Por Mariana Zegers I.
Vicepresidenta Parque por la Paz Villa Grimaldi.

Memoria

El estallido social o revuelta popular no es parte del pasado. Por más tierra que se le intente poner encima. Por más amnesia y neoliberalismo incrustado en nuestra sociedad. Por más décadas de este modelo individualista.

Es cierto que el tejido social también adolece de los males del modelo; sin embargo, desde nuestros pequeños espacios podemos contribuir a trenzar el tejido y a mantener la memoria viva; no solamente de las violaciones a los derechos humanos cometidas ayer y hoy, sino también la memoria de las luchas y reivindicaciones históricas de los grupos oprimidos de este mundo, que es uno solo.Memoria viva es este sitio.

Memoria cuyo eje es la vinculación pasado presente.

No olvidar. A 5 años, nos toca impugnar -y ojalá subvertir- los discursos sesgados del “estallido delictual” que se repiten en las noticias y diarios tradicionales; los que buscan borrar la masiva participación pacífica, el florecer artístico que significó y el trasfondo de las demandas por derechos sociales que se tomaron las calles, que siguen vigentes hasta el día de hoy.

Y pese a que hay quienes persiguen borrar las violaciones a los derechos humanos -tal como se hizo en dictadura, tal como se intentó hacer con este lugar- allí están las huellas, indesmentibles, en los cuerpos de quienes las llevan.

Justicia y Verdad

Ya décadas han pasado de esa frase que marcó el sello de nuestra transición: «la justicia en la medida de lo posible”; décadas de una justicia incompleta.

Una justicia con sabor amargo, porque ha sido insuficiente, porque llega tarde y sin verdad… ¿Dónde están? ¿Cuántas y cuántos han muerto sin saber? ¿Cómo se lleva ese peso?

Debe exigirse toda la justicia.

Pero sabemos también que la justicia que tarda no es justicia.

Es necesario insistir en que las violaciones a los derechos humanos ocurridas en el contexto del estallido social no queden impunes. La impunidad sólo garantiza la repetición de los hechos.

Ante los cercos informativos y la proliferación de las noticias falsas, reivindicamos el derecho a la verdad como primera reparación y restitución de la dignidad. Estos son deberes del Estado en materia de derechos humanos.

Pero los derechos humanos en este mundo tambalean. Vemos el genocidio en las redes sociales. Basta con el veto de un sólo país poderoso para frenar cualquier acción que pretenda terminar con estos horrores.

La memoria, la justicia, la verdad, la reparación y las garantías de no repetición seguirán siendo nuestros principios orientadores, pero no podemos obviar que los derechos humanos se vulneran constantemente en el mundo hoy ante la mirada de toda la comunidad internacional, la misma que es partícipe en la construcción de este sistema de protección de derechos humanos que no se ha logrado imponer a la concentración del poder ni a las guerras que unos pocos poderosos inventan.

Seguiremos trabajando por promover una cultura respetuosa de los derechos humanos. Derechos fundamentales que, con todas sus complejidades y contradicciones, sientan las bases mínimas de la convivencia democrática.

Y en esta frágil democracia, las garantías de no repetición no están dadas. Los cientos de traumas oculares, las detenciones arbitrarias, los muertos por acción de agentes del Estado, las denuncias por tortura y la sistemática represión a la protesta lo hicieron visible.

Memoria, justicia y verdad. No a la impunidad