el delito fortaleciendo su comprensión como crimen de guerra y de lesa humanidad.
La inmensa mayoría de los supervivientes de la violencia sexual no denuncian este tipo de violencia por miedo, vergüenza o por el gran estigma social que conlleva. Especialmente en el caso de los hombres.
¿Después de cuánto tiempo y por qué, decides romper el silencio, dar tu testimonio y denunciar las atrocidades cometidas durante tu detención en Villa Grimaldi?
Este fue otro paso muy difícil de sortear para mí. Pasaron muchos años, más de treinta y ocho si no me equivoco, en que no me atreví a relatar lo vivido. Solo podía contar que había estado detenida, cuanto tiempo, en qué lugar pero jamás mi tortura ni menos la violación vivida y esa es una conducta de la mayoría de las presas políticas, Durante el tiempo de nuestra detención ni siquiera entre nosotras nos atrevimos a contarnos lo sufrido.
Para mi, una forma de poder avanzar en la vida fue inconscientemente relatar los hechos contando lo que le ocurría a una niña de 15 años que era como yo era físicamente al momento de mi detención. Pero cuando me atrevo a volver a Villa Grimaldi, esa niña volvió a mi cuerpo y caí de rodillas en la vida. Es por eso que me atreví a contar lo vivido ya que si no lo hacía favorecía la impunidad de los perpetradores y la invisibilidad del crimen .
El silencio de las víctimas por temor a la sanción social ha permitido naturalizar socialmente el delito. Cuando dices “las mujeres presas políticas fueron violadas “ y te responden “ era obvio”, esa respuesta refleja como socialmente se naturaliza que el cuerpo de la mujer se cosifique como instrumento sexual.
Tú fuiste aún más allá y decidiste no sólo dar tu testimonio sino tomar acción directa poniendo una querella contra los perpetradores ¿Crees que el sistema de justicia ha enfrentado correctamente la gravedad de la violencia sexual?
El poder judicial no se ha hecho cargo específicamente de estos delitos, permitiendo que se mantengan en la más absoluta impunidad. El no investigar o el demorarse más de dos décadas en hacerlo ha permitido que estos crímenes se vuelvan a repetir afectando a nuevas generaciones y en el contexto de las luchas sociales actuales.
La justicia para las víctimas es sanadora y la sociedad en general necesita conocer los hechos ocurridos. Su desconocimiento también ampara la impunidad, El discurso del nunca más solo fue una frase llevada a la academia. Después de los años nuevamente se violaron los derechos humanos porque el Estado no se ha hecho cargo de promover su respeto y establecer los controles para la no repetición.
La vida me ha dado la oportunidad de ser parte de las abogadas comprometidas con las víctimas de violencia sexual es por eso que en el año 2014 presentamos la primera querella criminal exigiendo el reconocimiento de la violación como método de tortura. Sin duda un paso importante ya que sentó un ejemplo que incentivó a que muchas mujeres se atrevieran a denunciar el delito mediante querellas. Pero de ellas solo se han conseguido sentencias con enfoque de género en dos. Aún seguimos esperando la tan esquiva justicia
¿Finalmente, cuál es tu mensaje a las nuevas generaciones de mujeres y de hombres que pueden enfrentar a futuro lo que tú y tu generación enfrentaron durante la dictadura cívico-militar?
A las nuevas generaciones solo puedo decir que deben estar alerta frente a los signos de repetición de la historia. Por esto es importante conocerla, La violencia sexual política no es solo un tema del pasado, sigue viviendo con nosotros , en nuestros tiempos.
Cuando me esperanzo con la verdad y la justicia, luego, me indigno con la impunidad, con los 50 años de silencio que se impuso a los testimonios recogidos por la Comisión Valech. Cuándo pienso en los poderes civilizadores de la memoria me pregunto ¿qué memoria? El Estado nada ha hecho para ello. Esos recuerdos, esas memorias nos animan en el presente a fortalecer la lucha por nuestros derechos basado en la redacción de una nueva constitución donde sean reconocidos y efectivamente garantizados como el derecho a la memoria, para qie nunca más se imponga la cultura de la muerte y el terrorismo de Estado en Chile.