Gabriel Salazar: “La Dina no previó la reconstitución de los lazos de solidaridad entre las víctimas”

Diario Uchile

El historiador, académico de nuestra casa de estudios y Premio Nacional, Gabriel Salazar, conversó con Patricio López, acerca de su último libro “Villa Grimaldi/Cuartel Terranova: Historia, testimonio y reflexión”. “La Dina agregó a esta lucha entre Estados Unidos y la URSS, la inquina que tenía contra el pueblo”, afirmó.

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En conversación con Patricio López, en el programa Semáforo de nuestra emisora, el historiador y académico de la Universidad de Chile y Premio Nacional de Historia 2006, Gabriel Salazar, se refirió a su último libro “Villa Grimaldi/Cuartel Terranova: Historia, testimonio y reflexión”, publicado por Lom ediciones.

Salazar hace un repaso por el significado que tuvo Villa Grimaldi para la dictadura y las razones que llevaron al régimen militar a utilizar la tortura y las violaciones sistemáticas de los Derechos Humanos como política de gobierno.

Me interesa esto que se plantea en el prólogo esto de que desde la Universidad de Chile, desde la academia, se puede hacer reflexión estableciendo vínculos con la sociedad civil. ¿Cuál es la importancia que le asignas a esto, que ha sido entusiastamente enunciado en la parte inicial del libro?

Yo creo que es muy importante que las universidades y particularmente la Universidad de Chile, que es una universidad nacional, puedan ir pensando en conjunto con la sociedad civil. O sea, los problemas que enfrenta la sociedad civil para actuar soberanamente, en base a sus propios criterios, necesidades y voluntades, siempre requiere un apoyo técnico y sistemático de parte de las perspectivas de las ciencias para ser más eficiente en sus acciones, por eso la alianza de una universidad como la nuestra y la sociedad civil, me parece muy importante en los tiempos que estamos corriendo, porque no hay dudas que la sociedad civil se está proponiendo cambios desde sí misma, lo cual es una novedad en la historia. Por lo tanto, que la Universidad de Chile pueda colaborar con la sociedad civil me parece notable, por eso es que ésta es una muestra del contacto que puede tener el Departamento de Historia de la Universidad de Chile y la Corporación por la paz Villa Grimaldi.

Precisamente se trata de contar la historia de Villa Grimaldi desde la descripción, pero también del testimonio de los que pasaron por ahí. Pero también de situarlo en el proyecto de la dictadura, de la Dina e incluso más atrás en la historia, del Movimiento Popular. Se tiende a describir a Manuel Contreras como un energúmeno, pero él estaba en la idea de que a través de la Dina estaba cumpliendo con un mandato histórico. ¿Cómo podemos describir ese mandato para poder comprender mejor por qué es que cuarteles como Terranova llegaron a tener la importancia que tuvieron?

En el libro tratamos de explicar, desde una perspectiva histórica, el porqué del golpe de Estado y el por qué ese golpe tenía que utilizar la violación de los derechos humanos como un método para producir un “shock” en la población para sacar cierta cultura nacional desarrollista, tendiente a las reformas estructurales, un pensamiento revolucionario, etc. Entonces se requería un “shock” para limpiar de la memoria popular toda esa cultura aprendida y para eso se requería la tortura. Por eso no bastó el golpe, tenía que crearse una suerte de Task Force (Fuerza de Tarea), para llevar a cabo esa erradicación de la cultura popular que se había instalado. Ahora, la persona que sirvió para realizar ese proyecto era Manuel Contreras, ¿por qué?, porque Manuel Contreras era de los pocos oficiales que se formó en la década de los 40, en la época de la Segunda Guerra Mundial, de la Gestapo, etcetera, que imaginó fantasiosamente, un mundo, donde la policía como la Gestapo, podía instalarse, no sólo en chile, sino que también en el extranjero. El proyecto que tenía Contreras era realmente una fantasía. Era el único militar, además, que tenía esta fantasía, porque todos los demás era militares de cuartel, como Pinochet, que no van más allá de las marchas, de las órdenes, etc. Entonces este señor hizo su memoria y sus estudios, en la Escuela Militar, imaginando una policía secreta, tipo Gestapo pero adaptada a Chile y con la idea de proyectarla a nivel internacional en una lucha contra el comunismo internacional.

Y también en Manuel Contreras y la Dina no veían a las organizaciones contra quienes se ejerció la represión como meras organizaciones políticas, hay también la construcción de un imaginario interesante, ¿cómo veía la Dina a estas organizaciones? ¿Qué podemos decir para poder comprender la brutalidad con la que se actuó en villa Grimaldi?

Ahí es donde hay que considerar la historia real del ejército chileno. Hay que considerar que el ejército chileno se formó en la época colonial en una guerra a muerte con el pueblo Mapuche. Fueron siglos en que no sólo hubo guerra propiamente tal, sino que saqueos, robos de mujeres, violaciones, raptos y venta de sus niños, entonces lo que aprendió el ejército, en esos siglos de formación que duró hasta el siglo XIX respecto de quien era su enemigo, eso incluyó todo lo que sería la “guerra sucia”, esa es la cuna formativa del ejército chileno y después del siglo XIX continuó haciendo lo mismo, no sólo contra lo mapuches, sino que contra el pueblo mestizo y adquirió esa cultura de que dentro del territorio hay un enemigo interno que hay que destruir por completo, violando todos sus derechos. Porque el pueblo mestizo nunca tuvo derechos, solamente podemos decir que con la legislación social después de 1925 el pueblo civil tuvo algo de derechos, por lo tanto, el ejército aprendió durante siglos que puede violar los derechos de las personas impunemente. Entonces, es eso lo que pone en juego el ejército cuando desde los Estados Unidos les llega la sugerencia de que hay que detener el gobierno de Allende a como dé lugar y que hay que detener el marxismo a como dé lugar.

Ahora tú planteas que el enemigo que estaba combatiendo Estados Unidos es distinto al enemigo que estaba combatiendo la Dina.

La Dina le agregó a esta lucha entre el Este y el Oeste, entre Estados Unidos y la URSS, esta inquina que tenía contra el pueblo. No deja de ser notable, si escuchamos la última entrevista que se le hizo a Manuel Contreras, este sentido de impunidad que tienen ellos, pueden cometer los peores crímenes, no sólo contra su pueblo, sino que contra la humanidad y no se sienten culpables. ¿Cómo te explicas eso? Que no sean capaces de aceptar culpabilidad. Es por esta cultura antigua, siglos de acción impune contra su pueblo, lo que hizo Silva Renard en Santa María de Iquique, ametralló a más de 3 mil personas impunemente y nunca se sintió culpable y nunca fue juzgado.

¿Qué es lo que la Dina y la dictadura quisieron derrotar con la construcción de Villa Grimaldi y cómo les fue con eso?

La idea fundamental, es que Estados Unidos necesitaba erradicar en Chile,¿ la cultura política relacionada con el nacional desarrollismo o populismo. Es una cultura que se basa en el hecho de que el Estado debe desarrollar al país protegiéndolo del libre mercado. Un desarrollo proteccionista, todo lo contrario a lo que creía Estados Unidos, una cultura nacional desarrollista que estaba instalada en Chile muy profundamente desde comienzos del siglo XX y que se consolidó con los gobiernos radicales y por supuesto con los gobiernos de Eduardo Frei Montalva y Salvador Allende.

Entonces el primer nivel es una derrota de un modelo político.

La derrota de un modelo en tanto que es cultura compartida por la constitución, la clase política y por el pueblo, entonces era una cultura nacional que había que erradicar totalmente.

Luego estaba la idea de derrotar a una izquierda revolucionaria, de insurgencia y luego hay otros niveles como el humanismo profundo de los chilenos desde donde brota la reflexión crítica. 30 años despues qué pasa con esto.

Yo creo que aparte de la derrota de los grupos más radicalizados, hay aquí una cuestión más de fondo, que es destruir la cultura social solidaria, cooperativa comunitaria. Porque pensemos que el socialismo tiene que ver con eso, la Democracia Cristiana, la primera, no la actual, luchaba por establecer un comunitarismo, luego esta toda la fraternidad y la camaradería propia de los pobres, entonces, este lazo asociativo es la base de un concepto también socialista de la sociedad. Destruir esto era muy importante para establecer encima de eso la cultura libre cambista, que exalta al individuo, la competitividad, que son exactamente los valores que se quisieron establecer en el nuevo sistema educacional chileno.

Tu planteas al final, sin embargo, que no lograron destruirlo del todo y que ahora está el germen de la reconstrucción de esa forma de relacionarse.

Hay un capítulo en el libro, que es el que sigue a la descripción de todo este proceso de tortura, que habla de algo que la Dina no previó, que nadie previó, que es la reconstitución de los lazos de camaradería entre las mismas víctimas. En los huecos que dejaba el sistema de tortura, todos los que estuvimos allí, nos hacíamos cariño, nos cuidábamos mutuamente, reconstituíamos la base de nuestro pensamiento que es la solidaridad y eso no lo mataron, podían torturar a la gente, matarla, pero ahí mismo surgía en Villa Grimaldi esta solidaridad que ha seguido creciendo hasta el día de hoy y que se ve reflejada en los movimientos sociales.

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Investigación detalla funcionamiento y rutinas represivas del cuartel y la DINA: Gabriel Salazar relata la historia de Villa Grimaldi

En el libro «Villa Grimaldi (Cuartel Terranova). Historia, testimonio, reflexión» –lanzado hace pocos días por Editorial LOM– el historiador, y ex prisionero político del lugar, entrega detalles exhaustivos del más grande centro de detención, tortura y exterminio de la dictadura. Este es un extracto del libro.

por EL MOSTRADOR

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(…) al cuartel Terranova fue destinado lo más granado del personal de la DINA y los oficiales que, con posterioridad, alcanzaron la más triste celebridad (la mayoría de ellos se había fogueado, sin embargo, en los cuartes Yucatán y Ollagüe). Sólo los generales Arellano Stark, Pinochet Ugarte y Contreras Sepúlveda, que cumplían labores de mando ‘supremo’, no tuvieron relación profesional doméstica con este cuartel. Entre los más notorios cabe citar a Pedro Espinoza Bravo, Marcelo Moren Brito, Raúl Iturriaga Neumann, Rolf Wenderoth (‘Gonzalo’), Miguel Krassnoff, Ciro Torré, Ricardo Lawrence, Gerardo Godoy García, Fernando Laureani, Manuel Carevic, Gerardo Urrich, Osvaldo Romo, Basclay Zapata (el “Troglo”), Tulio Pereira, Francisco Ferrer Lima, Ingrid Felicitas Olderock, Germán Barriga, Osvaldo Pincetti, un grupo de colaboradoras, y otros agentes de menor renombre. En términos generales, el funcionamiento de este personal (y de los no nombrados), descrito en términos burocráticos, era el siguiente:

“El informe diario de detenidos se realizaba de lunes a viernes, y el documento del día lunes incluía a los detenidos del fin de semana. Su contenido se basaba en la información que proporcionaba cada grupo a las brigadas Caupolicán y Purén. El resumen de cada uno de estos informes lo realizaba Rolf Wenderoth, o su segundo hombre, Eugenio Fieldhouse, y era escrito a máquina por un suboficial de carabineros de apellido Barra. Allí se consignaba el nombre del detenido, su nombre político, si era militante, su filiación política, puesto que ocupaba en la organización, fecha y grupo que se responsabilizaba de su detención, cargo que se le formulaba, número de su cédula de identidad y un casillero con el rubro ‘observaciones’. Los estafetas llevaban informes desde Terranova al cuartel general, y traían de vuelta información remitida… El 1 de abril de 1976 inició sus funciones la Central de Operaciones que organizó Pedro Espinoza, con un turno de noche, a cargo de oficial de turno, y analistas. Al grupo de analistas se incorporó personal civil, profesionales con categoría de oficial, una secretaria dactilógrafa y un conductor… El grupo de analistas estaba formado por 33 personas… María Alicia Uribe, de nombre político ‘Carola’ en el MIR, también detenida y posteriormente funcionaria de la DINA con alias ‘Gloria’, fue designada secretaria del director Pedro Espinoza… Desde el 7 de mayo al 23 de diciembre de 1975 trabajé en el cuartel Terranova como secretaria de Rolf Wenderoth, jefe de la plana mayor. El 1 de marzo de 1976 me trasladaron al cuartel general de calle Belgrado Nº 11 como analista del Departamento de Inteligencia Interior”

[1].

Se observa que las dramáticas sesiones de tortura que estallaban día y noche en el cuartel, donde se llegaba al límite y aún más allá de la resistencia humana al dolor y la muerte, daban paso luego a un cansino ejercicio burocrático de analistas, secretarias, estafetas, y a idas y venidas de personal subalterno, llevando y trayendo formularios rellenos escolarmente con frases estereotipadas, que terminaban depositados en un oscuro archivo del cuartel general. Luego de inspirar, por cierto, nuevas órdenes para nuevas detenciones, nuevos tormentos y nuevos papeleos. Ni el desesperado griterío de la tortura ni el espeso silencio de los asesinatos detenían la gimnasia burocrática de la “inteligencia” militar; al contrario: la nutrían y agilizaban, casi con las convicciones de una “profesión” respetable. Y todo eso en función de reducir personas vivas (marxistas) a una condición de muerte, para obtener de allí la posibilidad de llegar a otras personas vivas (otros marxistas), y así repetir el mismo ejercicio. Se comprende que en esta vorágine militar, de ataque continuo a personas vivas, no había lugar para pensar qué procesos históricos profundos estaban en juego (muriendo o naciendo), ni qué ideas podrían, eventualmente, subordinar esa vorágine a una racionalidad social de contenido valórico superior. Por eso, la “información” militar nunca fue “conocimiento” verdadero. Sólo fue pretexto de mandato. O algo menos.

Por eso, los jefes y el personal arriba citados nadaron sin sentido trascendente en un mar caótico, donde sus ‘medios’ pesados pulverizaban sin cesar sus ‘fines’ livianos. Un mar de asesinatos sin sentido. Y un tsunami de culpas por purgar.

En cuarto lugar, Villa Grimaldi se constituyó en el cuartel donde la DINA, a diferencia, por ejemplo, de la AGA (Academia de Guerra Aérea), representó, a título de “solista”, las especificidades de sus métodos de tortura. Por ejemplo, a diferencia del AGA (donde el interrogatorio y la tortura eran dispensadas sólo por el oficial destinado a cada uno de los detenidos), los agentes de la DINA en Villa Grimaldi intervenían todos personalmente (excepto Krassnoff, que sólo daba las órdenes) en el maltrato a los detenidos. Asimismo, por ser de los cuarteles secretos el único donde en su interior podían circular vehículos motorizados, se usó como método de tortura pasar camionetas por sobre las piernas de los detenidos. O desollar personas con líquidos hirvientes. O asesinar jóvenes agonizantes a cadenazos. Incluso, en 1978 –cuando ya la DINA había sido disuelta– el Cuartel Terranova fue un lugar ocasional para operaciones de exterminio[2]. En este cuartel, por tanto, los militares chilenos se superaron a sí mismos.”

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[1]“Declaración de Luz Arce”, como Nota Nº 23. También en Marcia Merino Vega: Mi verdad. Más allá del honor, yo acuso (Santiago, 1993. Impreso en ATG. SA), pp. 82 et seq.

[2] “Declaración de Luz Arce”, Expediente Villa Grimaldi. Rol 2182-98, tomo VI a. Episodio Carlos Gustavo Gutiérrez.