A cinco años del estallido social, en nuestra frágil democracia las garantías de no repetición no están dadas: los cientos de traumas oculares, las detenciones arbitrarias, la represión a la protesta, los muertos por la acción de agentes del Estado y las denuncias por tortura lo hicieron visible. ¡Nuestras demandas aún siguen vigentes!