Con la presencia de su autor, el poeta Raúl Zurita y del equipo de ‘Los Latidos de la Memoria’ que investiga y difunde micro biografías de la vida cotidiana de detenidas y detenidos y desaparecidos, y ejecutadas y ejecutados políticos durante la dictadura civil-militar en Chile (1973- 1990) desde la memoria de sus familiares y amigos, fue presentado el libro “Canto de los Hijos Solos”, de Editorial Cuneta, en el Parque por la Paz Villa Grimaldi.
Este libro es un llamado a nunca renunciar al recuerdo y un objeto de memoria, constituido a partir de reminiscencias familiares -recolectados por el proyecto ‘Los latidos de la memoria’- de un grupo de detenidos y detenidas desaparecidas. En este, Raúl Zurita cuestiona poéticamente sobre nuestra capacidad para recordar, trayéndonos de vuelta lo íntimo, lo amoroso de madres, hermanas, tíos, padres y abuelos que fueron arrebatados violentamente del regazo de sus seres queridos, de los altares hogareños, de la vida, por una dictadura asesina que rasgó a miles de familias dejando un vacío absurdo y doloroso.
En la presentación se encontraba el miembro del directorio de la Corporación Parque por la Paz, Alberto Rodríguez, quién contó de qué manera se enteraron del Proyecto y la necesidad de contar ellos su historia, con sus propias voces; Verónica Bueno, testimoniante en dicha publicación; Paulina Pavez-Verdugo, miembro del equipo de ‘Latidos’, quien hizo una reseña del mismo y recordó que este año cumplen 10 años de labor con el proyecto y el poeta Raúl Zurita, quien realizó una lectura de algunos párrafos del texto.
En el marco de la presentación de este libro, la vicepresidenta del directorio de la Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi, Mariana Zegers, realizó la lectura de un texto de su autoría y que queremos publicar en su totalidad y compartir con ustedes.
Recuérdalo tú, recuérdaselo a otras y otros.
Desde Villa Grimaldi, sitio de memorias, nos honra contar con su presencia para juntas y juntos, volver a pasar por el corazón, recordar, acompañadas y acompañados del poeta Zurita y Editorial Cuneta, de Los Latidos de la Memoria y, especialmente, de quienes se quedaron aquí, en este lugar y en nuestra geografía completa:
(…) todo nuestro amor está aquí, y se ha quedado:
– Pegado a las rocas al mar y a las montañas.
– Pegado, pegado a las rocas al mar y a las montañas.
Recordamos esta frase escrita por Raúl Zurita en plena dictadura y que encabeza el Memorial de los detenidos desaparecidos y ejecutados políticos del Cementerio General.
Son sus historias las que dan vida a este sitio, recuérdalo tú, recuérdaselo a otros, construyamos memorias colectivamente.
Es lo que nos reúne hoy aquí. Es parte de nuestra misión. Acogemos aquí estas memorias; ellas se escuchan en el sector de las celdas, entre los abedules y el Ombú, en el Muro de los nombres, en el Jardín de las Rosas, en la Sala de la Memoria y en La Torre. Resuenan junto al eco del mar en el Monumento rieles, que guarda un pedacito de la incansable lucha por verdad y justicia. Un trozo de riel y un botón de nácar, vestigios del horror perpetrado. Resuenan en los más de 300 testimonios que en sus diferentes colecciones reúne el Archivo Oral y en los recorridos pedagógicos donde recibimos a diversas comunidades, principalmente de jóvenes estudiantes.
Con 50 años de pactos de silencio, con el duelo permanente y el peso de la impunidad
¿Cómo seguiremos recordando?
Probablemente, con la persistencia que nos caracteriza.
Recordar resistiendo
¿Y cómo se resiste hoy?
Con la conciencia de que estamos en un momento de crisis y regresividad de los derechos humanos a nivel mundial, y que nuestra tarea es hacer memoria para contribuir a la verdad, a la justicia, a la reparación y a la no repetición en estas condiciones.
Tal vez el ejercicio de memorias de Los latidos de la memoria y las mismas prácticas en pedagogía de la memoria y educación en DDHH nos den una clave: humanizar, “hacer humano, familiar y afable”, en las dimensiones más cotidianas de la vida. Resistir por el valor de la vida. De las vidas que aquí fueron arrebatadas, que cruzan y rompen como si fueran fallas geológicas nuestro territorio, nuestros propios cuerpos y biografías. Resistir con solidaridad y sentido de comunidad.
Historias como las que inspiraron estos poemas debemos seguir recordando. Historias sencillas; de amor, de dolor, de compromiso, de alegrías, de sueños y de apuros. Historias que se parecen a los desiertos del amor desaparecido. Y así se llama Chile, y así se llaman los países que se resisten a olvidar, “…que aquí nada, ninguno de nadie está olvidado…” porque como escribe la poeta Elvira Hernández:
De niña, cuando escuchaba la canción de Illapu Tres versos para una historia, que habla de un detenido desaparecido y de la vida que continúan en su ausencia su compañera y su pequeño hijo Manuel, pensaba que estaba dedicada a mi mamá Teresa y a mi hermano Manuel, hijo de Hugo Ríos Videla, detenido y desaparecido desde el 14 de febrero de 1975 hasta el día de hoy. Rápido supe que en mi país había tantos hijos solos como nuestro Manuel, tantas compañeras como Teresa, tantos ejecutados y desaparecidos como Hugo…ellas y ellos inspiran nuestras luchas y nuestros poemas.