Compartimos con ustedes las palabras del presidente de la Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi, Alejandro Núñez, dadas durante la conmemoración del 11 de septiembre realizada en nuestro Sitio de Memorias.

En nombre del directorio y de las y los trabajadores de Villa Grimaldi les damos la más cordial bienvenida a esta conmemoración del 11 de septiembre, día de memoria y resistencia.
Gracias a sobrevivientes, familiares, autoridades y a todas y todos quienes hoy nos acompañan en este sitio de memorias.
Hoy recordamos a quienes resistieron aquel 11 de septiembre de 1973 junto a Salvador Allende, presidente elegido democráticamente, que impulsó la “vía chilena al socialismo”, un proyecto de profundas transformaciones en un marco pacífico y constitucional.
En su gobierno se nacionalizó el cobre con el respaldo unánime del congreso, se profundizó la reforma agraria y se llevaron a cabo las primeras 40 medidas de inmediata aplicación, poniendo el corazón de nuestra economía al servicio del pueblo.
Estas medidas no fueron un capricho ideológico: eran parte de una propuesta coherente para dignificar la vida de miles de trabajadores, elevar los salarios reales, fortalecer la salud, la vivienda y construir una democracia con justicia social genuina.
Esa mañana del 11 de septiembre, Allende demostró hasta el final su compromiso irreductible con la democracia. Desde Radio Magallanes proclamó: “Hago presente mi decisión irrevocable de seguir defendiendo a Chile…permaneceré en La Moneda inclusive a costa de mi vida.
Su valentía resuena hasta el día de hoy como una lección ética y política: los procesos sociales y democráticos no pueden ser acallados por la fuerza, y el sacrificio por la dignidad colectiva siembra conciencia y resistencia para las futuras generaciones.


Chile, a 52 años del golpe de Estado, enfrenta una crisis prolongada que atraviesa lo social, lo político, lo económico, lo ambiental y lo institucional. Esta crisis ocurre además en un escenario internacional complejo, marcado por el desgaste de la globalización neoliberal y por cambios tecnológicos y climáticos que afectan la vida de las personas.
Una de sus expresiones más graves es la incapacidad del sistema democrático para detener el crimen organizado, fenómeno que se agrava con la corrupción en distintas instituciones del Estado. A esto se suma la polarización, la fragmentación del sistema político y la desconexión de los partidos con las bases sociales.
Vivimos un tiempo de incertidumbre y de debilitamiento de la democracia. La derecha avanza con fuerza en todos los planos, en especial en el político-cultural, amparada en el discurso de la seguridad. Y no descarta soluciones autoritarias: sus tres candidatos han declarado que, si llegan a gobernar, estarían dispuestos a sacrificar la libertad en nombre de la seguridad, usando como pretexto el combate a la delincuencia.
Por lo tanto, se vuelve un desafío para quienes tenemos como misión la promoción y defensa de los derechos humanos, reafirmar su vigencia, y recordar que todos sus ámbitos están vinculados, ya que son integrales e interdependientes. Por eso, decimos fuerte y claro: la disyuntiva entre libertad y seguridad es un falso dilema impuesto por el discurso autoritario de la ultraderecha.


Hoy, pocos sitios de memoria sobreviven con recursos precarios y fondos concursables, sin un respaldo estatal garantizado. Mientras no exista una ley integral que los reconozca, financie de manera estable y asegure la participación de sobrevivientes y de la sociedad civil en su administración, estos espacios seguirán en riesgo.
Frente a la posibilidad de un gobierno de ultraderecha, los sitios de memoria y las instituciones de derechos humanos corren el peligro de ser desmantelados, como lo muestran los ataques al Instituto Nacional de Derechos Humanos, al Museo de la Memoria y a otras organizaciones.
Al mismo tiempo, crecen las acciones negacionistas, como los agravios y vandalizaciones a sitios de memoria, sin ningún responsable procesado. Aquí mismo, en Villa Grimaldi, el grupo neofascista Movimiento Social Patriota ha atacado el monumento en varias ocasiones. Sin una legislación estable, estos espacios seguirán en la mira de sectores que buscan justificar e incluso negar las violaciones a los derechos humanos.
El negacionismo también se ha instalado en el discurso político. Se suaviza la dictadura al llamarla “régimen militar”, se presenta el golpe de Estado como “inevitable” o como la consecuencia de una supuesta “guerra civil”. Así lo han sostenido figuras como Evelyn Matthei y, más recientemente, el candidato nacional-libertario Johannes Kayser, quien declaró que, bajo “ciertas circunstancias”, apoyaría un golpe sin vacilar.
Reavivar esas narrativas significa agredir la memoria de las víctimas, y es también una afrenta a los sobrevivientes, a sus familias y a la sociedad entera. Porque justificar o relativizar crímenes de lesa humanidad no solo hiere el pasado: amenaza el presente y pone en riesgo nuestro futuro democrático. A la vez, se intenta deslegitimar el trabajo de museos y sitios de memoria, tildándolos de “sesgados” o de “montajes”, para restarles credibilidad.


De Villa Grimaldi y su trabajo en pedagogía de la memoria y educación en derechos humanos se ha dicho que es parte de un adoctrinamiento ideológico para infundir en los estudiantes el odio y el resentimiento.
No podemos aceptar que los sitios que custodian el testimonio del horror del Terrorismo de Estado sean reducidos a subvenciones precarias o blanco de ataques negacionistas.
Exigimos al congreso y al ejecutivo:
-La presentación y aprobación de una ley integral de sitios de memoria, con un financiamiento garantizado, sin concursos ni chantajes políticos.
-Mecanismos de sanción efectiva a quienes vandalizan espacios de memoria
-Rechazo firme a discursos negacionistas o justificadores de la dictadura civil-militar
La memoria no es un lujo ni un ejercicio nostálgico que nos amarra al pasado. Es un principio básico para garantizar la no repetición de los hechos.
En palabras de nuestras y nuestros sobrevivientes: estos lugares entregan lecciones indispensables para construir una democracia sólida.
Hoy convocamos a toda la sociedad: defendamos estos espacios y no permitamos que un gobierno o ideología banalice el horror. Porque recordar es construir una patria más humana, más justa, más fuerte.
Por la memoria, la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición: Villa Grimaldi resiste junto a los sitios de memoria y exige una ley de sitios de memoria ¡Que en esta lucha nos mantengamos unidos, alertas y dignos… con el ejemplo vivo de nuestro Presidente Salvador Allende!