Un emotivo homenaje en recuerdo de la figura Carmen Díaz Darricare se realizó en el Parque por la Paz Villa Grimaldi, al cumplirse 50 años de su detención y desaparición.
La actividad fue organizada por su sobrina, Lilia Díaz, quien junto a su madre ha continuado durante todos estos años buscando mayores antecedentes de lo que ocurrió con Carmen Díaz tras su detención, quien con 24 años era estudiante de Enfermería de la Universidad de Chile en la sede Temuco y militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR.
La actividad fue acompañada con canciones y recuerdos como el valioso testimonio sobre los momentos que compartieron Carmen y las sobrevivientes de Villa Grimaldi,Amelia Negrón Larre y Gladys Díaz, además de una carta de María Isabel Matamala Vivaldi mediante una carta, todas testigos de la permanencia de Carmen Díaz en este recinto.
Amelia Negrón
En nombre del directorio de la Corporación Par que por la Paz habló su presidente, Alejandro Núñez, quien recordó que “la mañana del 13 de febrero de 1975, agentes de la siniestra Dirección de Inteligencia Nacional, DINA, irrumpieron en el hogar de Carmen, siendo secuestrada junto a Iván Montti Cordero y el hijo de éste, Eugenio Montti Araya, ‘Coné’, de tan solo cinco años de edad”.
“Horas después —continuó Alejandro Núñez— correrían la misma suerte Alan Bruce Catalán y Sergio Vásquez Sáenz, todos ellos militantes de la resistencia antidictatorial y del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). El grupo fue confinado en la torre de este recinto y luego hecho desaparecer, a excepción del niño, que fue ingresado ilegalmente en un hogar de menores administrado por Carabineros”.
Alejandro Núñez
“La imagen, la dramática escena que protagonizó junto con ‘Coné’, ella con la vista vendada, tomada de
“La mano del niño en medio del horror y la violencia del cuartel Terranova”, recalcó Alejandro Núñez, “emociona y alienta a redoblar la lucha por el pleno respeto a los derechos humanos, más aún en la actualidad, frente al fortalecimiento del neofascismo de estos tiempos, los que se expresan a nivel planetario, que amenaza con desatar la violencia extrema contra las poblaciones más vulnerables y desprotegidas”.
Por su parte, Lilia Díaz, sobrina de Carmen y conductora del homenaje, señaló que “lo que se generó aquí fue una suerte de catarsis porque, así como lo dije en el discurso, ni sus padres ni su hermano ni sus tías ni nadie hizo algo por ella, solo mi madre y yo, y ahora espero que después de esto se pueda construir su historia”.
Para Lilia Díaz, “la figura de Carmen es más que el paso por Villa Grimaldi y fue más que la estudiante de enfermería; como mujer, también vivió distintas transformaciones». Por ejemplo, ella no era de izquierda de cuna, entonces, sufrió esa transformación maravillosa, esa metamorfosis, si podemos llamarle así, y se gatilla a propósito de irse a estudiar al sur de nuestro país y conocer la realidad descarnada de la miseria en Temuco y sus alrededores y eso es lo que hoy se instala a partir de este acto homenaje por los 50 años de su desaparición y atención”. Finalizó Lilia Díaz.