Este 11 de noviembre se cumplen cuarenta años de la inmolación del obrero Sebastián Acevedo Becerra, frente a la iglesia Catedral de la ciudad de Concepción. Esta decisión la adoptó tras dos días de búsqueda frenética de sus hijos Galo y María Candelaria Acevedo Sáez, sin obtener noticias de las condiciones en que estaban y el lugar de detención donde los llevaron sus captores.

Hoy, uno de esos jóvenes secuestrados en 1983 por la Central Nacional de Informaciones (CNI)  es María Candelaria, actual diputada del Partido Comunista por el distrito 20 del Bio Bio, para quien la inmolación de su padre se enmarca dentro en la violencia sistemática ejercida por la dictadura militar desde el 11 de septiembre de 1973.

“En la conmemoración de los 50 años del golpe de estado, el debate se ha centrado equivocadamente en que si el gobierno encabezado por Salvador Allende fue un buen o mal gobierno, y no en que tras el golpe se asesinó, se hizo desaparecer y hubo presos políticos, todo lo cual resulta mucho más grave que cuestionarse si tuvieron o no razón las fuerzas armadas para dar el golpe”.

María Candelaria puntualiza que es este contexto violento e injusto el que hace entendible la inmolación de su padre el 11 de noviembre de 1983. “En esta situación se conjuga lo que nos hizo la dictadura con lo que fue su inmolación, porque cuando fuimos secuestrados por la CNI no se sabía qué suerte correríamos mi hermano y yo; después de unos días yo fuí liberada y mi hermano pasó directamente a la cárcel”.

“Lo que hizo mi padre tiene que ver con las casi dos décadas de represión e injusticia que vivimos, por esto hoy es tan importante mantener la memoria y continuar exigiendo toda la verdad, toda la justicia y que nunca más vuelva a ocurrir esto en Chile. Si bien es cierto que se ha avanzado en reconocimiento -como los informes sobre violaciones a los derechos humanos- en lo principal no existe la verdad y justicia que uno quisiera, sino más bien resuenan las palabras del ex pdte Aylwin cuando dijo “justicia en la medida de lo posible”.

Para la diputada, “tiene que existir una política de Estado que apoye y refuerce el traspaso de la memoria a las nuevas generaciones, lo que debe partir en los colegios. El Estado debe asumir su rol y responsabilidad, porque ha faltado voluntad política y eso ha permitido que se levanten ideas negacionistas sobre las violaciones de los derechos humanos”.

En este sentido, añade María Candelaria Acevedo, “hay sectores reaccionarios de nuestro país que han propuesto que no tengamos ni la verdad ni la justicia afirmando que los militares que violaron derechos humanos fueron solo “algunos” y no las instituciones armadas, lo que tiene un efecto tremendo sobre lo que está pasando. Si las FFAA hubiesen asumido la responsabilidad de estos crímenes, probablemente tendríamos otra realidad. Pero no ha habido gobierno que asuma esta tarea, quizá por temer que den otro golpe de estado, aunque ya sabemos que no es necesario porque los parlamentos o congresos pueden impedir que los presidentes sigan gobernando”. 

Finalmente, la diputada valoró las distintas creaciones que desde el mundo de la cultura abordan la inmolación de su progenitor. “Se hizo un documental sobre mi padre (“El Don Absoluto «), una obra de teatro y canciones y todo ello debe servir para que los jóvenes puedan conocer la historia y la memoria. Con que vean el documental 50 personas estoy tranquila, porque quienes lo vean van a comentar y transmitirán a otros jóvenes sobre lo que ocurrió y eso es lo fundamental”, agregando que “va a funcionar como una cadena cuyos resultados no serán de un día para otro porque es un proceso largo; mañana yo ya no estaré, pero estarán mis hijos y mis nietos para continuar con la memoria, porque son esas generaciones las que no han vivido lo que nosotros vivimos y que no son tan politizadas como nosotros, pues ellos dicen “no me meto en política”, cuando la política tiene que ver, entre otras cosas, con la cultura, que nos sirve para preservar la memoria” remarcó la diputada.