El 25 de febrero de 2020 fue la última vez que el sacerdote Mariano Puga participó en una manifestación pública, en este caso demandando la libertad de centenares de jóvenes encarcelados por participar en las movilizaciones del denominado “estallido social”, de octubre de 2019. A pesar de lo avanzado de su enfermedad, el religioso se hizo presente en la manifestación oficiando una misa por la liberación de los presos, en su mayoría sometidos al abuso de la prisión preventiva. Dos semanas después de esta demostración de compromiso con los derechos humanos, el 14 de marzo, se extinguía la vida del cura obrero.

A un año de su partida, la Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi se hace parte de los múltiples actos en recuerdo y homenaje a este hombre entrañable, figura destacada de la iglesia popular chilena y ex prisionero del cuartel Terranova, torturado y ultrajado como los miles de mujeres y hombres que fueron secuestrados en este recinto.

Mariano en Villa Grimaldi

Sin duda lo que Mariano vivió en Villa Grimaldi y el sufrimiento del que fue testigo lo marcó para el resto de su vida. En su testimonio lo señala como un lugar donde pudo comprobar la capacidad de maldad en la raza humana y la capacidad de matar los sueños de otros. Tal vez por esto, asumiendo la proximidad de su muerte, eligió al ex recinto de secuestro, tortura y desaparición como lugar de despedida, y nos regaló un de los actos más emotivos y masivos que hayamos realizado en los últimos años.

También nos legó la frase que encabezó su adiós:  “Villa Grimaldi, calvario de Chile y lugar de reencuentro”, palabras que reflejan en buena medida lo que somos como sitio de memoria: un calvario convertido en espacio de rescate de memorias de resistencia y de lucha humanitaria, un lugar de educación y por cierto de encuentros y reencuentros, entre todas y todos los que promovemos el pleno respeto a los derechos humanos y luchamos por la justicia.

Tal vez el momento de mayor emoción en su despedida fue la interpretación de la canción El Aparecido por la orquesta Amigos de Mariano, la que fue coreada a todo pulmón por los cientos de asistentes en una conmovedora demostración de afecto por este hijo de la rebeldía, alto como un campanario, que migraba hacia la memoria de su pueblo en medio de cantos y palmas.

Con su recuerdo vivo , reiteremos todas y todos su postrera demanda: 

Libertad a los presos políticos del estallido¡¡