Este 26 de junio se conmemora el Día Internacional en Apoyo de las Víctimas de la Tortura y en nuestro país, desde mayo del 2020, funciona el Comité para la Prevención de la Tortura -CPT-, consolidándose como una nueva institucionalidad de Derechos Humanos en el país con el objetivo de adoptar medidas para cumplir los estándares nacionales e internacionales en esta materia. Para ello, el CPT realiza visitas periódicas no anunciadas a distintos recintos que albergan a personas bajo cuidado y/o custodia del Estado, es decir, hospitales psiquiátricos, residencias para personas mayores, residencias de protección de niñas, niños y adolescentes, recintos penitenciarios y comisarías, entre otros.

Para ahondar un poco más en las funciones de esta institución, conversamos con Luis Vial, presidente del CPT, quien recalca que en estos cuatro años de ejercicio “se ha hecho un esfuerzo por tratar de cumplir el mandato que  se nos encomendó  cubriendo distintos lugares de privación de libertad verificando el cumplimiento de estándares internacionales de DDHH, lo que varía según el organismo que estamos monitoreando con sentido preventivo”. Esto significa –agrega- “que tenemos que visitar lugares donde las personas están bajo la custodia o bajo el cuidado del Estado el cual desempeña un rol que le impone cumplir obligaciones y garantías. Para lograr que se cumplan estas obligaciones nosotros no nos quedamos en el registro de los malos tratos, las penas crueles o la tortura, sino que tratamos de entender por qué ocurrió y cómo hacemos para que esto no vuelve a ocurrir y cómo generamos garantías de no repetición”.

“En Chile tenemos dificultad para comprender que los derechos humanos son para todos y se ha instalado en el discurso y en el debate público la visión de estos derechos como algo opuesto a la seguridad de las personas y es todo lo contrario”, enfatiza el presidente del CPT, “los derechos humanos nos entregan una visión integral que no es opuesta a la seguridad; incluso, si utilizáramos los derechos humanos para avanzar en materia de seguridad de las personas sería algo mucho más beneficioso para todas ellas y para la sociedad en su conjunto”, recalcando que “en ese sentido, tenemos un problema de educación y de conciencia, donde claramente es necesario que desarrollemos como sociedad una mejor comprensión de lo que son los derechos humanos”.

“En cuanto a las instituciones, señala Luis Vial, ya sea en las que tienen bajo su custodia a personas privadas de libertad o tienen el resguardo de niños vulnerados o personas con problemas graves de salud mental en todas  tienen muchas dificultades para entender este paradigma de los DD.HH y encontramos que no solamente tenemos una brecha en la comprensión de estos derechos, sino también una brecha importante en cómo se aplican en el trabajo del día a día. Hay distintas realidades, como ocurre con los funcionarios de Gendarmería”, puntualizando que “ muchas veces no existe la especialización en materia de salud, por ejemplo, para poder entregar esos servicios que son derechos también que la persona que están privadas de la libertad y que no pueden entregarse manera adecuada ya que requieren de una cooperación de otros servicios del Estado”.

BUEN TRATO PARA NO DESHUMANIZARSE

En este escenario, señala el presidente del CPT, aún se cree  que porque salimos de una dictadura el problema de los derechos humanos  tiene que ver básicamente con nuestro pasado, pero tienen mucho que ver todavía con nuestro presente y es triste darse cuenta que si bien los niveles de abuso que vivimos en dictadura no son los mismos de ahora, el abuso en el uso de la fuerza por parte del funcionario estatal puede adquirir formas similares a las del pasado. Por ello, las instituciones tienen departamentos nacionales de DD.HH, tienen departamentos regionales y encargados locales de derechos humanos y se ha ido construyendo un sistema que muy poco a poco va generando una conciencia que nos permita avanzar para cumplir con las distintas convenciones y tratados que a nivel país hemos firmado”.

“Lo que debemos trabajar y mucho”, agrega Luis Vial, “es en el buen trato, en cómo mejoramos y somos capaces de empatizar con el otro y generar, en definitiva, una relación más humana ante esa deshumanización que muchas veces se produce porque estamos un poco ‘automatizados’”. Creo que cuando hablamos de prevención esta no solo debe operar sobre lo que ocurre dentro de los recintos de privación de libertad, tiene que haber una prevención afuera trabajando más con los jóvenes y con los niños”, enfatizando que “debiera ser un tema prioritario… todos lo dicen, pero todavía nos cuesta mucho avanzar en esa dirección; se ha ido mejorando la institucionalidad  y el modelo, pero todo este trabajo que se hace para poder instalar las oficina locales de la niñez y fortalecer el servicio especializado en la ella o generar un nuevo servicio de reinserción social juvenil  requiere una mirada más integral y preventiva, ¿qué hacemos para fortalecer a la familia? ¿Cómo trabajamos con las personas para que justamente no tengan estos problemas de vulnerabilidad? Porque finalmente tú ves que las personas que están en las cárceles vienen generalmente de hogares desestructurados que ya han pasado por instituciones”. Por ello, finaliza, Luis Vial, “si fortalecemos la prevención en ese ámbito, una parte importante de los problemas que hoy se suscitan se reducirían y, por lo menos, lo estarías abordando desde otro enfoque y hablaríamos más de prevención y menos de represión como ocurre en nuestros días”.