Este 20 de junio se conmemora el Día Mundial del Refugiado en homenaje a las personas que son forzadas a huir de sus hogares, como ocurrió con miles de chilenos tras el golpe de Estado de 1973, obligados a marchar a los países dispuestos a acogerlos. En este proceso fueron fundamentales los diplomáticos y trabajadores de organismos humanitarios que hicieron posible el refugio a los perseguidos, gestionando su salida como también la acogida en otros países.

En esta labor -y en el caso chileno- destacaron diplomáticos como Harald Edelstam -embajador en Chile del Reino de Suecia- y el diplomático argentino Roberto Kozak, representante en Chile del Comité Internacional de las Migraciones Europeas (CIME) quien desde su puesto ayudó a salvar la vida de unos 30 mil perseguidos políticos, entre ellos el médico Patricio Bustos y la recordada secretaria general de Villa Grimaldi Teresa Izquierdo Hunneus, entre otros.  

El diplomático, considerado el Schindler latinoamericano, falleció el 4 de septiembre de 2015 a la edad de 73 años. Su deceso causó enorme pesar entre quienes fueron favorecidos por su labor humanitaria. Patricio Bustos calificó a Kozak como un “héroe anónimo de la resistencia chilena, gracias al rol que hizo para rescatar a los presos que estábamos reconocidos y, además, apoyar nuestra reinserción en alguna parte del mundo”.

Por su parte, Teresa  Izquierdo, en conjunto con otros sobrevivientes de Villa Grimaldi y ex prisioneros de campos de concentración de la dictadura beneficiados por los esfuerzos de Kozak, organizaron un acto de homenaje en Villa Grimaldi, en septiembre de 2015, el cual incluyó la plantación de un árbol en su recuerdo.

El 10 de diciembre de 2015 se efectuò un acto de homenaje a Roberto Kosak, reuniendo a familiares como ex prisioneros políticos y activistas de derechos humanos, quienes procedieron a plantar un árbol en su homenaje.

En la ocasión, Teresa Izquierdo se refirió a él como un hombre valeroso «que una noche en que ya no sabía qué hacer, porque no resultaban los trámites para permitir mi salida de Chile, se quedó conmigo en su oficina de Los Leones y dormimos en el suelo. Era demasiado peligroso que volviésemos a su casa, así que ese hombre tan refinado y buen mozo, se sacó los zapatos, su chaqueta, su camisa con colleras y se instaló dentro de un buzo deportivo, se acostó tranquilamente, desafiando a los represores que tenían sus autos estacionados en la puerta y no podían entrar porque estaban en un recinto diplomático”, recordó.

En tanto Rodrigo Del Villar, sobreviviente de Villa Grimaldi, recordó como Roberto Kozak “finalmente me consiguió visa para Suecia y él, personalmente el día de mi partida, me acompañó al aeropuerto. Posteriormente, ayudó a mi querida compañera, Silvana, a salir del país, siempre preocupado de nuestra seguridad”, rememoró Del Villar.

En 1994 el Estado Chileno confirió a Roberto Kozak su máxima condecoración, la Orden al Mérito Bernardo O’Higgins, en grado de Gran Cruz, mientras que el Gobierno de Italia lo condecoró con la Orden al Mérito con el grado de “Comendatore”. En abril de 2015 el Congreso le otorgó la nacionalidad chilena por gracia, resolución que solo fue publicada un dia antes de que falleciera.

Nueve años despúes, en estos días, asi luce el árbol plantado en recuerdo del diplomático.